Capítulo V: Conclusiones - El marco jurídico y legal de los acuerdos de paz en Colombia : la transición por la vereda judicial - Libros y Revistas - VLEX 1028134056

Capítulo V: Conclusiones

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Conclusiones
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CONCLUSIONES
El Pintoresco Paisaje: la violencia.
El pintoresco paisaje colombiano se ve opacado por una sola fuerza, la más
devastadora: la violencia. Esa sociedad, vista por los ojos de quien ve, no es la misma
que se ha encontrado de siempre. Ahora en el telón de fondo están las víctimas
de las macro vulneraciones. Pero por qué sucede ello, por qué doble racero, doble
observación, doble sabor: ¿dos realidades? Esa es la hipótesis.
Del movimiento Social a la Subversión.
Tras un vistazo a la historia se observa que de los antiguos, casi legendarios,
íconos de las reivindicaciones sociales se pasa a bandoleros, con el agravante de
la degradación, hasta convertirse, como se vislumbra, en un espiral sangriento, de
horror; después de bandoleros a guerrilla; de lucha por la segu ridad a las autodefensas
y, en veces, muchas veces, con el fenómeno y las secuencias del narcotráfico; en
el otro extremo: la Doctrina de la Seguridad Nacional con la ocurrencia de Golpes
de estado que fueron comunes en toda América Latina, aunque en Colombia
únicamente se diera en época del General Rojas Pinilla; luego, la puesta en escena
del acuerdo que se intituló ‘Frente Nacional’, el instituto de la Escuela de las Américas,
de alguna manera en nuestro medio, el silencio se impuso.
La violencia es espiral.
Y así, la violencia en espiral, como forma de ser, de mantenerse en el poder o
en la posición de mando, aún social.
En la gesta social, sobre o por la violencia: (i) una fracturada estr uctura agraria;
(ii) unas urbes en desarrollo pero que no ostentan pertenencia ni protección al
citadino; (iii) unas urbes vecinas de los desplazados y desarraigados; (iv) una
subversión con el programa de la toma del poder; (v) una subversión con arraigo
en la delincuencia ordinaria (secuestros y hasta narcotrá fico); (vi) una forma de vida
que está constituida por la guerrillerada; (vii) la generación de las autodefensas
Augusto J. Ibáñez G.
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que se pasan de la política anti-insurgente al prisma del enemigo interno; (viii) la
generación del terror, como mecanismo de control social y, de la misma protesta
social; (ix) el narcotráfico cabalgante y, posteriormente infiltrado; (x) una evidente
ruptura con la población civil, por el efecto denominado espiral; (xi) la ausencia de
Estado; un poder atomizado que no responde a los vehículos de acceso al mismo;
feudalización a todo vapor; en fin, (xii) el surgimiento, de las relaciones entre Aldea
Grande–Aldea Pequeña.
Entonces: al filo del caos.
Es un hecho: Colombia por los años noventa y, por el espiral de la violencia,
se encontraba ‘al filo del Caos’.
Eclosión el Nuevo Orden.
De una sociedad, de un Estado todo, en conmoción, se diría en letra de la
‘Escuela de las Américas’ un ‘Estado Fallido’, no viable, desolador surge el Derecho
Deber de la Paz.
Se plantea una reforma política que, al caer, genera la posibilidad de ese ‘Nuevo
Orden’ mediante la puesta en ejecución de la Asamblea Nacional Constituyente
bajo el paraguas del movimiento de la ‘Séptima Papeleta’: la inclusión de los nuevos
partidos, la extradición como fórmula constitucional, el giro al concepto y alcance
del ‘orden público’ o ‘Estado de Sitio’ diferenciado, la acción de Tutela, en fin.
Una Orden Extraordinaria, permite un cambio de Orden.
Se inicia la convocatoria a un Asamblea Nacional Constituyente, usando un
mecanismo diverso al de la reforma Constitucional, es decir, un mecanismo ‘ad-hoc’:
un Decreto de Estado de Sitio.
Los factores de Perturbación se Amainan.
Se inicia la entrega de Pablo Escobar, es decir, del narcotráfico por lo menos
en la fracción denominada cartel de Medellín. Las tensiones se hacen cada día más
llevaderas, hasta que ocurre el ataque a ‘Casa Verde’, centro de actividad del otro
sector de la guerrilla que estaba en punto de conversación, las FARC-EP. En su doble
visión: un mecanismo de fuerza para la exclusión o una forma de hacer presión para
la reintegración. Pero en ambas, una dificultad para el nuevo orden. Y, en el centro:
La Paz: como ‘derecho y deber de obligatorio cumplimiento’.

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