La novela de crímenes en América Latina - Primera parte. La novela de crímenes y la anomia social - La novela de crímenes en América Latina: un espacio de anomia social - Libros y Revistas - VLEX 857331097

La novela de crímenes en América Latina

AutorGustavo Forero Quintero
Cargo del AutorDoctor Cum Laude en Literatura Española e Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca, por un estudio sobre el símbolo del espejo en la novela histórica de Germán Espinosa, y Magíster en Études Romanes de la Universidad de la Sorbona (París IV)
Páginas37-63
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LA NOVELA DE CRÍMENES EN AMÉRICA LATINA
En un contexto generalizado de crímenes, que en menor o mayor grado
define sus estados nacionales, los límites entre la ley y la libertad en que se
desenvuelven los individuos en América Latina son los que interesan a los
escritores. Desde este punto de vista, para Ricardo Piglia (1941) “el crimen
es espejo de la sociedad, esto es, la sociedad es vista desde el crimen” (9), a lo
que Mempo Giardinelli (1947) responde: “en realidad el crimen es la ‘otra’
cara del espejo, la parte negra de la luna que el pudor a veces, y el temor
siempre, procuran ocultar. Pero que existe” (I: 30). Esta dinámica de espejo,
de reflejo, de claroscuro y temores, y de espacios que surgen al margen de
la realidad admitida como tal, permite numerosas asociaciones no solo en el
campo de la sociología y la psicología, sino también en el de la filosofía de la
historia en el que se inscribe esta novela.
Como exponía George Lukács (1885-1971) al explicar el nacimiento y
desarrollo de la novela histórica en Europa, vinculada con la evolución del
“realismo burgués” hacia lo que denominaba el “humanismo socialista”
(1954),1 puede plantearse que la novela de crímenes en América Latina sur-
ge como respuesta a acontecimientos regionales y mundiales que influyen
1 “El periodo imperialista significa en la línea principal del desarrollo un robustecimiento
necesario de las tendencias disolutivas del realismo, tanto en la concepción de la historia y
en la teoría literaria cuanto en la práctica de los escritores” (287). “[…] se produce en los
partidos obreros revolucionarios una crítica a la democracia burguesa, practicada desde
la izquierda, y se descubre el carácter insuficientemente democrático, solo formalmente
democrático, de la democracia burguesa” (291).
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Gustavo Forero Quintero
sustancialmente en ella como género literario y la hacen proclive a ciertos
discursos políticos y precisas tendencias ideológicas. Los efectos de la invasión
a Panamá por parte de Estados Unidos, que supuso la declaración expresa
de la condición geopolítica del continente, subordinado todavía al imperio
norteamericano; el “Periodo especial” en Cuba, que demostró los efectos
de esa misma geopolítica en un país al margen de la “economía mundial”;
la industria del narcotráfico, que determinó buena parte de las “relaciones
comerciales” del continente sobre las pautas de la ilegalidad y la violencia;
los movimientos indígenas en México, Bolivia, Perú o Chile, que buscaban la
participación política de colectivos subordinados históricamente; el supuesto
fin de los conflictos sociales en Centroamérica y los acuerdos de paz respecti-
vos, que constituyeron una esperanza fallida de democracia y justicia social; o
la política de guerra contra el terrorismo o guerra contra el terror implantada
por Estados Unidos, la otan y sus aliados en Europa, que marcó la política
represiva en todo el continente; y la crisis económica de Occidente, que per-
judicó las tendencias progresistas latinoamericanas; todas estas circunstancias
provocan un modo distinto de entender el contenido de lo que se concibe como
libertad individual y orden social en cada uno de los países de la región. La
supremacía de naciones consolidadas económicamente sobre América Latina,
sobre todo Estados Unidos; la debilidad de sus estados nacionales, plegados
a los intereses imperiales y a organismos internacionales que los representan;
y la mediocridad de sus gobiernos, que no representan verdaderamente a sus
ciudadanos ni defienden sus derechos, sin duda, tienen eco en sus novelas de
crímenes. Al respecto, Gabriel T. Saxton-Ruiz (2012) señala:
Tomando en cuenta la instalación de las dictaduras militares en varios países y
otros momentos de crisis, como el neoliberalismo estadounidense, las políticas
económicas del neoliberalismo, el desarrollo de la industria del narcotráfico, la
problemática de la frontera, el fortalecimiento de los movimientos indígenas,
y fenómenos socio-políticos más localizados, no sorprende que haya un grupo
numeroso de autores que han emprendido la tarea de refutar la historia oficial
mediante la novela negra. Entre los argentinos hallamos figuras de la categoría
de Rodolfo Walsh, Manuel Puig, Osvaldo Soriano, Luisa Valenzuela, José Pablo
Feinmann, Ricardo Piglia, el mismo Giardinelli y muchísimos más. En México,
se destaca el prolífico escritor Paco Ignacio Taibo II. […] Los chilenos Ramón
Díaz Eterovic, Roberto Ampuero y Luis Sepúlveda se inscriben en los proyectos
de cuestionamiento y reescritura de la historia en sus fuertes críticas al régimen

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