Una nota sobre la carátula
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una nota sore la cartula
La portada de este libro presenta la pintura de Richard Westall La espada de
Damocles (1812, óleo sobre lienzo) que actualmente se exhibe en el Museo
de Arte Ackland de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.
En sus Disputas Tusculanas (W. H. Main ed., W. Pickering 1824, 254-
255), Cicerón cuenta la historia del tirano Dionisio ii de Siracusa. Durante
uno de sus diálogos, Damocles –que era uno de los aduladores de Dionisio–
trajo a cuento las grandes riquezas, el poder y la grandeza de los palacios
reales de Dionisio y le dijo que no había nadie más afortunado que él. En
respuesta, Dionisio le preguntó a Damocles si deseaba experimentar tal
estilo de vida y probar algo de esa buena fortuna. Luego de que Damocles
le contestara afirmativamente, Dionisio le ordenó que se recostara sobre un
sofá dorado adornado con una bella cubierta. Así mismo, ordenó a un grupo
de bellos sirvientes que estuvieran atentos a Damocles y que le proveyeran
cualquier cosa que desease. Había allí hermosas flores, perfumes extraordi-
narios y mesas repletas de la comida más exquisita. Además de todos estos
lujos, Dionisio ordenó que se suspendiese del techo una espada brillante
que colgaría sobre la cabeza de nuestro afortunado Damocles. La espada
pendía del pelo de un caballo. A partir de ese momento, Damocles no pudo
mirar más a los atractivos meseros ni a la mesa. Por el contrario, le suplicó
al tirano que le permitiera dejar su silla debido a que ya no deseaba ser tan
afortunado como creía.
Esta historia revela una lección clara: lo que parece ser una vida plena
de riquezas, poder y lujos es también, a menudo, una vida llena de preocu-
paciones. Ahora, ¿cuál es la relación entre esto y la doctrina de las ‘reformas
constitucionales inconstitucionales’?1. Tengo en mente dos aspectos. Pri-
mero, el poder de reformar la constitución es la máxima expresión jurídica
de la soberanía. Sin embargo, hoy en día este tremendo poder a veces cede
ante las sentencias de cortes constitucionales o supremas que declaran la
inconstitucionalidad de reformas ya aprobadas debido a que quebrantan
principios básicos irreformables. Así como la espada de Damocles puede
fácilmente caer (aunque no lo haga muy frecuentemente), el control de
constitucionalidad de las reformas constitucionales es un mecanismo de
1 Tengo una deuda de gratitud con Mark Tushnet, quien me ayudó a corroborar la relación entre
la espada de Damocles y la noción de irreformabilidad constitucional.
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