Agradecimientos - El imperio de la política. Seguridad nacional y secreto de Estado en el sistema constitucional norteamericano - Libros y Revistas - VLEX 1028124460

Agradecimientos

AutorMiguel Revenga Sánchez
Páginas11-12
11
El impErio dE la política
agradeciMientos
De manera un tanto ruda, dice un refrán castellano que «es de bien nacido
ser agradecido». Entre los muchos alicientes que rodean la dedicación
universitaria, no es de los menores la existencia de una institución como
la del año sabático, paréntesis vital entre Cursos que cada vez se suceden
de forma más rápida, y ocasión privilegiada para desarrollar, libre de
cargas y distracciones, la capacidad investigadora que se nos supone a
quienes practicamos aquella dedicación. Que los presupuestos públicos, tan
sobrecargados de las demandas de tutela más dispares, todavía otorguen
protección a un empeño de rentabilidad tan incierta, permite redoblar la
fe en las cualidades (del mejor signo humanístico) del llamado Estado del
Bienestar. Cumplo gustoso la única contrapartida que se me exigió a cambio:
hacer constar que el trabajo que el lector tiene en sus manos fue posible
gracias a una beca de la Dirección General de Investigación Cientíca y
Técnica (DGICYT) del Ministerio de Educación. Mientras permanecí en
Berkeley durante el Curso 1993-1994, mis compañeros en la Facultad de
Derecho de Jerez experimentaron un crecimiento de su carga de trabajo
proporcional al peso del que yo me liberé. Al doctor García Ruiz, catedrático
de Derecho Constitucional, a los profesores Juan Manuel López Ulla y Carlos
Álvarez-Ossorio, y a las profesoras Inmaculada Gilabert y Mercedes Soto, mi
agradecimiento, no solo por haberme suplido, sino sobre todo por el talante,
falto de cualquier recelo, con que lo hicieron. Gracias también al profesor Jesse
Choper, por haberme servido de guía para asomarme al estimulante mundo
académico norteamericano. Por razones muy distintas, debo también gratitud
a Aurora Marquina, Teresa Julià, Jaime Valdivieso y María Paz Sánchez
Manzano. A las dos primeras, por su decisiva contribución para que guarde
el mejor de los recuerdos de mi año californiano. A los citados después, por
su amistosa ayuda para hacer más uida mi relación con la informática y con
la confección de índices. A Ana Rodríguez Gaytán de Ayala, con quien he
discutido cada página del manuscrito, gracias, en n, por su paciencia y por
su capacidad para asumir el tiempo perdido.
Miguel Revenga Sánchez

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