Violencia y uso de la fuerza en la postmodernidad - El Ejército y el militar en la postmodernidad - ¿Por qué los buenos soldados hacen cosas malas? - Libros y Revistas - VLEX 879445145

Violencia y uso de la fuerza en la postmodernidad

AutorGiovanni Alberto Gómez Rodríguez
Páginas123-166
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Capítulo 4
Violencia y uso de la fuerza
en la postmodernidad
La violencia en la postmodernidad se maniesta de formas peculiares, difíci-
les de describir y relacionar con los medios utilizados y las intenciones de los
agentes. Por ello, en el presente capítulo llevamos a cabo una conceptualización
de la violencia contemporánea, en particular de la violencia institucionalizada
—legal o ejecutiva— ejercida mediante fuerza militar; abordamos sus carac-
terísticas, naturaleza, formas de daño y localización en tres apartados: “Topo-
logía de la violencia”, “Tipología de la violencia” y “Política de la violencia”.
Topología de la violencia
Topología de la violencia es el título del libro de Byung-Chul Han que explora
la naturaleza de la violencia postmoderna o modernidad tardía —como él la
denomina—. Describe dos manifestaciones de la violencia, como dos “luga-
res” de su manifestación. La que se presenta como negatividad —como relación
bipolar entre el yo y el otro, entre dentro y fuera, entre amigo y enemigo— y
la violencia de la positividad —masicación de lo positivo, sobrecapacidad,
sobreproducción, hiperactividad, en denitiva: exceso de producción y rendi-
mientos que disuelven las resistencias y generan una violencia que se origina y
expresa desde el interior no por coerción externa—. El sujeto de rendimiento
de Han es libre y, sin embargo, es juez y verdugo de sí mismo, es víctima de
una violencia invisible conscientemente autoinigida: “La supresión de la
negatividad no se puede equiparar con la desaparición de la violencia, pues
junto a la violencia de la negatividad existe también la violencia de la positi-
vidad, que se ejercita sin necesidad de enemigos ni dominación”.1
Han describe la transformación de la “presencia” de la violencia: antes de
la modernidad se exhibía como la ostentación del poder de muerte en manos
1 Byung-Chul Han, Topología de la violencia, trad. Paula Kuer (Barcelona: Herder, 2016), 10.
¿Por qué los buenos soldados hacen cosas malas?
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del soberano; hacerla evidente —como en el circo romano— era la insignia de
su dominación. En la modernidad, la violencia abandona el escenario político
y se oculta —como en el campo de concentración—. La violencia soberana
continúa ejerciéndose sin exponerse públicamente, es decir, se trata de una vio-
lencia deslegitimada y criminal que acaece en no lugares. En palabras de Han:
La violencia deja de ser una parte de la comunicación política y social.
Se retira a espacios mentales íntimos, subcomunicativos, subcutáneos,
capilares. Se desplaza de lo visible a lo invisible; de lo directo a lo discreto;
de lo físico, a lo psíquico; de lo material, a lo mediado; de lo frontal, a
lo viral. Su modo de acción ya no pasa por la confrontación, sino por la
contaminación; no hay ataques directos, sino infecciones subrepticias.
2
Por esta ruta, el autor llega a la violencia actual: el terrorismo y la guerra
cibernética, de las que arma que operan viralmente, sustraen la visibilidad
y la publicidad de la violencia. Además de subrepticia, esta sigue siendo vio-
lencia de la negatividad, pues conserva la bipolaridad entre víctima y verdugo,
amigo y enemigo. No obstante, en la modernidad tardía también se produce
el desplazamiento de la violencia en forma de conicto interno del sujeto que,
emancipado, no se somete a nadie. La coacción externa aparece como una
coacción interna, que se ofrece como libertad. Para Han, la autoexplotación
en el modo de producción capitalista es la génesis de la violencia de la posi-
tividad característica de la sociedad de rendimiento.
El análisis de Han de estas dos categorías de la violencia exhibe la comple-
jidad y, en cierta forma, las contradicciones del fenómeno. Hemos dicho que la
postmodernidad es también el escenario de una guerra global permanente, que
esta forma de guerra tiene una función reguladora de la vida social y, en conse-
cuencia, a priori podríamos pensar que la violencia postmoderna es violencia
de la negatividad, pero advertidos del inconveniente de la postura reduccio-
nista —que reduce la comprensión de la violencia al uso de fuerza excesiva—,
conviene obtener un adecuado registro de estos puntos de vista. Así, si nuestra
intuición es correcta, la violencia de la positividad de Han puede coincidir con
los efectos ocasionados por la violencia estructural.
2 Ibíd., 19.
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Byung-Chul Han explica la violencia de la negatividad reconstruyendo
históricamente su naturaleza. Sostiene que la violencia arcaica no responde
a la mímesis por apropiación ni a la rivalidad mimética postuladas por René
Girard, que la violencia y la venganza de muerte no se suscitan por deseos
en conicto —“matar contiene un valor intrínseco”—.3 Por ello, la violencia
se guía por un principio capitalista: cuanta más violencia, más poder. Esta
economía sigue viva en los antiguos y es violencia de la negatividad, por
cuanto: “Esta violencia letal, que acontece, se intenta combatir oponiéndole
una contraviolencia. Uno se deende de la violencia ejerciéndola activamente.
Uno mata para no ser asesinado. Matar protege frente a la muerte”.4
No obstante, esta violencia basada en la venganza no presenta una rela-
ción de dominación, sino que es impersonal, de uso libre y no se dirige contra
nadie en concreto, como reitera Han:
No se trata de la persona a la que se mata, sino de matar. Toda muerte,
también la natural, genera venganza. Por eso se mata indiscriminada-
mente. Cada muerte supone un incremento de poder. Esta economía
mágica de la violencia, ajena a cualquier lógica racional, hace que la
venganza de sangre sea tan destructiva.5
En contraposición, la aparición del castigo racionaliza la venganza y pre-
viene su crecimiento imparable; la violencia se convierte en un acto que recae
sobre una persona. Transitando por estas dos manifestaciones históricas de la
violencia, Han argumenta sobre la violencia de la guerra en dichas sociedades,
desde una postura emparentada con la tesis de Girard, que promulga que la
guerra es una lucha primaria por la supervivencia resultado de la escasez de
bienes vitales, y la tesis contraria de Pierre Clastres, quien sostiene que la
guerra se basa en la mera agresión. La sociedad arcaica es una sociedad para
la guerra que origina un mundo de lo múltiple en oposición a la unidad.
Según Han, la economía de la violencia arcaica y su relación directa e incre-
mental con el poder no desaparece en la modernidad y la carrera armamentística,
3 Ibíd., 25.
4 Ibíd., 30.
5 Ibíd., 31.

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