Conclusiones - Poder, hegemonía y periferia: Una aproximación crítica al derecho internacional clásico - Libros y Revistas - VLEX 950948399

Conclusiones

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conclusiones
primera: una cuestión que se propuso desde los
orígenes de la denominada civilización occidental
¿Conviene a las polis propiciar acuerdos para cooperar, o
acumular fuerza suciente para sobrevivir e imponerse?
Homero en la Odisea relata que los aqueos establecieron
unas reglas fundadas en la cooperaciónlas Anctionas– que
trajeron paz y prosperidad a los pueblos gobernados por los
Argonautas... No obstante, como un mal inexorable, estalló
la guerra contra Troya. Eurípides propone una reexión
losóca fundada en la justicia y, desde esta perspectiva,
trata de explicar con sentido crítico la condición humana
advirtiendo –como lo hace en Las suplicantes– que las per-
sonas “…no somos dignas de tales bienes (los de la paz) y
propiciamos guerras que nos convierten en esclavos del in-
ferior”. Heródoto, por su parte, hace referencia a la justicia
y, desde esta perspectiva, considera que la paz es un estado
anhelado por los hombres inteligentes y buenos que, como
un orden natural, propicia que los hijos entierren a sus pa-
dres. La guerra, por el contrario, rompe ese orden y hace que
los padres entierren a sus hijos. Tucídides, en n, sostiene
que el enfrentamiento entre Atenas y Esparta dio lugar a
una bipolaridad que llevó a las demás polis a alinearse en
algún bando formando, al nal, la Liga de Delos y la Liga del
Peloponeso… no es posible la paz, concluye el historiador
griego, porque las potencias entran en una dinámica que,
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como una trampa inexorable, les conduce a la guerra. Por
esa razón, sostiene que aquellos acuerdos que los pueblos
llaman paz no son más que armisticios de una guerra que
se prolonga eternamente...
De esta suerte, se puede concluir que el camino para su-
perar este destino trágico de las polis, o esta trampa de las
circunstancias en la que caen las potencias, o esta raciona-
lidad inexorable del soberanismo estatal moderno, no es el
de establecer normas jurídicas dirigidas a limitar el poder
soberano de los Estados, sino el de superar los conocimien-
tos parciales de las ciencias especializadas mediante la cons-
trucción de saberes integrales que limiten, de manera ecaz,
todas las expresiones de la racionalidad de la destrucción.
segunda: civilización occidental, hegemonía
y centralización de la historia
Un análisis del poder solo es posible cuando se consideran
los procesos asociados a la construcción del saber. Por esa
razón, el saber y el poder están presentes en este análisis de
la historia de la sociedad moderna referido al orden global,
esto es, referido a las relaciones internacionales y al sistema
de principios y de normas que las regulan que los expertos
suelen denominar derecho internacional clásico. Por esa
razón, este ensayo se funda en una reexión de Russell se-
gún la cual el poder congura las dinámicas de la sociedad
moderna y, en este sentido, es el poder el que ha dado forma
a su estructura estatalizada, anárquica e interdependiente
en la que la guerra es inminente.
Ahora bien, la misma reexión sobre el poder permi-
te comprender el proceso histórico de formación de los
Estados-nación, que son los sujetos fundamentales de ese
orden global moderno y de quienes se dice que son, en con-
secuencia, los autores del derecho internacional clásico. No
obstante, con fundamento en las reexiones de Toynbee se
pudo constatar que los artíces de ese orden son algunos
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Estados-nación que devinieron en imperios y que, bajo
unas circunstancias especícas, se convirtieron en potencias
mundiales que impusieron los valores y los paradigmas de
la civilización que les vio nacer. Por esa razón, se arma
que los imperios impusieron un dominio sobre otros pue-
blos gracias a un poder bélico inicial –la conquista– que fue
seguido de la imposición de una hegemonía cultural –la
colonización–. En efecto, un imperio asciende e impone su
dominio en el mundo –o en una parte del mundomediante
actos civilizatorios que reproducen, de manera hegemóni-
ca, sus valores y sus paradigmas. España ilustra muy bien
este proceso porque se consolidó como un imperio bajo los
paradigmas de la civilización de occidente y terminó descu-
briendo y conquistando, entre otras tierras, el denominado
nuevo mundo. Su colonización se debe considerar como la
imposición de una lengua, de una religión y de una cultura
y, de esta manera, como una contribución a la divulgación
de los valores y de los paradigmas de esa civilización de
occidente.
Los mismos enfoques de Russell y de Toynbee permiten
constatar que los imperios ascienden y descienden, y que
se van sucediendo en la historia de manera que los valores
y los paradigmas de una civilización se prolongan pese a
la caída de un imperio. Se puede armar que el imperio
español ascendió e impuso su dominio a lo largo del renaci-
miento, y que a su caída en los tiempos de la Ilustración fue
sucedido por el imperio inglés, de manera que los valores y
los paradigmas de la civilización occidental se prolongaron
hasta nuestros días.
Estas reexiones permitieron colegir que la historia mo-
derna debe tomarse como una memoria centralizada fun-
dada en los paradigmas prevalecientes de la civilización
occidental y, por esa razón, el presente trabajo propone un
estudio crítico de la relación que existe entre el poder, la
hegemonía y la periferia y, en este sentido, entiende que
una potencia establece un dominio sobre otra cuando se

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