Descripción subjetiva del militar postmoderno - El Ejército y el militar en la postmodernidad - ¿Por qué los buenos soldados hacen cosas malas? - Libros y Revistas - VLEX 879445144

Descripción subjetiva del militar postmoderno

AutorGiovanni Alberto Gómez Rodríguez
Páginas73-122
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Capítulo 3
Descripción subjetiva
del militar postmoderno
En el presente capítulo abordamos de forma descriptiva y analítica la ética
en el contexto postmoderno. En primera instancia, exponemos el concepto
de ética a través del tránsito de la modernidad hasta la crisis de la ética post-
moderna advenida con la última transformación del mundo y el sujeto. Allí
mismo desarrollamos la noción de pluralismo, que se vincula con el pers-
pectivismo nietzscheano distinguiéndolo del eclecticismo. Posteriormente,
argumentaremos sobre la relación entre ética e identidad nacional en aras de
determinar hasta qué punto el declive de la soberanía de los Estados nación
ha incidido sobre la construcción de la identidad nacional. Analizaremos qué
representa esta circunstancia para la ética que se edica en este nivel. En tercer
lugar, describimos la ética militar profesional y sus fundamentos, y presen-
tamos un breve argumento acerca de la conciencia moral del combatiente.
Por último, llevamos a cabo la discusión ethos de la profesión militar frente a
conciencia moral, con el propósito de acentuar la dicultad que se le presenta
al soldado en el momento de identicar las obligaciones morales disputadas
entre las exigencias colectivas institucionales y las necesidades, angustias y
apremios del combatiente individual que enfrenta el peligro.
Dicha aporía es insalvable en la postmodernidad, la objeción de con-
ciencia selectiva no resuelve por completo las complejidades del problema
de base, a saber: la separación entre la esfera pública y la privada, la tensión
indisoluble entre “lo colectivo” y “lo individual”. Consideramos necesario
realizar dicha abstracción, en la medida en que conecta directamente con
nuestro problema que se trata de dilucidar; siguiendo a Arendt, sabemos que
durante la Segunda Guerra Mundial la ética llegó a ser un simple conjunto de
costumbres y valores que fue reemplazado sin mayor dicultad por los líderes
¿Por qué los buenos soldados hacen cosas malas?
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nazis sin que la conciencia moral del pueblo alemán opusiera resistencia.1
De manera análoga, entendemos la transgresión moral de los militares en la
postmodernidad como un problema de conciencia, menospreciado incluso en
casos de agrante violencia criminal. El problema de la conciencia no fue
considerado relevante en el juicio de Eichmann, tampoco se planteó respecto
a la conducta de los demás nazis, observa Arendt:
El mal, en el Tercer Reich, había perdido aquella característica por la
que generalmente se le distingue, es decir, la característica de constituir
una tentación. Muchos alemanes y muchos nazis, probablemente la
inmensa mayoría, tuvieron la tentación de no matar, de no robar, de
no permitir que sus semejantes fueran enviados al exterminio (que
los judíos eran enviados a la muerte lo sabían, aunque quizás muchos
ignoraban los detalles más horrendos), de no convertirse en cómplices
de estos crímenes al beneciarse con ellos. Pero, bien lo sabe el Señor,
los nazis habían aprendido a resistir la tentación.2
Si la conciencia moral que guía la razón humana no opera, toda cir-
cunstancia o condición puede favorecer el predominio de la maldad, puede
constituir un riesgo de transgresión moral, especialmente cuando se trata
de la capacidad destructiva de la violencia; por esta razón, hemos recreado
un escenario para la confrontación entre identidades y subjetividades, para
plasmar el drama existencial al que se enfrenta el militar postmoderno, los
dilemas del ser humano que desempeña una profesión mortal que le obliga
a reconocer en todo momento tanto el deber como el bien moral y acatarlos,
aun cuando estos riñan.
El problema de la conciencia planteado por Arendt fue malinterpretado
por algunos sectores académicos, por ejemplo los realistas, defensores del
statu quo, no compartían la crítica instaurada por Arendt sobre categorías
políticas tradicionales como la obediencia: “La falacia estriba en equiparar el
1 “Del conjunto de pruebas de que disponemos solamente cabe concluir que la conciencia, en cuanto
tal, se había perdido en Alemania, y eso fue así hasta el punto de que los alemanes apenas recordaban lo
que era la conciencia, y en que habían dejado de darse cuenta de que ‘el nuevo conjunto de valores alema-
nes’ carecía de valor en el resto del mundo”. Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén, 11.ª ed. (Barcelona:
Debolsillo, 2014), 153.
2 Ibíd., 219-220.
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consentimiento con la obediencia; si se dice de un adulto que obedece, lo que
hace es apoyar la organización, autoridad o ley que reclama ‘obediencia’”;3 sus
inquietudes probaron ser consistentes; psicólogos sociales en las década de
1960 y 1970 llevaron a cabo sendos experimentos con la premisa de que la
obediencia condiciona la conducta y comprobaron que la obediencia ciega a
la autoridad es peligrosa y puede tener efectos devastadores. Siempre que se
presentan casos de violencia criminal —transgresión moral— por parte de
militares de ejércitos occidentales, se tratan como casos aislados; se da por
hecho que los infractores tenían rasgos criminales o algún problema psico-
lógico, pero no se llevan a cabo investigaciones que partan de supuestos tan
radicales como los establecidos por Arendt. Creemos que es necesario hacerlo,
por ello exploramos las condiciones y circunstancias externas e internas que
pueden afectar, incidir o condicionar la conciencia moral de los soldados en
la comisión de transgresiones morales, entendiendo que el mismo concepto
de transgresión moral en la postmodernidad, al igual que en la guerra, tiende
a ser relativo y, por ello, debe ser fundamentado.
Ética postmoderna
El pluralismo se ha consolidado como la expresión característica de la post-
modernidad: la diversidad de opiniones, creencias y formas de sentir, la
ausencia de verdades absolutas, el n de los grandes relatos, la imposibilidad
de unicar teorías y puntos de vista en un canon universal. Todas estas ideas
son condición y circunstancia de un sujeto, una sociedad, un mundo y una
realidad que ha perdido su consistencia. La ambigüedad se instala en cada
hombre; se valora a aquel que no asume un único punto de vista, que no se
forma una personalidad denida y hace gala de un carácter variable; se aprecia
su versatilidad anímica y de pensamiento; la exibilidad y la capacidad de
adaptación son más estimadas que la disciplina y la constancia o la delidad
y el compromiso.
La transformación de la sociedad postmoderna es producto de “la diso-
lución del sujeto” o, como se conoce en la tradición losóca, “la muerte del
sujeto”. Sin embargo, hemos de argumentar a favor de la primera expresión
para comprender por qué, pese al deterioro y carencia de sentido que acusa la
existencia humana, hoy en día son preponderantes las subjetividades, como si,
3 Arendt, Responsabilidad y juicio, 72.

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