Los Escolios y un antecedente
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16 Lo jurídico com o categoría deL espíritu
Gómez Dávila de los Escolios, como confirmarán las
páginas s iguientes.
ii. los Escolios y un antecedente
Lo que encuentra el lector en los Escolios, la gran
obra continua, según la definición de Cantoni20,
a la que dio vida Gómez Dávila, es un número
impresionante –se han recontado más de diez
mil21– de anotaciones sintéticas y sentenciosas22,
dispuestas en secuencia libre, sobre argumentos
diversos, entre los cuales, principalmente, los que
recuerda el propio Cantoni23, a saber, la filosofía, la
religión, la historia, la política, el arte, la literatura,
la costumbre corriente y también, se debe añadir, la
ética y el derecho24. Muchas de ellas, como observa
20 G. cantoni, Un contro-riv oluzionario, cit., p. 190.
21 Según G. hoyos Vásquez, “Don Nicolás Gómez Dávila”, cit.,
p. 1088: “si se promedian unos 10 escolios por págin a tene-
mos, en un total de 1.305 página s en los cinco volúmenes de
Villegas Editores (2005) , 13.050 escolios en total, uno detrás
de ot ro ”.
22 Prescr iptivas hasta la in solencia, dice G. maLg ieri, “Un
reazionario cont ro il pensiero unico”, cit., p. 6.
23 G. cantoni, “Un contro-r ivoluzionario”, cit., p. 199.
24 Para G. can toni , “È arrivato… Nicolás Gómez Dávila”,
cit., p. 210, el horizonte de los Escolios “va de la histor ia de
la doctrina pol ítica, a la poesía y al pensam iento metafísico
y teológico”, aun tratándose de una obra articu lada prove-
chosa para el hombre común, “porque toca t ambién la vida
17Luigi Garofalo
Volpi25, se refieren en particular a “Dios y el mundo,
el tiempo y la eternidad, el hombre y su destino, la
Iglesia y el Estado, pensamiento y poesía, razón y
fe, eros y thanatos”. De cualquier modo, todas son
de fulgurante profundidad y precisamente por ello
invitan y casi obligan a la reflexión –comenzando
por aquella, repentina, instintivamente tendente al
juicio sumario de aprobación o de disenso–, dando
al mismo tiempo, gracias a su forma refinadísima,
una insólita satisfacción estética. De manera que
no sorprende en absoluto lo que confiesa el mismo
Volpi26 justo después de haber recordado la aspira-
ción de Gómez Dávila a ser reconocido como una
voz inconfundible y pura: “de vez en cuando, en
noches insomnes, hemos abierto sus páginas. Hemos
escuchado su voz inconfundible y pura. Seguido su
solitaria meditación. Desde entonces sus Escolios se
han convertido en nuestro livre de chevet”.
Recorriéndolos simplemente, se tiene la sensación
de que encierran una especie de inmenso aparato
de comentario crítico, entretejido de proposiciones
rápidas que se siguen apremiantes e incesantes sin
respetar ningún orden preestablecido27, al entero
de todos los días, como corrobora nte y energético espiritual
e intelectual e n la vida de aquel ‘esclavo sin patrón’ [según
la clasificación de Escolios, i, cit., p. 63] que es el hombre
occidental contemporáneo”.
25 F. VoLpi, “Un angelo”, cit., p. 165.
26 F. VoLpi, “Introduzione”, cit., p. 27.
27 Cfr. T. kinzeL, “Aphoristic Thought, the Problem of Read ing
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corpus cultural de Occidente, de Homero a los con-
temporáneos28.
En esto precisamente, según una hipótesis que
suscita un amplio consenso entre los intérpretes29,
podría descubrirse entonces el misterioso “texto
implícito” recurrente en los títulos, “genéricos” y
“desnudos”30, queridos por Gómez Dávila para las
and the ‘Implicit Library ’: Reflections on Nicolás Gómez
Dávila”, en Coloquio en el centenario de Don Nicolás Góm ez
Dávila (1913-2013), Bogot á 2013, p. 26.
28 Escr ibe P. A. porceddu ci Lione, “Nicolás Gó mez Dávila:
solitudine e verità”, i, en Secretum-on line, XX, 14 de octubre de
2011, p. 2: “los aforismos de Gómez D ávila no son practicables
si no se inserta n en ciertas constel aciones intelectuale s, en los
caminos entr ecruzados de referenci as recíprocas, en diálogo
con las alturas del pe nsamiento meta físico y literario. La
escritura lapidar ia del colombiano impide la reconst rucción
genealógica del origen y del sig nificado de pens amientos
tan brevemente esbozados; no o bstante se es domin ado
por la sensación de que la se ntencia expresada no tend ría
consistencia fi losófica si el lector no se adjudicare el t rabajo
de conjeturar la po sible estructura de ecos que el aforismo
tácitamente abarca”.
29 Cfr. J. M. serrano ruiz-caLderón, “La figura l iteraria del
reaccionario auténtico. Nota sobr e algunos aspect os de la obra
de Nicolás Gómez Dávila”, en Anuario Jurídico Villanue va, V,
2011, p. 234; G. cantoni, “Un cont ro-rivoluzionario”, cit., p.
19 7.
30 Cfr. G. cantoni, “Un contro-rivoluzionar io”, cit., p. 194. Jus-
tamente observa A. que Vedo, “¿Metafísica aquí? Reflexione s
prelimina res sobre Nicolás Gómez Dávila”, en Ideas y Valores,
cXi, 1999, p. 81, que “los calificat ivos ‘nuevos’ y ‘sucesivos’
obedecen a razones c ronológicas y editoriales, y son por lo
tanto ir relevantes”.
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