Una mina antipersonal me llevó al triatlón - Manuel Martínez
| Autor | Dagoberto Mata Daza |
| Cargo del Autor | Soldado profesional mutilado por mina antipersonal, Comunicador Social y Periodista, asesor en comunicaciones de la Dirección de Apoyo a la Transición del Ejército Nacional. |
| Páginas | 143-162 |
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- M M
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Cuando llegamos al cerro, el sargento me da tres órdenes por
señas y una de ellas no la entendí, me hace ir hasta donde él
estaba, doy tres pasos y ¡BOOM! Ahí se terminó mi sueño de ser
uno de los mejores comandos de la Infantería de Marina.
Así relata José Manuel Martínez Sánchez el momento en el que se
convirtió en víctima de una mina antipersonal en el departamento del
Chocó; hoy hace parte de la Liga de Deportistas con Discapacidad
de las Fuerzas Militares.
Desde niño, su sueño fue prestar su servicio a la patria en la Policía
Nacional. Siempre estuvo convencido de que así contribuiría a la
25 Soldado profesional mutilado por mina antipersonal, Comunicador So-
cial y Periodista, asesor en comunicaciones de la Dirección de Apoyo a la Transi-
ción del Ejército Nacional.
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paz en Colombia, tal como lo hicieron su abuelo de crianza, Marco
Antonio Higuera y su tío Geovanny Martínez.
Mi sueño era ser policía porque siempre tenía como referente a mi
abuelo que hizo parte de la Policía Nacional y hoy es pensionado,
mi tío que es como mi papá también era policía, ellos me mostraron
ese rol desde pequeño; siempre los vi con respeto y eran mis guías.
El cabo Martínez Sánchez creció en el humilde hogar de Víctor
Manuel Martínez y su madre de crianza Berta Inés Botello, es el
mayor de dos hermanos. Su infancia transcurrió en el barrio Belén
de su natal Cúcuta, donde junto a sus compañeros de cuadra jugaba
hoy recuerda con mucho sentimiento.
De policía a militar
Sus primeros pasos en la carrera de las armas los hizo como au-
ingresar como patrullero y no lo logró; se sintió frustrado, tomó la
decisión de buscar otros objetivos; así que comenzó a laborar en su
ciudad como repartidor de productos Postobón.
En medio de este rudo trabajo de largas jornadas de cansancio, mu-
chas gotas de sudor, y dolorosas ampollas en las manos, apareció
el ‘ángel’ que lo motivaría y apoyaría para que cambiara su labor
y pudiera convertir en realidad su sueño de la infancia. Mi tío me
agarró y me dijo: “mijo usted no está para eso. Yo no lo veo para
eso. Está para algo mejor”.
Tras esa fugaz conversación en medio de su jornada laboral, el
cabo Martínez explica que su tío se marchó con la ilusión de ayu-
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