Los discursos subyacentes de calidad, pertinencia y competencias
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2. Los discursos subyacentes
de calidad, pertinencia
y competencias
La determinación de los discursos subyacentes
o subdiscursos
Los discursos legitimantes o metadiscursos enunciados en el capítulo anterior:
la paz y su fundamentación económica, la globalización, la posmodernidad y la
sociedad del conocimiento se valen de discursos subyacentes o subdiscursos, que
ser aplicados por los Estados nacionales a través de sus políticas públicas internas,
los cuales se encuentran inmersos e imbricados en el sistema de aseguramiento
de la calidad, que no es cosa distinta que la forma de llevar estos discursos a la
práctica.Este sistema se encuentra administrado por órganos especiales adscritos
a los gobiernos nacionales, siendo el Ministerio de Educación Nacional y el
ICFES los del caso colombiano.
Los discursos de la calidad, la pertinencia y las competencias se complementan
entre sí, de tal forma que no puede haber calidad sin la determinación de unas
competencias demarcadas, y la satisfacción de estas, a su vez, constituye un factor
generador de calidad, en tanto que la pertinencia, como nueva función sustancial
Carlos Felipe Rúa Delgado
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de la universidad, se hace inherente a las dos. Es así como las competencias
se encuentran en el eje de la calidad y estas juegan un papel preponderante en
los mecanismos diseñados para el control de calidad en la educación superior:
calidad, acreditación y exámenes de calidad en la educación superior (pruebas
Saber Pro, antes conocidas como ECAES). Frente a la relación entre competencias
y calidad, Tobón (2007) señala:
El concepto de competencia emergió en el discurso del
sistema de aseguramiento de la calidad de la educación
superior en Colombia a partir de la reunión no articulada
de aportaciones de la lingüística y de otras disciplinas,
implementándose su uso con un nuevo sentido diferente
a los antecedentes disciplinares, sin una sustentación
como objeto de evaluación ni de formación. (p. 41).
El discurso de la calidad
El discurso de la calidad, al igual que el discurso de las competencias, cifra su
origen en las teorías de la administración de empresas, en donde aparece como
productos o servicios. Este enfoque de gestión de la calidad empresarial se llamó
Total Quality Management – TQM (Meyer Jr.,1999, p.16). En consecuencia,
hablar de calidad implica articular la noción de producto, puesto que es sobre ellos
empresarial al campo educativo, la educación también pasa a ser considerada un
producto que es objeto de calidad. Bondarenko Pisemskaya (2007) lo explica:
Históricamente, el concepto de la calidad se originó
en el campo empresarial e inicialmente se empleaba
al referirse a ciertas características de un producto
industrial, las cuales condicionaban su capacidad de
satisfacer las exigencias del consumidor. Luego, se
procedió a utilizar este concepto en referencia a otro tipo
de producto, el así llamado producto educativo, el cual
suele ser representado por la suma de los conocimientos
adquiridos por un estudiante, un material instruccional,
un egresado universitario o una nueva carrera, entre
muchos otros. (p. 615).
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Política Regulativa de la Educación Superior
Por provenir de la empresa, en donde – en principio – los productos son
cantidad de producto) y de la calidad resulta en un ejercicio más sencillo, en
donde se utilizan las herramientas que otorga la ingeniería industrial, mientras
que en la educación la situación es distinta, porque con los “bienes intangibles
se hace casi que imposible, razón por la cual aparece el sistema de aseguramiento
de la calidad como evaluador de las competencias, la pertinencia y los currículos,
de la misma forma que si se estuviera evaluando una cadena de producción en
una industria determinada. Meyer Jr. (1999) explica al respecto:
Mientras en las organizaciones se producen bienes
materiales, mayores son las oportunidades de obtener un
consenso acerca de lo que sea un producto de calidad,
lo opuesto ocurre en las organizaciones que producen
bienes intangibles, como en el caso de las universidades.
En todas las organizaciones que prestan servicios existe
calidad en virtud de la naturaleza intangible de los
servicios producidos. Se observa así, que el concepto
de calidad, además de complejo y dinámico, involucra
creencias, valores, perspectivas y juicios acerca de los
atributos, propiedades y condiciones de los productos o
de los servicios ofrecidos. (p. 16).
Bien podría decirse que la calidad constituye la nueva “lengua común”de la
educación, ya que atraviesa todos los espacios del campo educativo, tal y como
lo referencia Martínez Boom (2004,):
La calidad reordena todo el proceso educativo y toda la
práctica pedagógica; se convierte en una estrategia que
controla todos los hilos y las fuerzas que se encuentran
en juego, y se termina aceptando como un propósito
incuestionable que, sin calidad, la competitividad se
hace imposible dentro de una sociedad y una economía
globalizadas. (p. 331).
El concepto de calidad no es nuevo, aparece a lo largo de la historia en donde
distintos pueblos le han dado un contenido acorde a sus necesidades. Montaudon
Tomas (2010) rastrea la arqueología del concepto y lo ubica como un concepto
de manejo en las antiguas civilizaciones (China, Egipto, India, Israel, Babilonia,
Fenicia, Grecia y Roma), desde donde pasó a la Europa medieval hasta nuestros
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