Comentarios con fecha - Parte II. El tiempo deja marcas - Democracia y transformación social - Libros y Revistas - VLEX 857329547

Comentarios con fecha

AutorBoaventura de Sousa Santos
Cargo del AutorProfesor Catedrático Jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison y Global Legal Scholar de la Universidad de Warwick
Páginas187-227
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Capítulo 5
COMENTARIOS CON FECHA1
Privatización y Piratería (enero 2013)
El término “privatería”, que combina las palabras privatización
y piratería, fue acuñado por un gran periodista brasileño, Elio
Gaspari, y popularizado por uno de los mejores periodistas de
investigación de Brasil, Amaury Ribeiro Jr. El libro de este últi-
mo, La privatería tucana (2011), un best-seller, relata con gran
solidez documental el ruinoso proceso de privatizaciones llevado
a cabo en Brasil durante la década de 1990. La investigación,
que duró diez años, no solo denuncia el “salvajismo neoliberal
de los años noventa” que diezmó el patrimonio público brasile-
ño, dejando al país más pobre y a los ricos más ricos, sino que
también establece de manera convincente la conexión entre
la corriente privatizadora y la apertura de cuentas secretas y
sociedades fantasma en paraísos fiscales del Caribe, donde se
lava el dinero sucio de la corrupción, las comisiones ilegales y
los sobornos recaudados por intermediarios y facilitadores de
1 Traducido del portugués por Antoni Aguiló y Jose Luis Exeni.
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negocios. Aconsejo la lectura del libro a quienes no se confor-
man con el argumento del “interés nacional” para legitimar
el despilfarro de la riqueza de Portugal, que está en curso, a
todos los dirigentes políticos que se sienten perplejos ante la
rapidez y la opacidad con que se producen las privatizaciones,
y a los miembros del Ministerio Público y a los investigadores
judiciales, por sospechar que van a tener mucho trabajo por
delante si tienen los medios y el coraje.
Las privatizaciones no son necesariamente “privatería”. Solo
lo son cuando los intereses nacionales son dolosamente perju-
dicados para permitir el enriquecimiento ilícito de quienes, en
posiciones de autoridad o favor político, dirigen o influyen en las
negociaciones y en las decisiones en favor de intereses privados.
Las privatizaciones no tienen nada que ver con la racionalidad
económica. Son el resultado de opciones ideológicas ofrecidas
por discursos que esconden sus verdaderas motivaciones. En
Brasil, el discurso fue el de transformar las privatizaciones en
una “condición para que el país entrara en la modernidad”. En
Portugal, el discurso es el del interés nacional —tutelado por
la troika— por reducir la deuda y mejorar la competitividad.
En ambos países, la motivación real es crear nuevas zonas de
acumulación y lucro para el capital. En el caso portugués, esto
pasa por la destrucción tanto del sector empresarial del Esta-
do como del Estado social. En este último caso, sobre todo,
se trata de una opción ideológica de quienes utilizan la crisis
para imponer medidas que nunca podrían legitimar por la vía
electoral. Para tener una idea de la carga ideológica detrás
de las privatizaciones en Portugal, supuestamente necesarias
para reducir la deuda pública, basta leer el presupuesto para
2013: los ingresos totales por privatizaciones, de 2011 a 2013,
serán 3.700 millones de euros, es decir, menos del 2 % de la
deuda pública.
La “privatería” tiende a ocurrir cuando se trata de proce-
sos masivos de privatizaciones. Joseph Stiglitz acuñó un ácido
neologismo para definir la ola privatizadora que avasalló las
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economías del tercer mundo en los años ochenta y noventa:
briberization (del inglés bribery, ‘soborno’), un término cuyo
significado se aproxima al de “privatería”. En el caso portugués,
la tutela externa, que obliga a privatizar lo más rápido posible,
favorece las ventas con rebajas y, con ello, las oportunidades
de compensación especial en ganancias ilícitas para quienes
las hacen posibles. Como la corrupción no tiene una infinita
capacidad de innovación, es previsible que mucho de lo que
ocurrió en Brasil esté pasando en Portugal. Es preocupante
que algunos nombres relacionados con la corrupción en Bra-
sil, algunos ya condenados, aparezcan en las noticias sobre las
privatizaciones en Portugal.
La “privatería” se produce a través de la articulación entre
dos mundos: el mundo de las privatizaciones (conseguir con-
diciones particularmente favorables para los inversionistas) y
el submundo de la corrupción (lavar dinero de las comisiones
ilegales recibidas). En lo que respecta al primer mundo, algu-
nas de las estratagemas de “privatería” incluyen crear en la
opinión pública una imagen negativa de la gestión o el valor
de las empresas estatales; hacer inversiones o subir los precios
de los servicios antes de subastarlos; absorber deudas para ha-
cer más atractivas las empresas o permitir que las deudas sean
contabilizadas sin una cuidadosa definición de su monto y sus
condiciones; definir parámetros que beneficien al candidato
que se pretende privilegiar y que, idealmente, lo transformen en
candidato único; pasar ilegalmente información estratégica con
el mismo objetivo; confiar en servicios de consultoría, haciendo
la vista gorda ante posibles conflictos de intereses; permitir que
los compradores, en lugar de aportar capital propio, asuman
préstamos en el exterior que terminarán incrementando la deu-
da externa; permitir que los fondos públicos sean usados para
alienar el patrimonio público en favor de intereses privados.
El submundo de la corrupción reside en el lavado de dinero.
Se trata de la transferencia de dinero de las comisiones a los
paraísos fiscales, mediante la creación de empresas offshore

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