Introducción
| Autor | Javier Alberto Ayala Amaya |
| Cargo del Autor | Doctor en Derecho de la Universidad Sergio Arboleda |
| Páginas | 15-19 |
Introducción
Se debe reconocer que, pese al horror que representan y los esfuerzos
realizados por prescindir de ellas, las confrontaciones armadas han estado
presentes en la vida de la humanidad a lo largo de su trasegar por el mundo.
No en vano, los enfrentamientos bélicos fueron los cimientos sobre los cuales
se construyeron las grandes civilizaciones, se expandieron los venturosos
imperios y se construyeron los Estados actuales. Pese a lo atroz que pueda
resultar la guerra, no es posible asegurar que en algún momento desaparezca
como una forma de resolver los conictos entre los hombres. Inevitablemente
los Estados, su soberanía y los intereses vitales de los ciudadanos que
conforman la Nación continuarán viéndose amenazados; por lo tanto, aunque
las diferencias en ciertos momentos puedan resolverse por vías diplomáticas,
es posible la gestación de situaciones en las cuales no se otorgue este benecio
y deba recurrirse al uso de la fuerza.
Las repercusiones de la guerra serán cuanto menos devastadoras a los ojos de
quien las mire, pero siempre será mejor si aquellos que detentan el uso legítimo
de la fuerza ejercen su función dentro de los límites establecidos en procura de
causar el menor daño posible a las personas que no intervienen en las hostili-
dades, no tienen parte directa en ellas o ya no hacen par te de ellas por diversas
causas. Junto a esto es menester recordar que lejos de aquella concepción
antigua según la cual las fuerzas armadas de un Estado estaban dedicadas
a intervenir exclusivamente en la guerra, hoy por hoy su misión va mucho
más allá de las confrontaciones armadas, circunscr ibiéndose al desarrollo de
diferentes operaciones originadas en tiempos de paz: atención de desastres
naturales, interdicción aérea y marítima, mantenimiento de paz y atención a
otro tipo de eventos que pueden estar relacionados con la seguridad y defensa
nacional, pero cuyas características no alcanzan el umbral para llegar a la
categoría de conicto armado.
Las experiencias vividas a lo largo del tiempo han demostrado que, en
cualquier escenario, ya sea de guerra o de paz, las operaciones militares
desplegadas por distintos ejércitos en el mundo han suscitado diversas
controversias. No es raro que en repetidas ocasiones se hayan escuchado
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