4. La judicatura: historia, contenido y marco ético
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4. La judicatura: historia, contenido y marco ético 41
4. LA JU DICATURA:
HISTORIA, CONTENIDO Y MARCO ÉTICO
A) EL JUE Z EN NUESTRA TRA DICIÓN HISTÓRICA: BREVE RESEÑA
Detrás de los conceptos ya descritos hay una larga tradición histórica; la
que ha destacado la persona del Juez y le ha marcado sus más nobles exigencias.
Ya para Sócrates, el Juez debía poseer estas cualidades: oír cortésmente,
contestar con prudencia, reexionar con cordura y decidir imparcialmente58.
Homero en sus poemas decía que hacen falta dos elementos para la vida digna
de la polis: la justicia como virtud fu ndamental; y las leyes, como guía de la vida
humana59. En la Grecia clásica se le prohibía al Juez recibir regalos, y Platón en
su diálogo “Las Leyes” repudia enérgicamente esa práctica60.
En la Sagrada Escritura (Biblia), el Deuteronomio o último Libro del
Pentateuco de Moisés, leemos: Oid las causas entre vuestros hermanos y juzgad
rectamente (…) No haréis acepción de personas en juicio, (...) oiréis al pequeño
como al grande; no tendréis temor de enfrentar al hombre, porque el juicio es de
Dios (…) Tú no torcerás el juicio, no aceptarás dádivas de personas, (…) porque
velan los ojos de la inteligencia y pervierten las sentencias del justo (Sa nta B iblia :
58 Exigencias éticas del Juez, en especial, del fuero penal1 Dr. Esteban Viñas, UFASTA, Revista Digital de
Estudios Humanísticos de la Universidad FASTA, Año II - Vol. II – Número 1 enero/junio 2012 p. 64.
59 La responsabilidad efectiva de los jueces y magistrados y su comportamiento, María Gamoneda Roca,
El Derecho.com, publicación online.
60 La responsabilidad efectiva de los jueces y magistrados y su comportamiento, María Gamoneda Roca, El
Derecho.com, publicación online. Dice (h): se pueden recibir “las atenciones de mera cortesía”,
lo que no deja de ser un concepto indeterminado. Habrá que ver en cada caso la entidad del objeto o su
valor en el mercado, o su carácter imperecedero o no; si se trata de un objeto o un servicio o invitación.
Si son invitaciones, hay que ver quién la hace. En este sentido, si es una agencia pública y la invitación
se hace a varios, mejor; si es alguien privado, es un problema. En todo caso es mejor si la invitación
es a varios miembros del Poder Judicial, y si éstos no tienen cuestiones pendientes que resolver. No
debieran aceptarse presentes de costos elevados; y en los eventos internacionales debe distinguirse si
el obsequio es a la persona o a la entidad que representa. En cualquier caso aun los obsequios de mera
cortesía deben ser excepcionales (Comercio y Justicia. Armando (h). Atenciones de mera
cortesía a los jueces y decoro judicial para su aceptación, diciembre de 2019. Publicación online).
Marcelo Parma
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Det.7, 16-17; 16, 19)61. Asimismo, resulta conmovedor como Salomón, que luego
sería un gran Juez, siendo joven y pronto a suceder a su padre el Rey David, sólo
pidió al Señor la Sabiduría de “poder discernir lo bueno y lo malo, y entendimiento
para hacer justicia” (I Reyes 3,9-14). En respuesta Dios le dio eso y lo que no pidió:
“riquezas, glorias (…) y prolongar su vida”, porque para Salomón: “fue preferible
el espíritu de Sabiduría a los cetros y tronos y a las riquezas, no la comparó con
las piedras preciosas, pues todo el oro es ante ella como un grano de arena y la
plata como el lodo...su resplandor es inextinguible” (Lib. Sap. Cap.7). El nuevo
8) en la que Jesús reprocha la actitud reticente del Juez en hacer justicia a una
mujer viuda. Asimismo, Jesucristo aparece como Juez justo, que pagará a cada
uno según sus obras (Carta a los Romanos 2:6-8 y Mateo 25, 34).
Esa recomendación la repite en lo esencial Ulpiano en el Digesto, cuando
Y algunos nos llaman
sacerdotes porque profesamos el culto de lo bueno y de lo equitativo, separando
lo justo de lo injusto, discerniendo lo lícito de lo ilícito (…) buscando con ansia la
verdadera losofía, no la aparente”. El ideario romano fue muy exigente: El iudex,
era como un “tercer hombre” entre las partes62, que guiado por el derecho (ius) y
determinando cuál de los litigantes lo tenía (ius dicere) ejercía la justicia, ordenando
(iu-bere) que fuera dado a cada uno lo suyo (ius suum cuique tribuendi)63. La
tarea del juez, además de ser un ocium sacrum, constituía un munus publicum,
ya que en su papel de “sagrado tercero” entre los dos litigantes, representaba al
mismo tiempo directamente y con carácter obligatorio, al propio pueblo romano.
Los requisitos para ser juez eran los siguientes: ser libre y ciudadano romano;
tener no menos de veinticinco años de edad; gozar de un modo pleno de los penta
derechos privados y de los derechos públicos; poseer perfecta salud; estar libre de
toda clase de vicios; ser talentoso, honorable y prudente64; y dominar la lengua latina.
61 Exigencias éticas del Juez, en especial, del fuero penal1 Dr. Esteban Viñas, UFASTA, Revista Digital de
Estudios Humanísticos de la Universidad FASTA, Año II - Vol. II – Número 1 enero/junio 2012 p. 64.
62 Judex Romanus, Boletín de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad
Nacional de Córdoba, Año XXXI, números 4 y 5, Octubre – Diciembre, Córdoba, 1967, p. 103.
63 en su Ética a Nicómaco
justicia viviente.
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Los pretores “juraban” no incluir en la lista de los jueces, más que a hombres de reconocido carácter
y moral (, Judex, 112).
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