Criminología y procesos de criminalización
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Criminología y procesos de criminalización
primeras décadas del siglo 21, sigue siendo dependiente y tributaria del estatu-
quo, con un discurso positivista, etiológico y causal-explicativo, reproductor de
la estructura interrelacionada entre poder y control social. Aunque no existe
espectro más amplio si es o no posible insertarse estratégicamente en el debate
al que deben someterse las diferentes agencias operadoras del sistema penal,
visto éste como el eje central del control social formal.
El paradigma de una explicación criminológica del fenómeno de la
criminalidad, a base de las teorías centrales sigue vigente sin que tenga llegada
reacción social. Esto no es extraño cuando sabemos que un esfuerzo mental
comparativo nos lleva a reconocer, que una es la ideología del Estado para explicar
la delincuencia al margen de la estructura social, económica y política que es
la gran reproductora de las desigualdades de clase, y otra la visión académica
que nos permite ubicar variables explicativas más coherentes y racionales en
dicho creciente fenómeno. En esto reconocemos que el avance es mayor en la
docencia, que teóricamente nos permite conocer que es por ejemplo el estructural
funcionalismo, el interaccionismo simbólico y las propuestas de un renovador
discurso criminológico crítico, muchas veces satanizado en circunstancias de
total indefensión. En este análisis es conveniente contrastar la evidencia empírica
con la teoría criminológica para llegar a una adecuada práctica político-crim inal.
cuando el enfoque macrosociológico se desplaza del comportamiento desviado
a los mecanismos de control social del mismo, y en particular a los procesos
de criminalización. La criminología crítica terminó por eso convirtiéndose
en una teoría crít ica del derecho penal7. Esta crítica no considera al derecho
7 Alessandro. Criminología Crítica y Crítica del Derecho Penal. Editorial Siglo XXI
Editores, México, España, Argentina, Colombia, primera edición, 1986 p. 167.
140 Alfon so Zambrano Pasqu el
penal como un sistema estático de normas sino como un sistema dinámico de
funciones en el que hay tres procesos que pueden analizarse separadamente,
el de la creación de las normas penalesproceso
de criminalización primaria, el proceso de aplicación de las normas que lo
ubicamos como el proceso de criminalización secundaria y el proceso de
ejecución penitenciaria8.
derecho penal es el derecho igual
por excelencia, la realidad de los procesos de criminalización contradice
proceso de creación de la ley, apreciamos que el
derecho penal no protege por igual a todos los ciudadanos, ni la afectación de
determinados bienes es merecedora de protección penal porque la selección
obedece a intereses de la clase hegemónica y dominante que ejerce el poder,
que determina que debe ser protegido con la amenaza penal. En el proceso
de aplicación de la ley penal, vamos a comprobar que se aplica de manera
9, lo que permite que determinadas personas
por su pertenencia a un determinado status queden al margen del control
social formal. Esto nos lleva a admitir que el grado efectivo de la tutela y la
distribución del estatus de criminal es independiente de la dañosidad social
de las acciones y de la gravedad de las infracciones a la ley, esto permite
corroborar que el derecho penal es el derecho desigual por excelencia10.
Han pasado más de veinte años desde que se celebrara en el CENIPEC, en
Mérida, Venezuela, el encuentro sobre “La criminología en América Latina:
balance y perspectivas”, habiendo sido una de las metas la de estimular a
generados por ella, con esto se trata de lograr plena conciencia intelectual y
política sobre la razón de ser de la labor del criminólogo11.
frente a los diversos sistemas de poder, estos nos conduce a reexaminar las
8 Alessando, ob. Cit. p. 168.
9 Esto lo había advertido ya Donald en su libro que es un clásico, La Delincuencia de
Coello Blanco.
10 Alessandro, ob. Cit. p. 168- 169.
11 Ver la publicación, La Criminología en América Latina: balance y perspectivas, Universidad de
Los Andes, Mérida, Venezuela, 1992, 420 páginas.
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