La venganza de las víctimas - Núm. 59, Enero 2017 - Revista de Estudios Sociales - Libros y Revistas - VLEX 667464777

La venganza de las víctimas

AutorSandrine Lefranc
CargoDoctora en Ciencia Política por el Institut d'Études Politiques de Paris, Francia
Páginas140-144
140
La venganza de las víctimas*
Sandrine Lefranc**
DOI: https://dx.doi.org/10.7440/res59.2017.12
* Traducción de Vicente Torres, Doctor en Littérature et
Civilisation Françaises por la Université Sorbonne Nouvelle -
Paris 3 (Francia), profesor asociado de la Universidad de los
Andes (Colombia).
** Doctora en Ciencia Política por el Institut d’Études
Politiques de Paris (Francia). Investigadora científica
del Institut des Sciences Sociales du Politique, CNRS/
Université de Paris Ouest/École Normale Supérieure de
Cachan. * sandrinelefranccnrs@gmail.com
Las víctimas de violencia política sueñan con la
venganza. ¿Quién lo imaginaría? ¿Qué más puede
desearse después de haber sido envilecido, aterro-
rizado, desposeído de cuanto se tenía y de lo que se era,
después de saber que sus parientes fueron torturados,
asesinados y sus cuerpos “desaparecidos”, o después de
haber padecido uno mismo la tortura y la degradación?
Vengarse de quien nos ha hecho sufrir se revela como
una pulsión universal del individuo. “Revenge […] is
a universal phenomenon […] much revenge behavior
is impulsive, conceived and executed in the rage of
the moment” (Elster 1990, 862). En contextos donde
siguen conviviendo quienes han ejecutado y padecido
una violencia extrema —como suele ocurrir después de
represiones, guerras civiles o genocidios—, este apetito
de venganza puede parecer legítimo para algunos,
mientras que para otros aparece como una amenaza
que se debe encauzar. Quienes en particular inter-
vienen en el seno de organizaciones internacionales
cuando un conicto llega a su n piensan a menudo
que es necesario luchar contra la voluntad de venganza
de las víctimas. Temen las consecuencias que puedan
tener tales represalias —que se presumen desestabili-
zadoras— en el nuevo marco político.1
Y, sin embargo, sería difícil armar que las víctimas
de la violencia política en realidad llevan a cabo actos
de venganza. Muy a menudo esta es evocada pero de
manera puramente teórica. Claro que algunos hombres
que cometieron u ordenaron crímenes políticos fueron
asesinados. Tal fue el caso de Jaime Guzmán Errázuriz,
actor importante del Gobierno chileno de Pinochet,
asesinado en 1991, o de algunos ejecutantes del genocidio
judío cometido bajo el Tercer Reich. Pero no son muchos,
a fortiori, si se tiene en cuenta el número de sus víctimas.
Los pocos casos que han sido identicados como repre-
salias contra criminales políticos tienen además poco
que ver con una pulsión vengativa de las víctimas. Rara
vez la venganza es el hecho de una víctima contra quien
le ha causado daño. Hay quienes lo hacen en su propio
nombre —grupos militantes o militares, como es el caso
del grupo Berih’ah d’Abba Kovner, que se unió además
al Ejército israelita— (Segev 1993, 140-152). No lo hacen
de una manera impulsiva sino más bien colectiva y
1 Dos ejemplos, ent re otros posi bles: una confe rencia
organiz ada en Bogotá por la r evista Semana , y la cual
reunió a a ltos responsa bles con motivo de la ne gociación
de los acuerdos d e paz en Colombia ht tp://colombia-kaf.
ictj.org/role-tr uth-peacebuild ing-complexities- contribu-
tions-and-my ths, y el in forme 2011 del Centro Inter nacional
para la Jus ticia Transi cional (res pecto a Túne z, https://
www.ictj.org /sites/default/files/ICTJ-Global-An nual-Re-
port-2011-English_0.p df

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