Anécdotas criollas - Segunda parte - Abogados de esto y de aquello de la abogacía, la literatura y el derecho - Libros y Revistas - VLEX 940463834

Anécdotas criollas

Páginas79-122
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ANÉCDOTAS CRIOLLAS23
AUTORÁBULA
En Antioquia es clásico este recuerdo judicial del filósofo de
Envigado, el maestr o FERNANDO GONZ ÁLEZ, cuando actuaba como
juez de circuito. Un abogado, de malas pulgas, solicitó una
reposición compuesta de cinco puntos, a los cuales exigía una
respuesta afirmativa, agregando, como sexta razón un OTRO
y concluía anotando en que si no se le aceptaba su argumentación
debía tenérsele como rábula (persona que tiene colegas pero no
tuvo condiscípulos). El auto del maestro–jue z GONZÁLEZ fue tajante
y breve: al punto primero: NO; al segundo, al tercero, cuarto y
quinto, sendos y rotundos NO, por toda explicación; y, al OTRO
, OTRONO. Y concluyó: tiene razón el peticionario: es un rábula.
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LECCIÓN DE CACERÍA
Explicaba un abogado a su c liente las ningunas perspect ivas
de éxito en la apelación que debía surtirse ante un Magistrado, al
menos en el mundo jurídico. El angustiado litigante inquirió por
las aficiones del funcionario y se le dijo que adoraba la caza, de
donde dedujo que el definitivo argumento debía ser el regalo de
una fina escopeta. El abogado, conociendo la integridad del fallador,
logró convencer a su mandante que, de actuar así, la mínima
esperanza de triunfo corría el peligro de desapare cer totalmente.
Pasó el tiempo y, contra toda esperanza, se ganó el pleito. Fue
23 Todas las anécdotas que componen esté título, fueron escritas por el doctor
GUSTAVO GÓMEZ VELÁSQUEZ.
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entonces cuando el cliente le hizo saber a su apoderado que
siempre había mandado al Magistrad o una lujosa arma de fuego
pero.....a nombre de la contraparte.
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LEGÍTIMA DEFENSA HONORARIOSCAUSA
Un campesino imploraba a un abogado la asistencia penal
para un caso de homicidio cometido por su hijo, pero el togado
rehusaba ya que no era especialista en causas penales. Insistía
aquél y éste persist ía en su negativa. Volvía aquél a su propósito
y al mismo tiempo daba comienzo a su narración, dejándolo el
abogado que se desahogara, para poderlo despedir con cajas
destempladas. En síntesis, aquél le comentaba que eran enemigos
a morir su hijo y la víctima; que su vástago le había amenazado
gravemente; que el día de mercado estuvo propalando su
propósito de agredirle de manera mortal; que se hizo a un
revólver y a un afilado mache te; que estando de espaldas, se ntado
en un taburete la víctima, recibió cinco disparos y otros tantos
decisivos machetazos. Esto hizo que el letrado le indicase que,
por esas características, no podía ser atendido por un civilista
sino por un consagrado penalista. Pero el viejo campesino
terminó diciendo que para esa defensa disponía de abundante
dinero y estaba dispuesto a vender, además, una valiosa finca.
En este momento, aceptó el mandato el resistido profesional,
porque al decir suyo fue “el instante en que se perfiló la legítima
defensa con todos sus atributos legales”.
––T––
TRATADO ECONÓMICO
Un nada recomendable profesional del foro entregó al juez
que debía conocer de un pleito suyo, un libro de der echo en cuyas
páginas estaba muy bien ordenada y dispuesta una gruesa suma
de dinero. Pero el tiempo pasaba y el fallo no aparecía. Fue entonces
cuando aquel letrado le preguntó si había leído el libro, a lo cual le
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respondió el funcionario que sí, que muy interesante y formador,
pero que estaba a la espera del segundo tomo.
ABOGADO GATUNO
Quién no conoce la ofensiva copla: un abogado y un gato, a
un pozo se cayeron, pero... como ambos tenían uñas, por la
pared se subieron.
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CUANDOTRIUNFALAJUSTICIA
La primera instancia (y la siguiente) se veía
irremediablemente perdida. El abogado, que no podía estar
presente en el lugar en donde la sentencia debía emitirse,
aleccionó a su cliente para hacerle saber si era el caso de interponer
apelación y buscar un remoto remedio ante el superior, para lo
cual debía comunicarle telegráficamente el sentido de la decisión.
Al salir ésta, el cliente alardeó escribiéndole: triunfó la justicia. El
abogado respondió de inmediato: apele. Tarde supo, en el
Tribunal, que el juez de primer grado le había concedido la razón.
––T––
LOS PLEITOS
I
Cuando entres a la oficina de tu abogado no le digas que,
en ese pleito, estás dispuesto a gastarte hasta el último billete,
porque de todos modos, al buscar ese patrocinio, la suerte de tu
última moneda ya está echada y sellada.
II
Pleito: algo que nadie quiere tener, pero nadie quiere perder.
PITIGRILLI recuerda que cuando se litiga la propiedad de una vaca,
es posible que se gane... pero una gallina.

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