Vehículos con alto coeficiente 'intelectual'
Claudia C. Garcés
Redactora de EL TIEMPO
Hace menos de una década, considerar la posibilidad de tener un vehículo que hablara o contestara a las órdenes de su dueño, o que cuestionara hasta la manera de conducir del piloto, era una completa utopía que solo era posible en producciones de ciencia ficción, como el 'Auto fantástico', una serie norteamericana muy bien recibida entre los años 1982 y 1986, protagonizada por David Hasselhoff, en la que Kitt, un Pontiac Firebird, hace toda una demostración de destrezas y capacidades de alta tecnología.
Pero hoy esos arranques se quedaron cortos con los avances que incorpora ahora la ciencia automotriz en los modelos, especialmente de lujo, en los que hay un nivel de automatización que no le dan cabida a la intervención humana.
Desde esta perspectiva, muy rápidamente, la realidad supera la ficción. Lo cierto es que los expertos dicen que, al año 2020, los automóviles inteligentes dominarán las vías y serán capaces de captar señales sensoriales, verificarán la edad, el sexo y el estado cognitivo del conductor, sosteniendo conversaciones con él, a través de sistemas de radio, GPS, igual a como lo hiciera Kitt con Michael Knight.
El cerebro del auto
Básicamente, el carro inteligente se estudia con un computador de avanzada, con el que el conductor establece su manejo por medio de la voz y puede, además, recibir respuestas auditivas por parte del ordenador de abordo.
Para tal efecto, el vehículo cuenta con varios micrófonos situados en la parte frontal y la información se escucha a través de altavoces. De esta forma, el piloto puede exigir al computador que busque el atajo más rápido para llegar al destino, y este, de una forma ágil, escudriña por medio del sistema GPS las vías más apropiadas y, en cuestión de segundos, emite la información requerida.
Así mismo, se le puede exigir que busque una canción determinada y, si no la tiene guardada en su memoria, se encarga de bajarla de Internet. También puede detectar los radares que miden la velocidad, o decirle al vehículo que tome el mando, con el fin de ajustarla para no pasar el límite establecido.
También lee los correos electrónicos, a los que puede contestar sin tocar ningún teclado. Y para quienes gustan seguir trabajando, lo pueden hacer de una forma segura, gracias a los controles de trayectoria y de velocidad automática, reguladores de distancia, radares anticolisión, conducción electrónica, detectores de temperatura y de luz, sistemas...
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