Abogacía de causas y abogacía compasiva en la enseñanza clínica del derecho: el caso de Chile
| Autor | Fernando Muñoz L. |
| Páginas | 293-324 |
293
ABOGACÍA DE CAUSAS Y ABOGACÍA
COMPASIVA EN LA ENSEÑANZA CLÍNICA
DEL DERECHO: EL CASO DE CHILE* / **
Fernando Muñoz L.***
introducc ión: abo gacía dE causa s y abogacía
compasiva como id Eologías dE la EnsE ñanza
clínica dEl dErEcho
En muchas partes del mundo existe la expectativa social de que
frente a la pobreza y el acceso desigual a la justicia que se deriva
de ella, la profesión jurídica proporcionará asistencia jurídica
* Para citar: http://dx.doi.org/10.15425/2017.282.
** Este artículo fue escrito para la conferencia Access to Justice and Public
Interest Law, organizada conjuntamente por el Instituto Pro Bono Brasil,
la Fundación Pro Bono de Colombia y la Universidad de los Andes (Co-
lombia). El autor agradece a los participantes de la conferencia por sus
comentarios y a Daniel Bonilla Maldonado por su generosa invitación.
También agradece a Domingo Lovera, sin cuya motivación no habría
escrito este trabajo y a un árbitro anónimo cuyos comentarios fueron de
gran ayuda. Todas las deficiencias de este trabajo son, naturalmente, de
única responsabilidad del autor.
*** Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral de Chile.
294
Fernando Muñoz L.
gratuita a los individuos y grupos necesitados. Este texto explora
los paradigmas ideológicos que pueden guiar a las clínicas jurídi-
cas de las facultades de Derecho en sus esfuerzos por satisfacer
esta expectativa. Tomando como caso de estudio la enseñanza
clínica del derecho en Chile, distinguiré dos diferentes paradig-
mas ideológicos en esta materia, a los que denominaré el modelo
de la abogacía compasiva y el modelo de la abogacía de causas. Cada
uno de ellos ofrece una distinta articulación ideológica de las
funciones públicas o sociales que puede desempeñar una clíni-
ca jurídica y, posiblemente, la profesión jurídica en sí misma;
como resultado, cada uno de estos modelos presenta su propio
conjunto único de desafíos y oportunidades.
Quisiera comenzar abordando un problema preliminar. Po-
drían existir quienes se resistan a una discusión abierta sobre las
ideologías que compiten por el control de nuestra imaginación,
por temor a que tal discusión pueda alentar una desviación
de los objetivos esenciales de la enseñanza del derecho. Tal
preocupación me parece atendible. Sin embargo, satisfacer su
contenido exige, a mi juicio, hacer precisamente lo contrario
del silencio que pareciera verse sugerido de esta manera: para
evitar que operaciones ideológicas ilícitas distorsionen nuestra
cognición y para reparar sus efectos, debemos teorizar y discutir
de manera explícita el contenido de las ideologías que habitan
en el mundo jurídico, en general, y en las maneras en que las
facultades de Derecho se organizan, en particular. Las ideologías
sobre el poder, su distribución en la sociedad y sus usos legíti-
mos siempre informan y dan contenido a las teorías y prácticas
educativas, incluso cuando ellas permanecen implícitas y no
son cuestionadas. Sin perjuicio de ello, además de reconocer
la legitimidad de la preocupación ya señalada, también es im-
portante reconocer que cualquier discusión sobre las ideologías
de la enseñanza clínica del derecho debe comenzar por admitir
que el objetivo principal de estas iniciativas educativas debe
ser el enriquecer el aprendizaje de los estudiantes de Derecho.
Dado que se trata de una iniciativa subordinada a un programa
institucionalizado de estudios, la razón primaria de existir de
295
Abogacía de causas y abogacía compasiva en la enseñanza clínica del derecho
cualquier clínica jurídica, su justificación, no puede estar fuera
de los muros de la facultad de Derecho que la acoge ni apartarse
del fin pedagógico al cual se ordena la labor docente de aquella.
Sin embargo, en el caso de los estudiantes de Derecho, la
orientación práctica de su futuro trabajo profesional hace que
sea crucial que su educación les proporcione una compren-
sión de la realidad jurídica que se encuentra más allá de esos
mismos muros a través de la preparación previa entregada por
simulaciones de juicios y de la experiencia directa en clínicas
jurídicas. A lo largo de los siglos, muchas personas han argu-
mentado que la mejor forma de comprender la praxis del dere-
cho es estar expuesto a ella; en palabras de Valentín Letelier,
teórico jurídico y reformador progresista del Chile de fines del
siglo xix y comienzos del xx, los saberes prácticos necesarios
para incorporarse a la profesión legal “no se adquieren sino me-
diante un comercio directo con los abogados y los tribunales;
y en un día de asistencia al foro se aprende más que en un mes
de ejercicios académicos”1.
Para comprender la realidad jurídica, uno debe comprender
la realidad social, como inevitablemente lo deja en evidencia
la problemática del acceso desigual a la justicia. En el caso de
América Latina, una región caracterizada por una brecha sig-
nificativa entre el lenguaje altisonante de las cláusulas cons-
titucionales, la legislación y las sentencias judiciales, por un
lado, y las condiciones de vida de varios individuos y grupos,
por el otro, esto implica prestar atención a las muchas des-
igualdades que determinan esta realidad social, incluyendo las
desigualdades específicas al mercado de los servicios jurídicos
que configuran y distorsionan el acceso a la justicia. Eduardo
Novoa, jurista que se desempeñó como asesor legal de Salvador
Allende durante el gobierno de la Unidad Popular, planteó este
punto, argumentando que la educación legal debería enseñarle
al estudiante la forma en que sus reglas y principios se ponen
1 Valentín Letelier, “Reforma de la enseñanza del derecho”. La Revista de
Derecho 8, no. 3 (2002): 363.
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba