La 'valoración del mal - Segunda parte. Ensayo de interpretación - En el principio era la ética. Ensayo de interpretación del pensamiento de Estanislao Zuleta - Libros y Revistas - VLEX 857251776

La 'valoración del mal

AutorAlberto Valencia Gutiérrez
Cargo del AutorProfesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad del Valle (Cali, Colombia) desde hace más de 30 años y doctor en Sociología de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París
Páginas299-343
299
VI
LA “VALORACIÓN DEL MAL”
la iluStración y el romanticiSmo
Toda producción valiosa en la cultura de los dos últimos siglos
se inscribe en el debate entre la Ilustración y el Romanticismo,
es decir, en el intento de resolver el problema del significado
relativo de la razón en los asuntos humanos. La contraposi-
ción entre ambos movimientos constituye el marco en que se
desarrolla el “gran duelo” de nuestra cultura que podría de-
finirse, siguiendo a Freud, como el “gran duelo histórico de
la razón omnipotente”. Romanticismo e Ilustración son, en
cierta forma, la matriz de todo lo moderno. La presentación
de los términos en que se construye el debate puede servirnos
para esclarecer el significado de las orientaciones básicas del
pensamiento de Estanislao Zuleta.
La Ilustración se define por la preponderancia dada a la
razón —concebida en el modelo de la ciencia de la naturaleza
y no como la búsqueda de los principios primeros a la manera
del siglo XVII1— y por el optimismo acerca de sus posibilidades
1 Ernst Cassirer, La filosofía de la Ilustración, México, Fondo de Cultura
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para “entender” y transformar tanto la naturaleza como la
sociedad sobre la base de “principios racionales”. El hombre
está en capacidad, a través de la afirmación de su razón, de
formularse como punto de referencia de sí mismo ya que ha
llegado a la “mayoría de edad”; si estaba de rodillas puede
ponerse de pie. La valoración de la razón así presentada tiene
dos aspectos, que constituyen el núcleo del debate posterior:
es la postulación de un ideal de inteligibilidad del mundo,
pero es también la postulación del “elemento racional” como
clave exegética para descifrar la naturaleza y la sociedad, como
“variable independiente” a la cual puede supeditarse el sentido
de todo lo que existe: lo real es racional. La razón aparece así
como instancia fundadora y originaria.
El Romanticismo, por su parte, podría ser considerado
como un movimiento de revitalización cultural en los más di-
versos ámbitos (filosofía, historiografía, arte, música, estética,
crítica literaria, etc.), que se desarrolla sobre todo en Alema-
nia a comienzos del siglo XIX, pero también en Inglaterra y
Francia, cuyo elemento central es la crítica al segundo presu-
puesto de la Ilustración, es decir, a la preponderancia dada a
la razón como punto de referencia fundamental al cual puede
referirse, como “variable independiente”, la comprensión del
comportamiento humano. La razón para el Romanticismo es
una instancia secundaria y derivada, supeditada a otro tipo
de “realidad” más originaria, primaria y fundadora. Y pre-
cisamente sus diversas “versiones” se distinguen entre sí por
la manera como definen esa “realidad ontológica primera”:
la voluntad, el afecto, la pasión, la acción humana, la tradi-
ción, el pasado, la religión, el arte, el mito, etc. En cualquier
sentido, podríamos afirmar que la discusión acerca del valor
relativo de los términos acción y pensamiento nos describe en
términos generales las categorías básicas del debate. Algunos
Económica, 1975. Véase en particular el capítulo “La forma de pensamiento
de la época de la Ilustración”.
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exponentes del Romanticismo renuncian también al “ideal de
inteligibilidad del mundo” planteado por la Ilustración; pero
otros postulan la posibilidad de elaborar un modelo racional
más amplio, en el cual puedan tener cabida “nuevos objetos de
conocimiento” que en el modelo racionalista del siglo XVIII
aparecían como “residuos”, que quedaban por fuera o debían
ser desechados.
Desde este punto de vista, el Romanticismo obliga a recon-
siderar el significado de la ciencia, la razón y la técnica como
definición de lo moderno, a cambio de lo cual propone algunas
“innovaciones” en la concepción del arte y la cultura literaria.
El Romanticismo es una revuelta contra la idea de que los te-
mas privilegiados por el arte deben ser acordes con los ideales
racionales: en contra de lo universal y de lo permanente, valora
lo contingente, lo casual o irregular, “lo cambiante y lo local”, lo
ordinario y lo cotidiano; en contra de la unidad, la pluralidad;
en contra de lo externo y lo objetivo, “la convicción interna y
subjetiva”; en contra del caso promedio, lo exótico; en contra
de “lo conveniente”, lo “indecoroso” o lo “grotesco”, lo bajo y
lo desviado; en contra de la luz que delimita, la oscuridad que
borra los límites. Se produce así una revolución estética que
es probablemente la principal característica del movimiento.2
No obstante, la polémica entre ambos “puntos de vista”
se ha desarrollado de diferentes formas en la historia de la
cultura de los dos últimos siglos, con muy diferentes solucio-
nes. Racionalismo y Romanticismo aparecen muchas veces
como posiciones excluyentes e irreconciliables, bien sea que
se ponga el énfasis en el racionalismo, asumiendo de manera
directa y sin crisis los valores de la filosofía ilustrada (Lukács,
2 “El Romanticismo fue la sustitución de la política por la estética, de la críti-
ca social por la crítica cultural, una exigencia de libertad artística en vez de
libertad política”. Alvin Gouldner, “Romanticismo y clasicismo. Estructuras
profundas de la ciencia social”, en La sociología actual: renovación y crítica,
Madrid, Alianza Universidad, 1979, p. 308.

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