El lenguaje y el conocimiento
| Autor | Lucidia Amaya Osorio |
| Páginas | 157-448 |
capítulo ii
el lenguaje y el conocimiento
Tal como se indicó en el capítulo anterior, el derecho
es uno de los tantos juegos de lenguaje, constituido
por una serie de elementos lingüísticos y acciones:
fonemas, morfemas y gestos, cuyo valor está deter-
minado por el sentido normativo que a tales mani-
festaciones se les asigna dentro del sistema jurídico.
Este juego es claramente diferenciable del juego
de lenguaje de la teoría y, particularmente, de la
teoría jurídica y de la ciencia del derecho, razón
por la cual es pertinente el estudio de aquello que
llamamos “lenguaje”, no desde la caracterización de
los elementos que lo conforman –signos, órdenes
de sentido, significados, entre otros– sino desde el
punto de vista del papel que cumple en la creación y
funcionamiento del sistema social y de los propósitos
que se persiguen cuando este es empleado en ciertas
prácticas –entre ellas el derecho– y en la construcción
de conocimiento, tal como ocurre en el caso de los
discursos teóricos.
Pero, para dar cuenta de por qué el lenguaje es
determinante en la formación del sistema social,
y concretamente del subsistema jurídico, primero
debemos recorrer el camino que nos conduzca a
157
158 eL Lenguaje de LOs discursOs
precisar qué entendemos por lenguaje, ya no desde
el punto de vista de los componentes o elementos
que la lingüística ha presentado como integrantes del
mismo –que abordamos en la primera parte–, sino
desde la Teoría de los sistemas sociales de Luhmann. Al
respecto, se aclara que el concepto de lenguaje que
propondremos es abordado desde esta perspectiva
teórica en la medida en que también nos será útil
para exponer y construir el concepto de derecho, y
nos permitirá articular dicho concepto con el de la
teoría y el de la ciencia normativas, a partir del uso
del lenguaje en cada caso.
Así, en esta segunda parte –sin dejar de lado los
conceptos básicos de la lingüística y la filosofía del
lenguaje antes estudiados– haremos una descripción
genérica de la forma como entendemos algunos de
los conceptos principales de la Teoría de los sistemas
sociales para, seguidamente, proponer un concepto
de lenguaje relacionado con el papel que este cumple
en la formación de tales sistemas, y de esa manera,
más adelante, identificar las funciones y formas del
lenguaje, los tipos a los que teóricamente se hace re-
ferencia y, finalmente, su relación con la construcción
del conocimiento.
2.1. un cOncePtO de “lenguaje”
Una vez identificadas las características del signo
lingüístico, en la teoría se ha diferenciado entre este
y el lenguaje mismo, entendiendo por el primero la
entidad sensible que cuenta con un significante y un
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significado, y cuya relación está dada por la signifi-
cación y, por el lenguaje, la reunión de tres aspectos
básicos: i) el carácter sistemático, ii) la existencia de
la significación y iii) la secundariedad.
Para Ducrot y Todorov, el carácter sistemático del
lenguaje radica en que un solo signo lingüístico no lo
constituye, lo que significa que más que la reunión
de un conjunto de signos, la connotación sistemática
se encuentra en el hecho de que entre los signos haya
ciertas relaciones que permitan formar las palabras,
las oraciones y, en términos amplios, los discursos.
En lo que se refiere a la “existencia de la signifi-
cación”, retomamos la versión presentada por la
lingüística, según la cual esta es la relación entre el
significante y el significado. Y respecto de ambos
conceptos nos atenemos a lo que hemos dicho hasta
este punto, al referirnos a los elementos de los signos
lingüísticos en términos de “sustrato” y “sentido”,
y a este último en sus diversos niveles –nociones,
significados y conceptos–.
En lo que respecta a la “secundariedad”, dichos
autores proponen que por este término deben enten-
derse aquellas propiedades específicas que permiten
que el lenguaje pueda emplearse para hablar de las
palabras que lo componen; además, porque permite
la construcción de frases que rechazan la represen-
tación y la denotación y, finalmente, pueden usarse
con un sentido que no es conocido previamente por
la comunidad lingüística, dándose a conocer gracias
al contexto. Así entonces, la secundariedad permite
diferenciar los signos lingüísticos de los demás signos
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