América Latina y la posmodernidad - El debate modernidad y posmodernidad en América Latina - Libros y Revistas - VLEX 911524191

América Latina y la posmodernidad

AutorSergio de Zubiría Samper
Páginas73-161
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2
América Latina y la posmodernidad
P   discusión sobre la modernidad en la región —y de alguna ma-
nera copertenente— en la segunda mitad de la década de los ochenta del
siglo  y promovido por instituciones no gubernamentales como ,
, , así como por un grupo significativo de universidades e
intelectuales latinoamericanos, el debate hispano parlante asumió con rigor
la problemática de la posmodernidad. Sin desconocer que la polémica se ha
visto enfrentada a resistencias, malentendidos, simplificaciones y muy diversas
motivaciones.
En el diccionario Pensamiento crítico latinoamericano, publicado en ,
el término posmodernidad se inicia con la afirmación: “Categoría tan utilizada
como escasamente esclarecida, la de ‘posmodernidad’ dio lugar a un conside-
rable debate en los años ochenta y noventa del siglo , para perder presencia
filosófica posteriormente, precisamente al haber sido absorbida por el sentido
común y el uso cotidiano y periodístico”. Postulando tanto la oscuridad de la
noción como su pérdida de valor filosófico.
De manera provisional y no exhaustiva consideramos que algunas de las
resistencias dominantes han sido las siguientes:
(a) El debate posmoderno es considerado una discusión pertinente a las
realidades europea y norteamericana. En el contexto latinoamericano
es o simplemente una “moda” o algo ajeno a la realidad social y cultural
de nuestro continente.
(b) La imposibilidad de comparar la regularidad del desarrollo europeo
con la “heterogeneidad” y fragmentariedad de las temporalidades
Salas, Ricardo. Pensamiento crítico latinoamericano. Volumen . Santiago de Chile: Univer-
sidad Católica Raúl Silva, . p. .
        
latinoamericanas impiden la utilización de prefijos unificadores como
“pre-” o “pos-”.
(c) No es posible hablar de posmodernidad porque nuestra modernidad no
solo es desigual sino inacabada o inconclusa. Tendríamos primero que
terminar de realizar o “completar” la modernidad en la región para luego
poder ingresar a “una etapa” posmoderna.
(d) Los esquivos y confusos rasgos que configuran la noción de posmoder-
nidad la convierten en una categoría estéril o inocua en nuestras coor-
denadas vitales.
(e) La posmodernidad es tan solo una especie de “seudomodernidad” o un
escenario de mero “simulacro. El término posmodernidad no expresa
ningún rasgo constitutivo o substancial de la realidad latinoamericana.
Los malentendidos y simplificaciones provienen principalmente de cierta
aceptación “ingenua” o “no mediada” de una supuesta condición posmoderna
“sin más” en América Latina. La aceptación acrítica del discurso posmoderno ha
contribuido a su rechazo inmediato y promovido ciertas caricaturizaciones de la
polémica. Algunas de estas simplificaciones expresan tesis como las siguientes:
(a) Las “únicas” culturas y sociedades posmodernas son las latinoamericanas.
Existe una especie de “acento latino” de la posmodernidad, sugerido por
Vattimo, en La Sociedad transparente (), pero luego rectificado
por el propio filósofo.
(b) Éramos posmodernos vitalmente sin saberlo y previamente al discurso
europeo y norteamericano posmoderno. Además, esta condición pos-
moderna la ratifica el vigor de nuestro realismo mágico, el exotismo y
diversidad extrema.
(c) Si las demás sociedades están ya ingresando en la “era posmoderna” para
qué insistir tanto en la región en la construcción de la modernidad. La
tarea del presente es actualmente profundizar y consolidar el carácter
posmoderno. Es necesario renunciar ya a cualquier atisbo de proyecto
moderno.
(d) Al ser el arte y la literatura —no la ciencia y la técnica— nuestras supues-
tas formas dominantes de autorreconocimiento patentizamos nuestra
cercanía a una especial condición posmoderna latinoamericana.
La romanista alemana Ingrid Galster considera que la discusión sobre el
posmodernismo en la teoría literaria hispanoamericana gira en torno a tres
posiciones básicas irreconciliables: () Un rechazo categórico del paradigma;
() Una adopción reinterpretada del concepto para Hispanoamérica; () Una

    
actitud que reclama el origen del enfoque posmoderno como una característica
de América Latina.
La primera posición representada, ante todo por George Yúdice, quien rei-
tera el conocido argumento de muchos teóricos latinoamericanos: si ni siquiera
la modernidad ha logrado ingresar en el subcontinente, mal puede hablarse de
posmodernidad. Esta noción es solo aplicable a los países denominados “desa-
rrollados” política y económicamente. Su aplicación a países en vías de desarrollo
conforma una nueva forma de eurocentrismo.
La segunda reacción, que adopta reinterpretando el concepto, tiene su más
adecuado exponente en la obra Culturas híbridas de García Canclini. A esta
perspectiva, según la romanista Galster, también pertenecen el uruguayo Jorge
Ruffinelli y el chileno Brunner. Recuperan las nociones de heterogeneidad e
hibridismo revaluadas por los posmodernos y señalan rasgos distintos de sus
manifestaciones en América Latina. Tienden —según Galster— cargados de
sinnúmero de paradojas a reivindicar una posmodernidad con rasgos emanci-
patorios. Llegan por momentos a considerar todas las formas de apropiación de
la cultura en los sectores populares como “posmodernas.
La tercera actitud, para la romanista alemana, sostiene la tesis del origen
latinoamericano del posmodernismo literario y considera componente básico
su condición ficcional o realismo mágico. Sus representantes trasladan el ori-
gen del posmodernismo como “código literario” hacia América Latina y exigen
situar la interpretación de los textos hispanoamericanos en un marco libre de
eurocentrismo. Es ineludible rechazar el logocentrismo binómico independiente
de las categorías de identidad, negación y oposición. Para nuestra autora el
mayor exponente de este “credo posmoderno” es el ensayista colombiano Carlos
Rincón. Quien realiza una caracterización de la teoría literaria y sus nexos con
la discusión posmoderna, pero aún muy limitada al debate literario y sin tener
en cuenta una compleja red de posiciones y matices intermedios.
Desde nuestra perspectiva, la primera y tercera actitud en la clasificación
de la romanista han impedido una asimilación reflexiva y matizada del debate
posmoderno, promoviendo interpretaciones pendulares y caricaturizadas de
una polémica filosófica relevante para comprender nuestra época. La primera
la podemos denominar “resistencias dominantes” y culmina desvalorizando la
disputa modernidad-posmodernidad, como también reproduciendo una visión
evolutiva y mecanicista de la historia social. La tercera pierde distancia crítica,
permite la caricaturización del litigio y promueve latinoamericano-centrismos
o exotismos de “mala fe” o “conciencia ingenua”. Tal vez, por ello, podemos
nominarla “aceptación acrítica”.
Consúltese Rincón, Carlos. La no simultaneidad de lo simultáneo. Posmodernidad, globalización
y culturas en América Latina. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, .

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