El empresario - La Empresa familiar y el pequeño negocio - Libros y Revistas - VLEX 862569432

El empresario

AutorIgnacio Aragoneses Cáceres
Páginas259-282
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EL EMPRESARIO
Como la parte más importante dentro del proceso de creación de un proyecto y de
gestión de cualquier empresa debemos tener en cuenta a la persona, el individuo que lucha
día a día para que ese proyecto salga adelante, que se ilusiona, que sufre y disfruta del
proceso.
El empresario o el líder de la empresa es la viva imagen de lo que ocurre en la
empresa, cualquiera de sus actos tiene una incidencia directa en el rumbo de la empresa,
cualquier mínimo cambio en su actitud o comportamiento también hace que la empresa
cambie. Es como si la empresa fuera una extensión del individuo y todo aquello que le
ocurre a este se ve reflejado en la empresa. El éxito de la empresa está directamente
relacionado con sus pensamientos, sus hábitos y sus actos, pasando a ser muy importante
que el empresario se reconozca a sí mismo y descubra qué tipo de persona es y cómo
cambiarse a sí mismo para que la empresa también cambie. Apostar por el crecimiento
personal y la mejora personal es una de las mejores estrategias a la hora de cambiar tu
negocio, todo se verá afectado por este tipo de decisión y encontrarás que cambiando tú
mismo todo cambia a tu alrededor.
Confiar en uno mismo es primordial para poder avanzar, todo se vuelve mucho
más fácil cuando logramos enfocar nuestra atención en nuestras posibilidades y
capacidades, en lugar de centrarnos en nuestros errores o defectos. Por eso he querido
tratar como puntos clave de este capítulo la confianza en uno mismo y la inteligencia
emocional, como armas para poder seguir adelante cuando nos flaquean las fuerzas.
Las cualidades del empresario de éxito como plato final, que nos ayudará a
entender un poquito más aquellos detalles que hacen al empresario tener éxito en lo que
hace.
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LA CONFIANZA EN UNO MISMO
La confianza en uno mismo es una de las principales cualidades que el empresario
debe tener para poder afrontar con éxito cualquier proyecto. Partimos del pensamiento de
poder hacerlo, para poder extenderlo hacia los demás y así crear una creencia en todo lo
que hemos diseñado y en la buena marcha de esa idea. Como puedes imaginar todo parte
de una creencia en un primer momento, es solamente una idea, que se convierte en
realidad porque el empresario tiene la confianza absoluta de que eso es posible y de que va
a ser capaz de enfrentarse a su desarrollo y sus retos.
Confiar en nuestras posibilidades como empresario es aceptar todo lo que rodea al
concepto incluyendo nuestra capacidad de aprendizaje y de cambio. Esta flexibilidad nos
ofrece una garantía a la hora de poder afrontar cualquier reto en el futuro.
Si partimos de una posición de falta de confianza en nuestras posibilidades como
empresario estaremos cayendo en uno de los errores más primarios del ser humano.
Podemos afirmar que cualquier persona puede conseguir lo que se proponga, no existen
límites para nadie, solamente aquellos límites que nosotros mismos establecemos en
nuestra mente. La falta de confianza en la realización de las tareas o cuando debemos
tomar decisiones es uno de los peores aliados del empresario. Imagina que tuvieras una
pistola apuntándote a la cabeza durante todo el día, no podrías hacer nada porque estarías
todo el día pensando en ella. La inseguridad nos paraliza al igual que lo haría este ejemplo,
dejándonos sin posibilidades, sin opciones.
Todo el mundo ha tenido inseguridad en algún momento, ha sentido miedo, ya que
existe dentro de nosotros y nos acompaña durante toda nuestra vida. Pero lo que no
podemos hacer es enfocar nuestra atención en la inseguridad o el miedo constantemente.
No nos ayuda y lo único que provoca es una barrera a nuestro avance, en la empresa y
como persona.
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Si miras con atención la imagen anterior podrás enfocarte en distintas palabras
que nos aportan distintas energías. Si nos enfocamos en una de ellas el resto permanecen
allí y si miras a un grupo de palabras, las demás también seguirán ahí, no desaparecen,
pero aun así puedes seguir mirando con firmeza hacia una de ellas y hacerla crecer dentro
de ti. Hazlo por ejemplo con la palabra FELICIDAD, mira fijamente la palabra en el dibujo
anterior mientras piensas en cosas que te hagan feliz. Cuando centramos la mirada en la
palabra, el resto del dibujo parece difuminarse, pareciendo desaparecer aunque sabemos
que permanece allí.
Si por el contrario fijas tu atención en el MIEDO, los demás estados de ánimo
seguirán ahí, pero los estarás ignorando, haciendo creer a tu mente que el miedo es algo
importante y tu miedo crecerá, lo estarás alimentando con tus hábitos diarios de
pensamiento y de acción. Nuestra mente funciona de esta manera tan sencilla, aquello en
lo que nos enfocamos termina siendo aquello en lo que creemos firmemente.
La falta de confianza
La falta de confianza se genera por muchas razones, una de ellas puede ser una
continuada sucesión de hechos que no han salido como se esperaban o por las críticas
constantes de las personas que nos rodean, llegando a centrar nuestra atención solamente
en aquello que es negativo.
Como hemos dicho, nuestro cerebro funciona de tal manera que si alimentamos
nuestro día a día de inseguridad, estaremos concentrando nuestra atención en esa actitud,
si lo hacemos a diario y por un período muy prolongado, terminaremos convencidos de que
somos “INSEGUROS”, algo que no es real y solamente está en nuestra mente. Es un error
pensar de esa manera, solamente tenemos que enfocarnos poco a poco en otra actitud y
comprobar que, con tiempo, nuestra personalidad cambia y comenzamos a ser aquella
persona que queremos ser. Este esfuerzo es personal y de él depende la mejora de nuestra
persona y el éxito del proyecto.
Podemos identificar claramente a las personas que se centran solamente en los
puntos negativos en su vida. Son muy típicas las frases:
“Eso no podemos hacerlo”.
“No creo que se pueda hacer”.
“Dudo que lo consigamos”.
Cuando nos encontramos ante una persona negativa todo se vuelve negro y
parece que nada pueda conseguirse. En este punto es bueno diferenciar a la persona que
nos ayuda a darnos cuenta de nuestros errores, siendo esto positivo en nuestro avance, de
la persona que nos paraliza en nuestras acciones porque cree que no son posibles, siendo
esta la persona que porta la negatividad. La persona negativa intentará hacerte ver todos
los problemas posibles para que no hagas aquello que quieres hacer, terminará por
convencerte de que lo que estabas pensando no es posible.
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Mejorar la confianza
Una actitud positiva ante lo que queremos hacer y ante lo que nos proponemos es
primordial, si al final no conseguimos el objetivo no será por no haberlo intentado, eso es lo
más importante. En la mayoría de las ocasiones aquello que creemos tan difícil se convierte
en algo muy simple una vez que lo hemos iniciado.
Henry Ford, uno de los más grandes emprendedores en la historia de los Estados
Unidos decía: “tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo
cierto”, una frase llena de significado que nos indica la importancia de creer en lo que se
hace. La seguridad en lo que se quiere es lo más importante a la hora de afrontar un reto
empresarial y estar convencido de ello y creer que se puede, una premisa importante para
poder conseguirlo.
Además de tener como premisa este pensamiento positivo nos encontramos con
otra barrera a superar, la de fallar y volver a levantarse para poder conseguirlo. No importa
fallar, lo importante es intentarlo las veces que sean necesarias. Otra gran frase que nos
explica la importancia de la confianza y la paciencia es: “el éxito no se consigue llamando a
dos puertas y descubriendo que la respuesta es NO. El éxito está en encontrar la puerta
que detrás tiene el SÍ, sin importar el número de puertas a las que tenemos que llamar”.
Parece algo sencillo de entender, si fallas es porque no has encontrado lo necesario, sigue
intentándolo hasta que llegue aquello que buscas y sobre todo no pares y hazlo con
energías y con las ganas necesarias.
Teniendo claro que lo primero que debemos hacer es creer que podemos hacerlo y
lo siguiente no dejarlo hasta conseguirlo, estaremos evitando esa falta de confianza y
dando razón a los acontecimientos que tienen que suceder, como el hecho de cometer
errores o no encontrar el resultado correcto a la primera. El proceso es tan sencillo como
seguir intentándolo hasta encontrar la solución adecuada a lo que buscamos. Imagina a
Tomas Edison, el creador de la bombilla, que hizo más de 1.000 pruebas antes de llegar a
aquella que funcionó adecuadamente, y la dimensión de su descubrimiento en nuestra vida
diaria, donde podemos vivir con la luz eléctrica. Para él, el proceso de conseguir llegar a la
solución definitiva no fue una sucesión de fracasos, sino de aprendizaje mientras iba
puliendo aquello que definitivamente le daría el resultado correcto. Él lo expresaba de la
siguiente manera: “no he fracasado, solamente he encontrado 999 maneras de cómo no
hacer una bombilla”.
Ante la falta de confianza, también existe una buena técnica que podemos aplicar
y muy sencilla, quitarnos la responsabilidad de nuestros hombros y vernos como un mero
instrumento de intermediación entre la empresa y su camino, como el catalizador de las
necesidades de la empresa. Algo que a mí me sirvió enormemente en los momentos de
duda fue pensar de la siguiente manera: “lo importante no soy yo, lo importante es el
objetivo”, quitando así presión de mi persona y mirando fijamente a aquello que
verdaderamente interesa a la empresa.
La falta de confianza está relacionada con la falsa impresión de que no seremos
capaces de realizar las labores o que resultarán fallidas, pero si evitamos pensar en aquello
que podemos o no hacer y nos centramos en lo que la empresa necesita, pasando la
empresa a ser el sujeto de importancia, entonces encontraremos que todo cambia de
perspectiva y de repente tenemos esa energía necesaria para poder afrontar los retos casi
sin pensarlo. Es algo así como la aceptación de lo que debemos hacer.
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Si pudieras entrevistar a cualquier persona de éxito que haya logrado hacer una
fortuna y que la haya creado desde cero, te vas a encontrar con una afirmación muy curiosa
y es: “he fallado más veces de las que he acertado, pero lo importante es que no me he
rendido”. Este tipo de afirmación nos da la clave para poder alcanzar el éxito en una
empresa y en la vida. De igual modo que Edison siguió hasta encontrar la solución a su
planteamiento, debemos ser capaces de seguir adelante y no detenernos ante nada.
¡NUNCA TE RINDAS!
La palabra imposible deberá desaparecer de nuestro vocabulario, tenemos que
entender que nuestros pensamientos se convierten en nuestros actos y que nuestros actos
son los que nos llevan a conseguir lo que deseamos. Permite que tu sueño se haga
realidad primero en tu mente, luego pasa a la acción hasta conseguirlo y no permitas que
ese sueño sea simplemente un sueño.
Un gran ejemplo de la confianza en las posibilidades es el de la selección española
de fútbol, un equipo que durante años y años fue fiel a un estilo de juego y aun así no ganó
nada durante décadas. Siguió apostando por aquello que creía, creando un estilo único,
depurando las habilidades, manteniendo su filosofía que permaneció durante años y años.
Y ha sido después de sufrir y luchar, después de perder en muchas ocasiones, de muchos
intentos y desilusiones, del mismo modo que lo hizo Edison con su bombilla, cuando ese
resultado ha llegado, y lo ha hecho de la mejor manera posible. Es un equipo que ha hecho
historia en el fútbol internacional y un estilo de juego que todo el mundo soñaría tener en
sus selecciones. La consecución de las eurocopas más el mundial de fútbol de 2010 fue
todo un ejemplo de confianza en lo que se persigue, de saber lo que se quiere y cómo se
debe hacer, de esfuerzo continuado y de mucha paciencia.
El empresario que quiere conseguir algo con su empresa debe confiar ciegamente
en lo que hace, de tal manera que llegue a ver más allá de donde los demás pueden ver,
que logre entender lo que los demás no entienden y afronte las complicaciones y problemas
sin miedo, porque sabe que detrás de todos esos problemas se encuentra aquello que ha
buscado con tanto hincapié. Podríamos decir que el empresario necesita ser un visionario
de su proyecto.
“La confianza en uno mismo se logra
cometiendo errores y aprendiendo de ellos.
Renaciendo de las cenizas”. Anónimo
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La confianza en uno mismo, resumen
Lo que pensamos o lo que creemos nos hace lo que
somos, trata de que tus pensamientos estén enfocados en la
dirección correcta.
Para conseguir el objetivo debes creer firmemente que
se puede y no dejar de intentarlo hasta que suceda.
Si tomas una decisión y descubres que te has equivocado
has de mirar la parte positiva, has encontrado algo que no
se debe hacer, en ese momento debes centrar tu atención en
hacerlo de algún modo que sea más correcto.
Si has tomado una decisión y has acertado, celébralo. En
la reafirmación de tus logros está el secreto de un futuro más
exitoso, consiguiendo así mejorar tu confianza.
Descentra tu atención de la indecisión, de la falta de
confianza y de aquello que te frene y centra tu atención en
cosas positivas.
No importa las veces que caigas durante el camino, lo
importante es que te levantes para poder seguir adelante.
Si otra persona lo ha hecho tú también puedes hacerlo,
confía en tus posibilidades y sobre todo NO TE RINDAS
Yo puedo hacerlo, solo tengo
que confiar en mis
posibilidades y aprender de mis
errores.
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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
En la empresa familiar, la inteligencia emocional es uno de los mayores aliados
para el empresario y depende de ella para poder lidiar con el entramado de emociones que
surgen, siempre que tratamos con personas cercanas y familiares directos. La unión de las
emociones y la razón, en la mayoría de los momentos que se viven en la empresa y la
necesidad de separarlos para poder tomar decisiones acertadas, nos obliga a controlar este
importante aspecto de nuestra personalidad.
Ser inteligente emocionalmente es aprender a controlar nuestras emociones y
entender a su vez las emociones de los demás. Reconociendo las emociones en nosotros
mismos y en los demás y siendo conscientes de ellas logramos controlarlas de manera que
actúen de un modo positivo para la consecución de nuestros objetivos, sin que supongan
un estorbo o un freno en nuestro camino.
El control de nuestras emociones y de nuestro estado anímico, de tal manera que
no afecte a la empresa o las tareas diarias de la misma, es un gran salto en la libertad para
poder avanzar desde la razón. Esto no quiere decir que seamos personas frías o que
tengamos que comportarnos sin ningún tipo de sentimiento, somos seres humanos y los
sentimientos son parte de nuestra esencia, pero tenemos que ser capaces de entenderlos,
controlarlos y usarlos de tal modo que no sean perjudiciales para nuestro propósito. Un
ejemplo sencillo es el de la pelea entre familiares, algo que en la mayoría de los casos no
tiene casi importancia o que no es de gran relevancia y por lo que podemos perder mucho
tiempo e incluso paralizarnos.
Se dice que la inteligencia emocional forma parte del proceso de madurez de la
persona, siendo consciente del efecto que sus emociones tienen en él mismo y en los
demás, llegando así a controlarlas para que no afecten en el transcurso normal de su vida.
El buen uso de la inteligencia emocional
El buen uso de la inteligencia emocional en las labores diarias de la empresa nos
aporta una ventaja significativa a la hora de dirigir y enfocar nuestros esfuerzos en la
empresa aceptando así nuestros compromisos y responsabilidades por encima de cualquier
situación que pueda aparecer o afectarnos en el camino. En algunas personas este hábito
de seguir adelante y de permanecer concentrado, logrando controlar las emociones del día
a día, parece ser innato, para el resto la inteligencia emocional es algo que se puede
trabajar y aprender con tiempo.
“El espectáculo debe continuar”. Queen
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Quiero mencionar como ejemplo de inteligencia emocional
el de un amigo que conocí en el servicio militar. Esta persona fue
capaz de superar frustraciones, comentarios negativos de
entrenadores y momentos duros que podían haberle apartado de
su objetivo.
Siempre lograba motivarse, volver a estar en el camino y
moverse hacia su sueño por encima de cualquier cosa que pasara
a su alrededor. Recuerdo que siempre me decía “esto es lo que
tengo que hacer para poder hacer lo que quiero”, demostrando
una determinación que no he visto en muchas personas y una
aceptación de sus obligaciones diarias totalmente increíble.
Al cabo de los años esta persona tuvo éxito en su
propósito, dejando a muchos con la palabra en la boca y no solo
eso, sino que además se convirtió en uno de los deportistas más
laureados del deporte español. Es un ejemplo como persona, pero
además es todo un ejemplo de persona emocionalmente
inteligente. ¡Un abrazo Luis!
Aprender a ser inteligentes emocionalmente nos ayuda a superar momentos de
frustración, a controlar conscientemente nuestros estados de ánimo para que no afecten a
nuestras labores diarias y de este modo conseguir nuestro objetivo. Un niño pequeño es
todo un ejemplo de facilidad para cambiar de una emoción a otra en solo unos segundos no
siendo consciente de lo que supone mantener esa emoción en el tiempo. Son capaces de
pasar de un estado de tristeza absoluta a reír como locos en apenas unos segundos, algo
que nos costaría mucho cuando somos adultos, pero que realmente es posible si
aprendemos a controlar nuestras emociones y somos conscientes de ellas.
La resiliencia, algo que hemos comentado en los primeros apartados de este libro,
o la capacidad de sobreponernos a momentos de trauma o dolor emocional, es otra de las
habilidades que el empresario debe controlar en su proceso de crecimiento como
empresario y como persona. Ya sea dentro de la familia o en la empresa los momentos
duros existirán, todo el mundo debe pasar en su vida por la pérdida de un familiar o por
situaciones difíciles de asimilar como individuo, algo que tenemos que aprender a tratar de
la mejor manera, para poder seguir adelante y para seguir enfocados en nuestro propósito.
La persona emocionalmente inteligente
Las características básicas de la persona que es emocionalmente inteligente
fueron desarrolladas en el libro La inteligencia emocional de Daniel Goleman, en donde nos
habla de los principales aspectos que definen a este tipo de personas.
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El listado siguiente nos ayuda a entender lo que significa ser emocionalmente
inteligente:
Poseer suficiente grado de autoestima.
Ser positivo.
Saber dar y recibir.
Empatía (entender los sentimientos de los otros).
Reconocer los propios sentimientos.
Ser capaz de expresar los sentimientos positivos como los negativos.
Ser capaz de controlar los sentimientos.
Tener motivación, ilusión, interés.
Superación de las dificultades y de las frustraciones.
Encontrar un equilibrio entre exigencia y tolerancia.
Estas características nos describen a una persona que no esconde sus
emociones, que sabe motivarse en los momentos más exigentes, capaz de superar las
dificultades en el camino y sobre todo positiva en su esencia.
La persona positiva que normalmente sonríe ante la vida, que es capaz de mostrar
una sonrisa en cualquier momento, solamente por agradar a la persona que la recibe, tiene
una gran ventaja y es tener un hábito que le ayuda a controlar las emociones, que le aporta
salud emocional y que además lo hace de una manera natural, gratuita y sencilla.
Una sonrisa puede
mejorar hasta el peor
de los días. ¡Pruébalo!
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La persona que es emocionalmente inteligente no solo logra entender sus
emociones sino las de los demás, así como entender el equilibrio necesario entre la
exigencia y la tolerancia, algo que para los intereses de la empresa familiar es muy
importante. Como ya hemos comentado el empresario familiar puede pecar de ser
demasiado condescendiente o tolerante con los familiares empleados y no exigir lo
necesario de sus trabajos (ver Capítulo 3: La relación familiar – La exigencia).
El empresario emocionalmente inteligente logra hacer de la labor de gestión algo
con lo que disfrutar cada día, lleno de aprendizajes y alegrías, dejando el estrés o las
frustraciones de lado y centrando su mirada fijamente en aquello que realmente tiene
importancia como el objetivo de la empresa y su salud como persona, así como la de los
demás componentes de la empresa.
En la empresa familiar
En la empresa familiar el control de las emociones cobra una mayor importancia.
Durante la gestión del proyecto habrá momentos en los que tendremos que tomar
decisiones que puedan afectar a alguno de los componentes familiares, este tipo de
decisión no es fácil y nos hace luchar contra un torrente de sentimientos. Lo más importante
en estos casos es pensar racionalmente y tomar la decisión que sea mejor para el conjunto.
En el trato con los familiares podemos encontrarnos con muchas y variadas
situaciones, los casos de aquellos que intentan convencer o influenciar al empresario para
que modifique su actitud y de este modo salir beneficiados, o los que utilizan los
sentimientos para convencer, los que lo hacen para librarse de responsabilidades, etc.
Cualquier artimaña en la que se utilicen los sentimientos y las emociones puede resultar,
siempre que estemos tratando con familiares, ya que siempre estaremos más receptivos
emocionalmente. Por este motivo el empresario familiar debe tener claro que la implicación
de los sentimientos en las decisiones o en cualquier tipo de acción sobre la empresa, puede
ser contraria a los intereses del negocio y puede causar problemas futuros. No caer en la
tentación de ser demasiado tolerante es una de las principales prioridades como
empresario de la empresa familiar.
También podemos encontrar momentos en los que el empresario experimente un
momento delicado o difícil a nivel personal, en estas ocasiones deberemos controlar
nuestras emociones, teniendo que exponernos a todos los empleados con nuestra mejor
cara, aunque por dentro estemos sintiendo algo muy distinto. Este tipo de situaciones son
uno de los hábitos que el empresario debe adquirir, teniendo que controlar sus emociones
para que todo siga funcionando adecuadamente y sin retrasos.
Como se suele decir “toma aire, respira un par de veces profundamente y continúa
haciendo lo que es necesario”.
La empresa no espera a nadie, no espera a que estemos preparados y no espera
a que nuestros problemas emocionales se arreglen, la empresa necesita seguir adelante y
depende de personas que saben gestionar sus emociones correctamente, para que no
afecten al normal funcionamiento del proyecto.
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La inteligencia emocional en resumen
El control de nuestras emociones y el control de las
respuestas que tenemos ante momentos de estrés o conflicto
es tan importante que resulta determinante en una
empresa familiar, donde los conflictos y las emociones
están más presentes que en las empresas en las que los
integrantes no son parte de la misma familia.
Ser consciente de nuestras emociones es la base para
poder llegar a controlar nuestro estado emocional.
Utiliza alguna táctica que te ayude a sacar las
emociones negativas de tu mente: correr, un grito en la
montaña, un pensamiento agradable, un deporte de lucha.
Seguro que hay algo que te ayuda a descargar esa carga
negativa.
La empatía nos ayuda a comprender a la otra persona o
entender sus sentimientos, algo muy bueno en la empresa
familiar.
Separa las dificultades y las frustraciones de aquello
que haces, encuentra el lugar donde dejarlas apartadas para
poder seguir adelante.
Encontrar los pensamientos que te hagan feliz y
practicar la sonrisa como hábito.
Recuerda que somos libres de pensamiento, eso es
algo que nadie nos puede quitar.
El control de nuestras emociones nos abre la puerta a
un mundo nuevo, en el que todo es posible.
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CUALIDADES DEL EMPRESARIO DE ÉXITO
Capacidad de liderazgo, buen comunicador, analítico, previsor, paciente,
constante, tiene determinación, tiene fe en su proyecto, es asertivo, responsable, nunca se
rinde; es una persona de acción, emocionalmente inteligente, sociable, que celebra sus
éxitos, es positivo, le gusta aprender, siempre quiere mejorar, no tiene miedo a lo
desconocido...
Las principales cualidades que debe tener un empresario de éxito siempre son las
mismas, aunque no es muy común encontrar todas en un mismo individuo, por este motivo
el empresario puede pensar en la posibilidad de asociarse con las personas que le
complementen, toda una ventaja cuando se logra.
Napoleon Hill, autor del famoso libro Think and grow rich (“piense y hágase rico”)
hablaba del “Mastermind principle” o la unión de varias mentes hacia la consecución de un
mismo objetivo como la manera de conseguir un resultado adecuado. Ya que, según él, un
solo individuo es difícil que consiga un gran resultado en la vida sin la unión con alguien.
Ej.: deportista-entrenador, escritor-editor, etc. En la empresa podemos aplicar este mismo
principio para poder alcanzar el éxito como persona y como organización, buscando a
aquella persona o personas que nos complementen y nos ayuden a superar los retos del
día a día a los que debemos enfrentarnos con nuestro proyecto. Estas personas también
actúan como motivadores, manteniéndonos activos cuando nuestras fuerzas flaquean.
Las cualidades del empresario de éxito son básicamente un resumen de los
capítulos que hemos ido viendo durante este libro, incluyendo algunos otros aspectos que
no hemos mencionado, como los de la siguiente ilustración.
Ξ^dZKKW1dh>Kϱ͘>DWZ^Z/K Ϯϳϭ
Liderazgo
El empresario es la persona que lidera un proyecto, aunque sea por un tiempo
inicial, como tal debe tener las capacidades necesarias para hacer que ese proyecto salga
adelante. Recordamos que la definición de liderazgo hacía referencia a las capacidades y
los objetivos a conseguir. Entre las capacidades que podríamos adjudicar al líder podríamos
destacar: el optimismo, la visión, la búsqueda de los resultados, la confianza, la creación de
grupo, el ser capaz de sacar lo mejor de sus empleados, el control de sus emociones,
inspirar a otros, educar con el ejemplo, la facilidad para comunicarse, etc.
El líder debe inspirar a los demás en la realización de su proyecto y ganar el
respeto de los empleados mediante sus acciones, pensamientos y palabras. Es la persona
que más trabaja, nunca el que menos y es capaz de tener una clara visión de su proyecto,
guiando así a los demás en el camino. No debemos confundir el liderazgo con las acciones
aisladas de ordenar o mandar.
Para entender un poco más qué es el liderazgo vamos a decir qué “no es un líder”.
No es la persona que controla, gestiona y paga a los empleados.
No es el que más grita, el que más mala leche tiene o el que mira de cerca
nuestros movimientos.
No es el más amigo de los empleados, él debe ser el líder.
No es la persona que se comporta de una manera blanda o sin autoridad.
No es la persona que no posee autocrítica, o que cree saberlo todo.
Ahora que tenemos una definición del liderazgo, algunas de las capacidades y
algunos de los supuestos que no lo son, debemos tener una imagen más clara de aquello
que es un líder. El liderazgo es un término difícil de definir con claridad ya que hay
diferentes tipos de liderazgo, pero es cierto que es fácil darnos cuenta cuando estamos ante
un líder de verdad. Se dice que los líderes nacen, no se hacen, pero la realidad nos
demuestra que el liderazgo es algo que también se aprende con el tiempo y con las
técnicas adecuadas.
“El líder exitoso debe entender y aplicar el principio del
esfuerzo cooperativo y ser capaz de inducir a sus seguidores a
hacer lo mismo. El liderazgo exige poder y el poder exige
cooperación”. Napoleon Hill
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Buen comunicador
La comunicación es una faceta muy importante para el empresario, es necesaria y
debe ser constante en el desarrollo de su proyecto. Es la sabia que hace que cada uno de
los individuos de la empresa desarrolle el trabajo adecuadamente y entienda el propósito y
los objetivos que se intentan alcanzar. El buen comunicador no solo comunica, también
sabe escuchar.
La comunicación es un proceso de ida y vuelta, de envío de información y de
recepción de la información. El empresario debe fomentar ambos sentidos para que el
proyecto salga adelante correctamente. La persona que sabe escuchar adecuadamente
siempre sale beneficiada de los conocimientos que adquiere en este proceso.
Aprender a comunicarse de una manera sencilla y fácil, asegurar que los
mensajes que se transmiten son entendidos correctamente e identificar el momento y las
situaciones adecuadas en las que comunicar.
Para evitar enviar mensajes erróneos y crear malentendidos, existe una práctica
fácil y sencilla que es la de preguntar si se ha comprendido: “¿estamos de acuerdo en lo
que vamos a hacer? Repetimos los puntos principales, 1, 2, 3…”. También cabe la
posibilidad de pedir a la persona que va a realizar el trabajo que nos devuelva el mensaje
según lo ha entendido.
Comunicar el mismo mensaje en distintas ocasiones también es muy
importante, el empresario debe repetir las veces que haga falta el mensaje para que sea
realizado con exactitud y acorde a las necesidades, la comunicación mediante un mensaje
único y aislado no es efectiva y nunca funciona adecuadamente.
El contexto, la situación o el lugar donde realizamos esta comunicación también
tienen influencia sobre lo que se entiende en este proceso, es importante saber dónde
comunicamos y para qué lo hacemos.
Recordamos cómo realizamos la comunicación en la empresa:
En pequeños mensajes durante el día. Hablado, escrito.
En reuniones programadas con todo el equipo.
En reuniones individuales como: revisión del trabajo, corrección de lo que se hace,
revisión de los progresos, etc.
En sesiones de aprendizaje sobre el producto, mejoras, etc.
Reuniones específicas con observaciones y mejoras presentadas por los
empleados.
Todo lo anterior es comunicación y el éxito de una empresa depende en gran
medida de esta faceta tan importante del emprendedor. Recuerda que saber escuchar
forma parte de la comunicación.
Ξ^dZKKW1dh>Kϱ͘>DWZ^Z/K Ϯϳϯ
“Recuerde que no basta con decir una cosa correcta en el
lugar correcto, es mejor todavía pensar en no decir algo
incorrecto en un momento tentador”. Benjamin Franklin
Analítico y previsor
El proceso analítico dentro de la empresa es tan importante como el que más, ya
que nos aporta una visión global de todos y cada uno de los ámbitos de la empresa. Sin
unos datos correctos tomaremos las decisiones a ciegas, es por ello que el buen
empresario necesita de un ávido sentido del análisis enfocado a la necesidad de sacar
conclusiones y a la toma de decisiones posteriores.
La planificación de objetivos y estrategias, basadas en estos análisis y la
anticipación a aquellos problemas que podemos encontrar, crean un camino seguro y claro
a andar en el desarrollo del proyecto que tenemos entre manos.
Cada proyecto o empresa es distinto, incluso siendo un mismo sector y mismo
estilo de negocio tendremos una clientela específica, una personalidad única. Es muy difícil
encontrar dos sitios que sean, en su concepto, exactamente iguales. Por este motivo es
necesario aprender de nuestro negocio. Esto no quiere decir que no exploremos cómo
funcionan los demás como parte importante del proceso de crecimiento.
La planificación nos aporta claridad, orden en nuestro planteamiento, seguridad,
nos ayuda a no equivocar nuestras decisiones y movimientos en el transcurso de los días y
nos obliga a seguir una guía predeterminada, por la que hemos apostado.
La previsión nos hace fuertes ante las adversidades, mejora la percepción de estos
momentos al afrontarlos con calma y seguridad. Es anticipar aquello que va a suceder en el
futuro mediante al análisis de las experiencias anteriores o mediante supuestos, realizando
un trabajo determinado que nos asegure un correcto acercamiento a situaciones concretas,
ya sean momentos de menor facturación, mayor demanda, cierre por vacaciones, etc.
El empresario debe ser analítico, ser previsor, debe saber planificar el desarrollo
de las tareas necesarias para el avance de su proyecto. Cualidades estas muy importantes
para el éxito de cualquier empresa.
“Solo se aprende a través del fracaso y lo que se aprende
es la importancia de la previsión”. Irvine Welsh
Ϯϳϰ>DWZ^&D/>/Zz>WYhHKE'K/K Ξ^dZKK
Paciente y constante
La paciencia y la constancia son, si hablamos del desarrollo del trabajo y la
consecución de nuestros objetivos, aquello sobre lo que asentamos el éxito. Nada se
consigue sin esfuerzo y el que todavía piense que montar una empresa es ganar dinero y
trabajar menos, puede dejarlo, si no quiere acabar frustrado y sin resultado alguno.
El empresario de éxito es una persona que disfruta con el proceso de desarrollo de
su empresa, que se levanta por la mañana con energías para enfrentarse a los nuevos
retos y que no se plantea el abandono en ningún momento.
La paciencia es una de sus virtudes, no piensa en el tiempo que necesita invertir
en el desarrollo de su sueño, solamente tiene su mente fijada en el objetivo a conseguir. Y
es constante de igual modo, porque para el empresario de éxito, el trabajo diario es un
motivo para estar alegre, un motivo para disfrutar de cada segundo que está junto a su
creación.
La paciencia aporta al trabajo diario la tranquilidad de saber que llegaremos a
conseguir aquello que nos hemos propuesto, sin la obsesión de no llegar al objetivo cuanto
antes. Para esto hemos de realizar un buen planteamiento de nuestras actividades diarias y
ser constantes en la realización de las mismas, aceptando que debemos hacerlas al tener
claro que después de ellas está nuestro propósito. Realizar un plan de trabajo en el que
tener claro el camino, las tareas, los objetivos a conseguir, la rutina diaria y establecer
dónde queremos llegar con nuestro trabajo en el día a día y sobre todo establecer metas
alcanzables, realistas, es vital y clave para la empresa.
La paciencia y la constancia sumadas a una buena planificación son los
ingredientes del éxito.
“Quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea”.
Benjamin Franklin
Determinación y fe en su proyecto
Cualquier proyecto se lleva a cabo con una gran determinación por parte de la
persona, que lucha contra las posiciones enfrentadas de los demás, contra momentos de
dificultad y duda. Además tiene una gran dosis de fe en lo que hace, porque se apuesta por
algo sin saber ciertamente si se conseguirá llegar a la meta. Es la fe en el proyecto la que
nos hace seguir adelante y nos mantiene activos.
Al final cualquier proyecto es una apuesta, un riesgo del que no tenemos una
seguridad al 100%. Es por ello que el empresario debe creer con firmeza en lo que hace,
sin tener dudas sobre la consecución del objetivo, aunque este sea toda una locura a ojos
de los demás. Si el empresario cree firmemente en lo que hace, los demás se dejarán llevar
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por él, si duda de su propio proyecto los demás abandonarán el barco antes de que se
hunda por completo.
Las locuras más grandes se han convertido en grandes empresas o grandes
hazañas mediante creencia ciega en el resultado y solo aquellos que se atreven a creer
alcanzan sus objetivos, es por eso que lo primero que debes hacer antes de empezar un
proyecto es creer en él, si antes de empezar a realizar algo te das cuenta de que no crees
en ello, mejor que no lo empieces.
La determinación entra en escena cuando hay que luchar en el día a día, cuando
encontramos barreras en el camino, cuando andamos por zonas pantanosas con nuestra
empresa y ante la dura oposición de familiares y amigos. Es entonces cuando el empresario
antepone su determinación y consigue sobreponerse a cualquier inconveniente del camino,
llegando a conseguir su objetivo y haciendo ver a los demás su compromiso con el
proyecto.
El empresario debe tener la determinación para conseguir lo que se ha planteado
cueste lo que le cueste y pese a quien pese.
“Creo en la determinación humana. A lo largo de la
historia se ha demostrado que la voluntad humana es más
poderosa que las armas”. Dalai Lama
Emocionalmente inteligente
La inteligencia emocional o la capacidad para controlar nuestras emociones y las
de los demás, es algo que cada vez va teniendo más importancia en las cualidades de las
personas con responsabilidad en empresas y en posiciones directivas. El empresario no
debe ser menos y debe tener la capacidad de aprender a controlar sus emociones,
gestionándolas en beneficio de su empresa o proyecto, y aprender a entender el proceso
mediante el cual es capaz de controlar las emociones de los demás individuos implicados
en su organización.
Se dice de la resiliencia que es la capacidad de los sujetos para sobreponerse a
dolor emocional o traumas. Esta capacidad, en un ambiente donde los problemas o retos
son constantes, es algo muy importante a tener en cuenta. La empresa no puede depender
de una persona que tarda días en volver a estar preparado para afrontar sus
responsabilidades o su trabajo, la empresa debe continuar y el emprendedor debe aceptar
el reto de mantener la integridad y aceptar su responsabilidad.
La inteligencia emocional está asociada a la madurez personal pero esto no quiere
decir que por el mero hecho de cumplir años vayamos a ser más inteligentes
emocionalmente. La inteligencia emocional, al igual que el resto de las inteligencias hay que
alimentarla para que crezca, con la práctica y con el tiempo. Ser más inteligentes,
emocionalmente, es aprender a entender nuestras emociones, es mirarnos de afuera hacia
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dentro cuando estamos dentro de un estado emocional (miedo, ira, tristeza, felicidad, etc.) y
comprender la forma en la que podemos controlar nuestras emociones no dejando que
sean ellas las que nos controlen a nosotros.
“Ser libre no es hacer lo que quieres sin pensar, sino
pensar por qué quieres hacerlo". Ramón Rosal Cortés
Responsable
La responsabilidad es una de las cualidades que el empresario adquiere de golpe,
ya que todo depende de él, desde lo más pequeño hasta lo más grande, todo es su
responsabilidad. Cuando surgen problemas en la empresa y cuando se cometen errores,
siempre es su responsabilidad. Por este motivo debemos aceptar la responsabilidad, no
intentar evitarla. Cuando una persona nunca ha tenido responsabilidad cree que no sabrá
lidiar con ella, pero sorprendentemente la mayoría de las personas crecen personalmente y
en la realización de sus trabajos una vez que se les ofrece responsabilidades y capacidad
de decisión. Asumir el trabajo y las acciones necesarias para guiar tu idea o negocio es ser
responsable del mismo y sobre todo no dejar que el miedo afecte a tus acciones a la hora
de realizarlo, si fallamos cuando hacemos algo estaremos mejorando nuestro entendimiento
de cómo hacerlo adecuadamente. Fallar es bueno, es la única forma de aprender.
Es fácil ver como una idea se va de las manos cuando el empresario comienza a
evitar la responsabilidad, dando por sentado que es culpa de los demás. La típica frase “es
culpa de los empleados, no entienden o no hacen lo que les digo”. La frase correcta sería:
“no me comunico como debo, no he desarrollado las tareas y los procesos con claridad, no
realizo un control posterior de lo que se debe hacer”. La responsabilidad es del
empresario SIEMPRE.
El empresario de éxito quiere la responsabilidad del mismo modo que quiere el
éxito.
“El precio de la grandeza es la responsabilidad”. Winston
Churchill
No para de aprender
El aprendizaje para el empresario es la comida con la que alimentar a su empresa,
de donde sacar nuevos métodos, mejores procesos, mayor efectividad y más ingresos, etc.
El hábito de aprender es algo que está asociado a cualquier emprendimiento, pero cobra
más importancia en el momento actual en el que vivimos.
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En la sociedad actual las empresas necesitan nuevos sistemas con los que
enfrentarse a los cambios rápidos en los hábitos del consumidor, las formas de pago, las
tendencias y esto es algo a tener muy en cuenta en cualquier empresa actual. Las
empresas necesitan de nuevas ideas, de más información y sobre todo necesitan aprender
nuevos métodos para afrontar estos cambios.
El empresario de éxito es una persona con mucha sed de aprender cosas nuevas
y que no le importa empezar de cero si es necesario para poder tener el conocimiento
adecuado en alguna materia. Lee, acude a reuniones, aprende de los demás, mantiene un
aprendizaje diario y una constante atención sobre aquellos temas que le interesan.
El emprendedor no puede parar de aprender, NUNCA.
“Hay alguien tan inteligente que aprende de la
experiencia de los demás”. Voltaire
Asertivo
La asertividad, otra palabra nueva en el libro, es la capacidad de afirmar con
certeza. Podemos decir que es un modo de vida, un comportamiento que nos lleva a ser
consecuentes con nuestros pensamientos, teniendo la virtud de tener nuestras propias
convicciones y de vivir dentro de nuestras reglas y propósitos, siendo claros en nuestros
planteamientos pero sin herir o dañar a terceros con ellos.
Es expresarse con claridad, de una forma equilibrada, no dejando que las
emociones se apoderen de nuestras palabras y siendo consecuentes con nuestros
pensamientos, normalmente establecidos mediante un proceso racional previo al propio
momento. Es tener unos valores claros y establecidos en nuestra persona, sobre aquello
que nos gusta, lo que no nos gusta, lo que nos agrada o desagrada y ser capaces de
mostrar esos sentimientos libremente a los demás, sin causar daño, simplemente siendo
nosotros mismos. La asertividad se convierte en una buena aliada de la comunicación para
el emprendedor, ya que es parte de la sinceridad de la persona a la hora de comunicar lo
que se quiere.
Es, al igual que la inteligencia emocional, una práctica diaria y constante que se
convierte en hábito y posteriormente en parte de nuestra personalidad. La persona asertiva
dice lo que piensa siempre sin hacer daño a los demás, no teme al “no” de la otra persona,
tiene una creencia firme y segura sobre sus planteamientos, acepta pensamientos distintos
y sabe que puede errar como los demás, dejando de condicionarle en sus acciones o
palabras.
“Ni sumisión ni agresión: asertividad”. Walter Riso
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No se rinde ante nada
Una de las cualidades de un empresario es ver la vida como un camino de
oportunidades a explorar, muchas de ellas con resultados desastrosos o nulos y unas
pocas con resultados buenos o excelentes. Del pequeño porcentaje sacamos los éxitos, ya
que son siempre mucho menores en número que las equivocaciones o fracasos. En la
equivocación no está lo negativo, está el aprendizaje y sin él no podríamos alcanzar el
éxito, ya que forman un todo, que no podemos dividir y por el que tendremos que pasar.
Cuando “fracases” alégrate por haber aprendido aquello que no se debe hacer y
comienza de nuevo el camino de lo que crees que sí debes hacer. Normalmente asumimos
que el fracaso es el fin del camino, cuando solamente es un punto y aparte hacia nuestro
objetivo final.
En nuestra cultura el fracaso o equivocarse parece estar prohibido y este es el
error más grande que aprendemos de padres y profesores. El fracaso es necesario y del
fracaso aprendemos a levantarnos con más fuerza hacia la consecución de nuestro
objetivo, mirando siempre al frente, porque el fracaso, tal como lo conocemos, es en
realidad una oportunidad de crecimiento.
Cambia la palabra en tu vocabulario y tu mente lo agradecerá generando más
energía para conseguir lo que quieres.
“Por la ignorancia nos equivocamos y por las
equivocaciones aprendemos”. Proverbio romano
Celebra los éxitos
Celebrando los éxitos mejoras tu autoestima y refuerzas en tu mente la visión de tu
yo exitoso, aumentando así la confianza en ti mismo.
Es necesario que nos veamos alcanzando el éxito para poder llegar a conseguirlo,
creernos capaces de lo que queremos es una de las premisas para alcanzarlo.
Visualiza en tu mente esta imagen a diario, eres una persona de éxito que
consigue lo que se propone. Si es necesario exprésalo a diario mientras te duchas y
confirma que vas a conseguir lo que te has propuesto. Haz un pequeño listado de aquellas
pequeñas cosas que te hacen especial, de aquello que conseguiste en el pasado y
reafírmate en tus habilidades y capacidades.
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Una vez que consigas tener éxito en algo, celébralo y reafirma este pensamiento
de éxito constantemente.
“Cualquier cosa que pensemos y agradecemos, la
atraemos”. El secreto, la ley de la atracción
Es una persona de acción
Es importante dedicar un tiempo determinado del día a pensar en aquello que
debemos hacer pero posteriormente debemos pasar a la acción. Sin la acción no se
consigue nada. El empresario de éxito es una persona que pasa a la acción, que está
dispuesto a asumir el reto de desarrollar un determinado trabajo, cueste lo que cueste, sin
importarle el proceso, solamente mirando con firmeza al objetivo a conseguir.
En el momento en el que tiene claro que algo es necesario pasa al desarrollo de la
idea o a realizar un plan mediante el cual se haga realidad. De este modo está tomando
conciencia de la importancia de las acciones y sobre todo haciendo realidad los
pensamientos que va teniendo.
Hay una famosa frase muy extendida en la cultura mediterránea, que deja por los
suelos el entendimiento de esta importante capacidad del emprendedor, que es: “el lunes
que viene lo miramos” o “estamos a fin de mes, ya lo dejamos para el siguiente”. Este tipo
de frases están enfrentadas con el desarrollo de la idea, el tiempo es tan importante que
cada segundo cuenta y esta cualidad es una de las más importantes.
Podríamos decir que la diferencia entre el éxito y la mediocridad está en la
capacidad del emprendedor para pasar a la acción.
“Somos lo que hacemos, no lo que pensamos ni lo que
sentimos”. Anónimo
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Sociable
Este puede ser uno de los talones de Aquiles de la mayoría de los empresarios.
Cuando pensamos en nuestra empresa, idea o proyecto nos imaginamos trabajando en él,
siendo el motor del desarrollo de nuestra idea, pero normalmente no nos imaginamos
vendiendo el producto o haciendo que se conozca. El empresario debe comprender la
necesidad de la parte social para poder tener éxito con su proyecto. Somos la imagen
última de nuestro producto o servicio, debemos darnos a conocer y presentar nuestra
empresa al mundo, de otro modo nunca podrás tener éxito.
Se dice que una gran parte del éxito de cualquier empresa está en lo que llaman
en inglés “network” o lo que es lo mismo los contactos que tenemos y la calidad de los
mismos, que nos pueden abrir puertas para poder afrontar con éxito nuestro proyecto.
Estos contactos se consiguen socializando y acercándonos a ellos de la manera adecuada,
pero no conseguiremos nada si permanecemos encerrados en nuestro negocio sin salir a
que los demás nos vean.
El éxito del empresario está asociado a la capacidad de llegar a los demás con
aquello que quiere vender y para eso debe presentarse y exponerse a las críticas y los
halagos. Al fin y al cabo no existe empresa ni emprendimiento sin alguien que nos quiera
adquirir nuestro producto. La palabra “exposición” como aquello que el empresario tiene
que enfrentar para poder hacer público su proyecto, su idea, el desarrollo de lo que ha
diseñado, es algo aplicable a todas las empresas, sean estas pequeñas o grandes y que
necesitamos aceptar como parte imprescindible en el desarrollo de cualquier proyecto.
Socializar también nos abre las puertas de la expansión de la empresa,
colaboración con otros empresarios, apertura a nuevos mercados, mejor conocimiento del
sector y de la competencia, mayor abanico de posibilidades, etc.
“Uno está tan expuesto a la crítica como a la gripe”.
Friedrich Dürrenmatt
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Siempre busca mejorar
Este aspecto del empresario es otra gran diferencia entre el empresario con éxito y
el que no termina de tener ese éxito. La búsqueda de la excelencia, o la mejora constante
en la empresa y en uno mismo, es un proceso sin fin. Es una constante que nos lleva a ser
únicos en lo que hacemos y por consiguiente nos especializa y nos aporta una personalidad
concreta como empresa, nos da carácter. Si hay algo que siempre cabe dentro de una
empresa es la mejora en algún ámbito de la misma.
Se dice que para que la empresa cambie el primero que debe cambiar es el
empresario. Si necesitas que la empresa cambie de rumbo, mira qué hábitos personales
puedes modificar que ayuden a la empresa a andar por nuevos caminos.
Recuerda que para que algo cambie debes cambiar la forma en la que se hacen
las cosas. Si no se cambia nada, la empresa no cambia. El empresario debe adaptarse y
ser maleable, para poder cambiar según las necesidades del momento.
“Existe al menos un rincón del universo que con toda
seguridad puedes mejorar, y ese eres tú mismo”. Aldous Huxley
Yo s
olo tengo algunas
cualidades, ¿y tú? Bueno,
espero que hayas aprendido
algo de este libro y te deseo
mucha suerte en todos
tus proyectos. ¡Ánimo!
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Parece que esto va mejorando, poco a
poco vamos diferenciando la empresa de
la familia, estamos creando unos buenos
hábitos, tenemos mejor comunicación en
la empresa y la familia y si todo sigue
como hasta ahora, habremos superado
con creces nuestros objetivos.
¡MUY BUEN TRABAJO FAMILIA!

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