Democracia y gobiernos de facto - Democracia y gobiernos de facto. El problema del otro en la caricatura de Juan Cárdenas - Libros y Revistas - VLEX 972413186

Democracia y gobiernos de facto

AutorJohn Alexander Gomez Granados
Páginas143-381
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Hay que rearmar y fortalecer el régimen presidencial
para salar la democracia. Los gobiernos débiles
y anarquizados son el preludio de las dictaduras.
Carlos Lleras Restrepo, portada de El Tiempo, 7 de agosto de 1966
Entre la publicidad y la caricatura política
El caricaturista, por lo menos en la época en que Cárdenas se
dedicó exclusivamente a tal profesión, se veía impelido a pro-
ducir dibujos de manera sistemática —o en masa— para poder
siquiera obtener un provecho económico. Tal es la posible ex-
plicación de la prolíca producción de artistas como Velezefe,
quien realizó más de 2600 caricaturas para El Correo de Mede-
llín.1 Vale la pena resaltar, a propósito, cómo Merino (Hernán
Merino) y Pepón respondieron a la pregunta gráca formulada
por Chapete (Hernando Turriago Riaño) —“¿Cómo será para
usted el año 1969?”—, en la entrevista que Gloria Tamayo les
hizo a ellos tres, a Cárdenas y Áldor (Péter Áldor) en El Tiempo
en enero de ese año (véanse imágenes 56 a 59). Merino se dibuja
a sí mismo encadenado a su mesa de dibujo con expresión de
agotamiento, la mente nublada y rodeado de papeles, cada uno
con una especie de dibujo acompañado de un “! [sic]”; de-
talle que evoca lo que hacían los censores en tiempos de Rojas
1 Carmen Ortega Ricaurte, Diccionario de artistas en Colombia (Bogotá: Plaza
y Janés, 1979), citado en Beatriz González Aranda, “Caricaturas de la ‘Gran
prensa’”, en Historia de la caricatura en Colombia, editado por Beatriz González
y Benjamín Villegas, tomo 3, 1936-2020 (Bogotá: Villegas, 2020), 176.
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Pinilla —algunos rayaban con un  grande los dibujos y los
estropeaban—.2 De manera similar, Pepón tiene un grillete con
una bola de hierro que inmoviliza su pierna derecha y con cara
de angustia escribe en una hoja puesta sobre su mesa de dibujo
 ,  ”. Parecía que para ellos el año de
1969 su profesión como dibujantes les deparaba un aparente
suplicio al que estarían encadenados sin escapatoria, aun pese a
las negativas, a los momentos de baja o nula inspiración y a su
desconcierto (véase imagen 60).
En la década anterior a la llegada de Cárdenas, la situación
no era muy diferente; ni siquiera un caricaturista de la talla de
Áldor contaba con unas condiciones laborales apropiadas. Ini-
cialmente, el caricaturista húngaro hacía parte de la nómina de
trabajadores en El Tiempo. Ganaba alrededor de 750 pesos
de la época. Pero en febrero de 1950, el periódico le cambió ese
modo de remuneración; su ganancia dependería de la cantidad
producida. El administrador general del periódico, Abdón Es-
pinosa Valderrama, en una carta enviada al artista, consideraba
que si bien los cambios en la forma de remuneración implica-
ban que Áldor ya no tendría una entrada ja mensual, no serían
perjudiciales “teniendo en cuenta, desde luego su reconocido
talento artístico”.3 Por supuesto, Áldor no estaba de acuerdo,
pues tal cambio no justicaba la exclusividad otorgada por él a
El Tiempo, según lo estipulado en la carta que le fue entregada
2 Beatriz González, “‘Gurropín’, un dictador con nombre de dictadura. Unos mo-
mentos de Intermedio. La caricatura con estatus”, en Historia de la caricatura en
Colombia, editado por Beatriz González y Benjamín Villegas, t. 3, 1936-2020
(Bogotá: Villegas editores, 2020), 125.
3 César Augusto Ayala Diago, “Áldor: Pintor, ilustrador y moderno”, en Colombia
en la mira: Péter Áldor y el anticomunismo gráco (Bog otá: Editorial Universidad
del Rosario, 2021), 120.
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por el diario el 14 de febrero de 1949. “No creó, además”, decía,
“que se justique el desmejoramiento de mi posición, habiendo
yo cumplido no solamente con mis obligaciones contractuales,
sino prestando servicios por encima de tales compromisos”.4
Sin ceder en los cambios, el periódico le prometió entonces
un mínimo por mes de 18 caricaturas de 40 pesos —las de dos
o tres columnas; las unipersonales, independientemente de su
dimensión, el periódico las tasó en 10 pesos—. Es decir, pasó
de devengar 750 pesos a 720 por mes y a ganar por cantidad de
caricaturas producidas. Era apenas lógico que el artista húngaro
buscara cómo completar su sueldo por otras vías y se liberara de
la exclusividad concedida al diario.
4 “Memorando de Péter Áldor a El Tiempo, 4 de diciembre de 1950”, citado en
Ayala Diago, Colombia en la mira, 120.

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