Bogotá, ciudad de símbolos: la administración de Antanas Mockus y sus innovadoras políticas de seguridad
| Autor | Gustavo Caicedo Hinojos |
| Cargo del Autor | Politólogo colombo-mexicano de la Universidad del Rosario de Bogotá |
| Páginas | 25-50 |
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Bogotá, ciudad de símbolos:
la administración de Antanas Mockus
y sus innovadoras políticas de seguridad
1. Contexto
Hacia el final la década de 1980, Colombia había alcanzado
un punto crítico. El pacto político entre los dos partidos tradi-
cionales —Liberal y Conservador—, establecido después de la
dictadura militar de 1957 para salvar a la nación de la guerra
civil y pacificar a la sociedad, demostró ser altamente contra-
producente (llamado Frente Nacional, el cual distribuyó todos
los puestos burocráticos y los poderes políticos, incluyendo la
presidencia, únicamente entre las dos fuerzas partisanas desde
1958 hasta 1974). El acuerdo bipartidista excluyó las demás fac-
ciones políticas y sociales, perpetuando las fuerzas tradicionales
en la totalidad de la estructura gubernamental. Conforme se iba
terminando el siglo, la exclusión política de fuerzas no tradicio-
nales —como la izquierda— se mezcló con lógicas violentas de
vieja data, dando como resultado nuevas modalidades conflic-
tivas entre milicias rebeldes y vigilantes, y el aparato coercitivo
del Estado —aunque los segundos operaran la mayoría de las
veces como aliados del ejército oficial—:
Milagros urbanos. Liderazgo y transformación urbana en Bogotá y Medellín
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Un potente desequilibrio entre los gobernantes y los
gobernados, arraigado a la forma del sistema político
—un sistema que es tradicionalmente paternalista, blanco,
interesado y clasista; una historia de complicidad entre los
dos partidos políticos dominantes que llevó a la represión
de otras fuentes del poder político; una abdicación de
responsabilidad para con los gobernados unida con la
falta de reformas políticas progresistas y sociales; y una
consecución de guerras bi-partisanas violentas que condujo
al constante rompimiento del orden social. (Traducción
propia) (Berney, 2011, p. 19)
La sorprendente incapacidad del Estado para contener el
avance político y militar de éstos grupos armados se dio en parte
por la aparición del tráfico de drogas ilegales como medio patro-
cinador del creciente poder de las milicias, el cual incremento
sus alcances de forma exponencial, y en parte como resultado
de la incomprensión de las elites gobernantes, inherente a su
falta de visión clara sobre los verdaderos problemas y necesida-
des del país. La crisis nacional amenazó la estabilidad urbana y
sometió a las ciudades a una situación desesperanzadora de no
retorno, donde los habitantes estaban cada vez más expuestos
al conflicto armado y a la recesión económica:
En el dominio macroeconómico, el modelo de industria-
lización por sustitución de importaciones ya no era viable
para sostener el crecimiento del Estado. En el dominio po-
lítico, las guerras del narcotráfico y un conflicto de treinta
años de duración disminuían la confianza en el Estado,
visto como demasiado débil para afrontar los desafíos. Los
partidos perdieron credibilidad entre los votantes como
posibilidades válidas para el gobierno, siendo percibidos
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