Racionalidad y función técnica de la dogmática
| Autor | Maria Laura Manrique Perez/Pablo Eugenio Navarro/José Milton Peralta |
| Páginas | 20-37 |
CAPÍTULO PRIMERO
RACIONALIDAD Y FUNCIÓN TÉCNICA
DE LA DOGMÁTICA
I. DOGMÁTICA Y RACIONALIDAD
En la concepción contemporánea se asume normalmente que la
dogmática penal es una ciencia práctica y que una de sus
principales funciones es contribuir a resolver de manera racional los
conflictos sociales{15}.
Así, la dogmática, mediante tareas de diferente índole, e. g.
interpretación de normas jurídicas, elaboración de teorías, etc.,
contribuiría decisivamente a organizar racionalmente el sistema
social. Sin embargo, a pesar de su importancia, no abundan los
trabajos dedicados a exponer sistemáticamente esta cualidad de la
dogmática. En general, podríamos señalar que esta
despreocupación por la reconstrucción precisa de la racionalidad no
es patrimonio de los juristas. Como señala MOSTERÍN{16},
Uno de los conceptos que actualmente más se emplean en
discusiones filosóficas, científicas y políticas de todo tipo es el
concepto de racionalidad. Y el más somero de los análisis
muestra que este concepto se usa en los más diversos
sentidos posibles y con la mayor de las vaguedades
imaginables. Con frecuencia parece como si los adjetivos
"racional" e "irracional" se emplearan de un modo puramente
emotivo, para elogiar o insultar más bien que [sic] para describir
o caracterizar.
Los juristas, por lo general, se limitan a enunciar, de manera un
tanto imprecisa, las relaciones entre el desarrollo de la dogmática y
las limitaciones a la discreción judicial, su contribución a la solución
de indeterminaciones y su relevancia para promover valores tales
como la certeza, igualdad e imparcialidad. En este trabajo no
pretendemos remediar esta carencia y nos limitaremos a una serie
de consideraciones necesarias para enfrentar al problema que
pretendemos resolver: la relación entre la racionalidad y la función
normativa de la dogmática penal.
La racionalidad es una propiedad que se predica de un conjunto
bastante heterogéneo de elementos, i. e. acciones, planes,
decisiones, creencias, preferencias, elecciones, instituciones, etc.
Sería una ingenuidad asumir que hay un único concepto de
racionalidad, que aplicamos de manera inmutable a ese amplio
espectro de elementos. Por el contrario, es frecuente distinguir entre
racionalidad práctica, formal, teórica y sustantiva, o entre
racionalidad incompleta y completa, etc.{17}. Así, es natural asociar la
racionalidad a cuestiones tan diferentes como la eficiencia en la
distribución de recursos o la coherencia de un conjunto de
premisas{18}. Una vez que se advierte que las diversas nociones de
racionalidad forman una familia conceptual bastante heterogénea
también hay que concluir que no tiene mayor sentido enunciar
genéricamente una conexión entre dogmática y racionalidad, sino
que el desafío es caracterizar con mayor precisión a las relaciones
entre diversas tareas que desarrollan los juristas y cada una de esas
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