Potenciar el desempeño de la empresa
| Autor | Ana Paula Cusolito, William F. Maloney |
| Páginas | 31-52 |
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Nuevo pensamiento sobre la
productividad interna de la empresa
La empresa es la principal creadora de valor agregado y crecimiento de
la productividad en la economía. Como se analizó en el capítulo 1, qui-
zás la mitad del crecimiento observado de la productividad se debe a la
mejora que cada empresa logra al innovar, adoptar nuevas tecnologías
e implementar mejores prácticas de gestión. Las ganancias rápidas y ex-
tendidas de países como Chile y China indican que, si bien eliminar las
distorsiones (como los mercados nancieros imperfectos, las regulaciones
del mercado laboral o los impuestos) puede generar grandes ganancias
al comienzo de los períodos de reforma, una vez eliminadas las grandes
distorsiones, el crecimiento de la productividad provendrá con mayor
probabilidad del proceso de perfeccionamiento de productos y procesos
en las empresas y sectores existentes, así como de nuevas compañías.
La forma en que concebimos y medimos la productividad de la empresa
ha cambiado radicalmente en los últimos 20 años por dos razones (De
Loecker 2017). La primera es el mayor acceso a datos detallados indi-
viduales a nivel de empresa sobre producción, insumos intermedios,
trabajadores y capital (en algunos casos también sobre inversiones en
innovación, calidad de la gestión y, en particular, precios de los pro-
ductos). En segundo lugar, la disponibilidad de este conjunto de datos
ha elevado el estándar en la literatura académica para la estimación e
identicación de las funciones de producción. Esto ha provocado una
expansión de la concepción del desempeño empresarial más allá de la
preocupación habitual por la eciencia, hacia las consideraciones rela-
cionadas con los precios de los productos. También ha permitido algo de
Product ivida d re visa da • an a Paula c usolito y Wi llia m F. ma lone y32
igual importancia: que el análisis se a leje de la simplicación tradicional
de suponer empresas competitivas e idénticas, hacia un análisis en el
que las empresas venden productos diferenciados y utilizan insumos
diferenciados. Así, la investigación está incorporando de manera más
explícita cuestiones de poder de mercado y organización industrial en
el análisis de la productividad.
La productividad, capturada en la medida de productividad total de los
factores ( ), se suele calcular como la parte de los ingresos o las ventas
de la empresa que no se puede explicar por la contribución del capital, el
trabajo, la energía u otros factores. Si se supone que todas las empresas
son idénticas, los ingresos se pueden deactar con índices de precios a
nivel de la industria para deducir las cantidades producidas. Sin embargo,
cuando los precios varían entre las empresas de una misma industria,
deactar a nivel de la industria no elimina la inuencia de los precios.
En la literatura esta medida tradicional ahora se denomina productivi-
dad total de los factores basada en ingresos (), para destacar que no está
libre de efectos de precio, y se distingue de la productividad total física de
los factores (), que sí lo está, pero solo se puede calcular con precios
a nivel de la empresa. La incluye la más lo que determine la
variación de precios a nivel de la empresa (véase el apéndice).
Esta variación de precios, a su vez, se puede dividir en tres componentes:
las diferencias en los precios de los insumos, las diferencias en el poder
de mercado y las diferencias en la calidad y otros factores que afectan
la demanda del producto. Estos tres componentes se representan en la
primera mitad de la gura 2.1. La medida tradicional de la (esto es,
la ) confunde los factores de oferta y demanda. Dividirla en estos
componentes es esencial para pensar de manera más integral sobre el
mejoramiento del desempeño de la empresa y la industria a largo pla-
zo. Esta nueva interpretación invita a reexaminar muchas conclusiones
empíricas basadas en el análisis tradicional de los determinantes de la
productividad. Por ejemplo, dado que la mezcla la concentración
del mercado con la eciencia, no parecen conables los cálculos simples
de transformación estructural o las inferencias que hasta ahora se han
hecho sobre el impacto de la liberalización del comercio o de las políticas
procompetitivas.
El gran benecio de esta nueva interpretación radica en que obliga a los
diseñadores de políticas a pensar de manera más amplia sobre lo que de-
ben ser las políticas para mejorar el desempeño de las empresas. No solo
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