Presentación de la tercera edición
Autor | Óscar Darío Amaya Navas |
Páginas | 17-24 |
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presentacin de la tercera edicin
Me genera una gran satisfacción presentar la tercera edición de La Constitución
Ecológica de Colombia, un ejercicio académico que me ha acompañado desde el
año 22, y al cual le profeso sentimientos de gratitud y de solidaridad. Es un
libro que desde su primera edición se ha convertido en testigo de excepción
de mi devenir académico y profesional en estas lides del derecho constitucional
ambiental.
Las primeras palabras de esta edición son de agradecimiento para el inol-
vidable Rector Fernando Hinestrosa, quien, con prédica visionaria, apoyó estos
ejercicios académicos desde 1997 y hasta su muerte en el año 212. Lo recuerdo
compartiendo artículos de prensa europea, de reseñas bibliográficas, de citas
de Internet, y de cualquier otro material de contenido ambiental que llegaba
a sus manos durante sus viajes a otras latitudes, o por cuenta de sus corres-
ponsales por el mundo. Siempre generoso con la información, buscando que
estuviéramos al día, que investigáramos más, que profundizáramos sin cesar.
Abundante información entregada por el doctor Hinestrosa ha sido tenida en
cuenta en la elaboración de las tres ediciones de este libro.
Es importante recordar que ejercicios similares con otras publicaciones
se vienen haciendo sin parar desde el Departamento de Derecho del Medio
Ambiente de nuestra universidad, gracias al liderazgo de la doctora María del
Pilar García Pachón y a la inagotable gestión del doctor Jorge Sánchez, desde
el Departamento de Publicaciones.
La tercera edición es la obligada actualización de una temática que está en
permanente evolución. Puede afirmarse que no ha pasado un semestre desde la
publicación de la segunda edición de este libro en 21, sin que hayan dejado
de aparecer reformas constitucionales en Latinoamérica, y de ser expedidas
sentencias de los altos tribunales del país y de otros países del continente sobre
la protección constitucional del ambiente.
Como se expondrá en el libro, casi todos los países analizados en las dos
ediciones anteriores han incorporado la variable ambiental en sus constituciones
políticas; unos, por supuesto, con mayor convicción y profundidad, y otros, por
lo menos, sin derogar conquistas anteriores. Igualmente, y sin titubear, puede
decirse que hemos estado asistiendo durante los últimos diez años a una “ver-
dadera revolución judicial ambiental”, producto de centenares de sentencias
que amparan derechos ambientales, así como de sentencias de exequibilidad y
de nulidad que respaldan o derogan normas de contenido ambiental.
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