La educación y la equidad de género: limitaciones y alcances
| Autor | Rosa Ávila-Aponte y María Isabel Corvalán Bustos |
| Páginas | 97-115 |
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Capítulo 3
LA EDUCACIÓN Y LA EQUIDAD DE GÉNERO:
LIMITACIONES Y ALCANCES1
Rosa Ávila-Aponte
María Isabel Corvalán Bustos
3.1. IntroduccIón
La educación desempeña un papel muy importante en el pro-
greso de la equidad de género, en especial, en América Latina
y otras regiones del mundo; así lo vienen planteando organi-
zaciones, como la Unesco (1994), Unesco/Orealc (2001). La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)
proporciona datos relacionados, sobre todo, con las desventajas
de las mujeres respecto de los hombres. Estas se focalizan en la
falta de recursos para satisfacer sus propias necesidades. Por
ejemplo, el porcentaje de la población femenina sin ingresos es
1 Este capítulo es fruto de la reflexión de las autoras en la Línea de Educación
y Pedagogía del Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, realizado
de enero a diciembre de 2012.
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•Rosa Ávila-Aponte, María Isabel Corvalán Bustos
siempre mayor que la masculina, profundizándose en tramos
de edad reproductiva. En 2008 el 44 % de las mujeres no tenía
ingresos propios, a diferencia del 25 % de hombres entre los 15
y los 24 años. En el tramo siguiente, 25 a 34, alcanza el 30 % y
el 8 %, respectivamente. Esta condición se cruza con la clase
social, etnia y etapa del periodo de vida en que se encuentran
las mujeres. En este contexto, el acceso a una educación de
calidad, en especial, a los niveles superiores, les permitiría
alcanzar, por un lado, autonomía, y por otro, integrarse y par-
ticipar activamente en la esfera pública.
Promover la igualdad de género supone que los diferentes
comportamientos, aspiraciones y necesidades de ambos sexos
se reflexionen, valoren y promuevan de la misma forma. Lo
anterior no implica que deban convertirse en iguales, por el
contrario, son sus derechos los que no pueden depender de si
han nacido hombres o mujeres. La igualdad de género involucra
la idea de libertad para el desarrollo de capacidades personales
y la toma de decisiones.
En el contexto anterior, los sistemas educativos de los paí-
ses de la región tienen la responsabilidad de la formación de
niños y niñas desde sus primeros años de edad, porque es en
esta etapa inicial donde pareciera que debería estar el énfasis
en una orientación inclusiva, donde no se discrimine por sexo
u otra condición, así las futuras generaciones comprenderán
la igualdad de género como un requisito esencial para la con-
vivencia y el desarrollo tanto de hombres como de mujeres.
Es necesario señalar, a pesar de la inequidad de género exis-
tente, los avances importantes en relación con el fenómeno de la
desigualdad de la mujer, como mayores niveles de escolaridad,
acceso al mercado de trabajo, pero con claras diferencias sala-
riales con respecto a los hombres. También han alcanzado la
presidencia en algunos países. Claramente esto no es suficiente
si se considera que la población mundial estimada para 2010
era de 6852 millones de personas, de las cuales 3402 millones
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