La lectura de las Bellas Letras - Juzgar y sentir - Los caminos de los libros. El tránsito de libros entre Portugal y Brasil - Libros y Revistas - VLEX 911534425

La lectura de las Bellas Letras

AutorMárcia Abreu
Páginas165-220

La lectura de las bellas letras*
Mucha Lectura oprime la mente y extingue la Luz natural; esta es
la razón por la cual hay tantos eruditos insensatos en el mundo.
 . Fruits of a Father’s Love: being the Advice of William
Penn to his children, relating to their civil and religious conduct,  .
La manera correcta de leer
Si actualmente es difícil saber cómo se relacionan las personas con los tex-
tos escritos, es todavía más complicado comprender cómo era esa relación
en el pasado. Sin embargo delante de las lista s de libros remitidos a Brasil
no es posible dejar de preguntarse: ¿qué sentido producían esas obras?
¿cómo se leían? Parte de la dicultad está en no saber qu iénes eran los suje-
tos de esas lecturas. Otra parte del problema es la inexistencia de indicios
directos (cartas y diarios de lectores, por ejemplo) o indirectos (como ano-
taciones de inquisidores).
Una manera de superar esos obstáculos e imaginar el modo como los
cariocas se relacionaban con las obras de bel las letras consiste en el análisis
de libros que hablan justamente de cómo se deben leer los libros. Son obras
como Discours sur la manière d’utiliser ses lectures, de Biron o Traité sur la
manière de lire les auteurs avec utilité, de Bardou-Duhamel, entre otras, cuyo
objetivo es prescribir modos de leer. Difícilmente las personas se com-
portarían como deseaban esos manuales, pero si nos informan sobre las
* Una parte de este te xto se ha publicado e n Márcia Abreu, «Da m aneira corret a de ler: leitur as das
Belas Let ras no Brasil colon ial », en Leitura, Hi stória e Histór ia da Leitura (Campinas: Me rcado
de Letras//  , ), -. Otra parte ha sido pre sentada en el  Congresso Luso-
brasileiro de H istória da Educaç ão – Escolas, Cultu ras e Identidades, c on el título «Presenç a
de clássicos d a Antigüidade no R io de Janeiro colonia l» (Faculdade de Psicolog ia e Ciências da
Educação, Coímb ra, Universidade de Coim bra, ).
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 minos de los libros
prácticas que efectivamente se real izaban, por lo menos registran lo que se
esperaba de una lectura adecu ada.
Una primera cuestión relevante que se aborda en estos tratados es la
función de la lectura. El padre Sacchini explica para qué sirve, con bastan-
te claridad, en el tratado Moyen de lire avec fruit, sucesivamente reeditado
hasta el nal del siglo :
hay dos motivos que nos llevan a leer, uno para for marnos un estilo, otro para
adquirir conocim ientos: (pues yo no tengo nada que hacer con los que leen por
puro diverti miento).
Aunque perciba que hay, por lo menos, tres funciones en la lect ura —for-
marse un estilo, instru irse y divertirse— descalica una de ella s, pues la lec-
tura que interesa (y que se discutirá en los tratados) no es la que divierte,
sino la que es formadora. La lectura de entretenimiento no será objeto de
las preocupaciones de los tratadistas, excepto cuando se habla de los peli-
gros que corren sus acionados. Charles Gobinet, autor de Instruction sur
la manière de bien étudier, publicadas en , está de acuerdo con Sacchini
sobre la función de la lectura y delimita u n conjunto de textos que se debe
leer. Para él, no es absolutamente necesaria «la gran lectura, sino la buena
lec tura »:
Finalmente, para le er bien a los autores y para sacar provecho de esa lect ura, es
necesario saber con qu é nalidad se lee. Esa na lidad consiste en dos cosas: el
estilo y la erud ición. Se leen los autores para aprender a escribir bie n o a hablar
bien, y para rellenar el e spíritu de los bellos conoc imientos que en ellos se en-
cuentran. Pues c laro, para alcanza r esos dos objetivos no es necesaria l a gran lec-
tura sino la buena lec tura. Pues para el est ilo, no se puede negar que la varied ad
[] Al respecto, véa se Martha Woodma nsee, e author, art , and the market – re reading the histor y
of aesthetic s (New York: Columbia University Press, ).
[] «il y a deux moti fs qui nous portent à l ire, l’un pour nous forme r un style, l’autre pou r acquérir
des connoissa nces: (car je n’ai rien à fai re avec ceux qui ne lis ent que pour l ’amusement)». Sacchini.
Moyens de lire avec f ruit, traduit du lati n. La Haye (París: chez Gu illot, ), VI.

     
de autores es perjudici al; y que para que se forme un buen estilo, sea en pros a,
sea en verso, no es necesar io elegir quien ha logrado me jor éxito en el género de
escrito que se desea obte ner: y para la erudición, aunque parezc a que ella con-
siste en saber mucho sobre buena s cosas, sin embargo, es verdad que es m ás só-
lida y más útil c uando se sabe menos, y cuando se p osee bien lo que se aprendió.
Queda claro que estos tratados no se inclinará n por las lecturas corrien-
tes o las prácticas más comunes. Q uizá la preocupación en prescribir obras
y la correcta manera de leer es un tópico recurrente como resultado de una
«vulgariz ación» de la lectura, vista con inquietud en los tratados:
Todo mundo lee. Es la ocupación o el diverti miento ordinario de la vida. Los
jóvenes como los viejos, las mujeres igualmente a los hombres, los ignorantes
así como los sabios, se abandonan con m ás o menos ardor, según sus capacida-
des, sus gustos y su s estados. El número de lectores se ha elevado conside rable-
mente en estos últimos sig los.
Sea o no real la premisa de que «todo mundo lee», importa percibir que
la entrada de nuevos actores en el mundo letrado nos obliga a distinguir
entre «ignorantes» y «sabios», entre «buenas» y «malas» lecturas; maneras
[] «Enn pou r lire bien les Auteurs & po ur tirer du prot de leur le cture, il faut savo ir la n pour
laquelle on la f ait. Cette  n consiste en ces de ux choses: le st yle, & l’é rudition. On l it les Auteurs
pour apprendre à bien éc rire ou à bien parler, & pour s e remplir l’esprit de s belles conna issances
que l’on y trouve. Or pour a rriver à l’une & l ’autre de ces deux n s, ce n’est point la grand e lecture
qui est nécess aire, mais la b onne. Car pour le st yle, on ne peut nier que l a variété des Auteu rs n’y
soit contraire; & qu e pour se former un bon st yle, soit en prose, soit en ver se, il ne fail le choisir
un de ceux qui ont m ieux réussi dans le gen re d’écrire qu’on veut acqu érir: & pour l’ érudition,
encore qu’il se mble qu’elle consiste à savoir be aucoup de bonnes chose s, il est pourt ant vrai qu’elle
est plus solide & plus ut ile quand on sait moi ns, & quand on possède bie n ce que l’on a appris. »
Charles Gobine t, Instruction sur la m anière de bien étudie r (París: chez Héris sant, ), .
[] «Tout le monde lit. C’est l ’occupation ou l’amus ement ordinai re de la vie. Les je unes gens comme
les vieill ards, les femme s de même que les hommes , les ignorants a insi que les sava nts s’y livrent
avec plus ou moins d ’ardeur, selon leur capacité, leu r goût & leur état. Le nombre de s lecteurs
a même augmenté con sidérablement da ns ces dernie rs siècles». Louis Bo llioud-Mermet, Essai
sur la lecture (Amste rdam-Lyon: chez Pierre Dupla in, ), .

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