Prostitución y 'mujeres públicas', 1886-1906 - Segunda parte. La ciudad, las mujeres y las "mujeres públicas" - Prostitución y "mujeres públicas" en Bogotá, 1886-1930 - Libros y Revistas - VLEX 934591779

Prostitución y 'mujeres públicas', 1886-1906

AutorAndrés Olivos Lombana
Páginas175-216
En esta parte se hace referencia a la prostitución y a las
denominadas en el periodo como “mujeres públicas”, en el contexto
del espacio urbano de Bogotá durante las dos últimas décadas del
siglo XIX y primeros años de la siguiente centuria. Dicha temática se
aborda desde cuatro aspectos: percepción sobre la prostitución y las
prostitutas; pobreza, marginalidad y prostitución; hombres de la élite
bogotana o la clientela “clandestina”, y mujeres y “mujeres públicas”.
Percepción sobre la prostitución y las prostitutas
Para conocer la percepción en aquella época, en Bogotá y el país,
sobre la prostitución y las prostitutas, una fuente de información
valiosa la proporcionan los médicos, en este caso quienes
pertenecieron a la Academia de Medicina y a la Junta de Higiene y
aquellos que estuvieron vinculados a los hospitales existentes en la
ciudad, el de Caridad y el San Juan de Dios. A través de ellos
también se pueden conocer las opiniones y criterios prevalecientes
en la comunidad médica sobre el tema en el mundo de entonces,
principalmente en Europa (Francia y España), que influía en nuestro
medio.1 Si bien el interés fundamental de los médicos sobre el
asunto gira alrededor de las enfermedades venéreas, la profilaxis y
la política higienista,2 en algunos casos se develan en los discursos
sus opiniones personales al respecto.
Sobre el origen de la prostitución en la historia de la humanidad,
se refiere en estos términos Aureliano Posada (1838-1889),3 médico
payanés y miembro de la Junta de Higiene:
Desde los tiempos patriarcales, según Goguey, ya se conocían mujeres
cuya única profesión consistía en entregarse, mediante una propina
convenida, al primero que solicitaba sus favores, y tal desvergüenza fue
aumentando de tal manera en todos los países, que más tarde esas
desgraciadas criaturas se anticipaban a hacer ellas mismas sus indignas
ofertas, razón por la cual se las designó con el nombre de prostitutas.4
En cuanto a las causas, según el médico Roberto Ezpeleta, estas
son muy complejas y las clasifica en causas de orden moral,
intelectual, económico, social y patológico. Sobre las causas de
orden moral dice:
Una gran parte de las prostitutas está constituida por inocentes mujeres a
quienes por una educación equivocada no se les dieron a conocer los
peligros que les esperaban en la vida, a quienes no se preparó para
resistir a los asaltos del hombre, y que después, burladas y abandonadas
por el causante de su desgracia y por la sociedad que en lugar de
prestarles su ayuda para regenerarlas, las repudió –despreciadas de
todos y sin modos de ganarse la vida honorablemente–, buscaron la
prostitución como único medio de sustento para ellas y para el hijo de sus
entrañas.5
Por su parte E. Monín (figura 31), secretario de la Sociedad
Francesa de Higiene, afirma lo siguiente:
Figura 31. Facsímil de Higiene de los sexos, 1909.
Fuente: Doctor E. Monín, Higiene de los sexos (París: Librería de la Vda. de Ch.
Bouret, 1909).
La prostitución es una enfermedad social […]. Es la llaga social en todas
las civilizaciones: hija de la pobreza y de la desigualdad humana, es, si no

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR