El carácter ético del líder transformador - Formación de líderes éticos globalmente responsables - Libros y Revistas - VLEX 930684352

El carácter ético del líder transformador

AutorHoracio Martínez Herrera
Páginas9-38
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El carácter ético del líder transformador
Perfil del líder empresarial para el Siglo XXI
El volátil ambiente organizacional del siglo XXI necesita un tipo de
liderazgo radicalmente nuevo, más humanizado y menos autárquico.
El líder del siglo XXI deberá ser un comunicador excelente capaz
de intercambiar de manera elocuente sus puntos de vista con los em-
pleados, con los clientes y los medios de comunicación.
El líder del siglo XXI debe inspirar a sus colaboradores a lograr
metas corporativas ambiciosas. Deberá empapar de energía a su organi-
zación e inspirar a sus empleados para que desarrollen al máximo sus
potencialidades. Deberá tener la capacidad para trabajar en equipo e
inspirar a los miembros de su empresa para desarrollar equipos autodi-
rigidos de alto desempeño.
El líder deberá ser capaz de anticipar el futuro de la organización y
su lugar en los negocios globales. Planear la sucesión de la gerencia
con mucha más visión. Transmitir una visión precisa del futuro de su
organización. Ser creativo para que la compañía determine su éxito en
el ambiente hipercompetitivo del futuro.
Los líderes del siglo XXI deben tener altos estándares éticos indis-
pensables para la credibilidad interna y externa, con el fin de mantener
a la firma fuera de tela de juicio.
El líder necesitará un alto nivel de preparación académica dada la
complejidad de los retos que deberá afrontar. Debe tener una forma-
ción integral en las áreas funcionales de la empresa. Se le exigirá el
manejo de las herramientas informáticas y el domino del inglés y otros
idiomas extranjeros.
El líder debe ser un estratega porque su responsabilidad funcional
debe ser diseñar e implantar las estrategias corporativas sobre las cua-
les residirá el éxito de la organización.
El líder del nuevo siglo debe tener una mente global. En la mente
del líder del mañana el mundo será una sola unidad en la que los bienes
y servicios circularan independientemente de las distinciones naciona-
les. Los ejecutivos latinoamericanos tendrán que enfrentarse a proble-
mas como la creciente deuda nacional, la inflación y la inestabilidad
política de su región.
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Carácter como forma de ser
Ser es un modo de estar en el mundo. Tiene que ver con nuestro ca-
rácter, con nuestra orientación general hacia la vida; es un estado de
actividad interna. Por primera vez en la historia, la supervivencia
física de la especie depende de un cambio radical del corazón hu-
mano. Es la llamada a un servicio que requiere mucho coraje: dejar
lo que tenemos y avanzar, y aunque tengamos miedo, no sucumbir a
él. Es una llamada a redefinir nuestras posibilidades, a ver una visión
de un nuevo mundo y a estar dispuestos a emprender, paso a paso, lo
que sea necesario en términos concretos para realizar esa visión.
Erich Fromm
A diferencia de los animales, que nacen hechos y listos para la ac-
ción, los hombres nacemos para hacernos. Los animales nacen hechos
porque están programados por sus instintos. Los hombres tenemos
programaciones instintivas como los animales, pero también gozamos
de una zona de autodeterminación o libertad. La libertad se basa en la
capacidad racional de conocer y en el poder decisorio. La capacidad
de conocer y decidir muestra que el hombre es espíritu. Pero es un
espíritu encarnado en un cuerpo material. Cuerpo y espíritu son las
dos caras, exterior e interior, de la persona humana. De la realidad
corpóreo-espiritual del ser humano proviene toda la problematicidad
de la vida humana. Por un lado, nuestro cuerpo está regido por las le-
yes de la materia y busca la satisfacción inmediata de sus instintos.
Por otro lado, nuestro espíritu está regido por las leyes del espíritu y
busca su realización con los valores del espíritu. La lógica que rige al
cuerpo es la del tener mientras la lógica del espíritu es la del ser. El
modo de tener se expresa en la forma de aproximarme a las cosas. Se
da una cultura de la satisfacción en la búsqueda de la calidad de vida
cuyos valores fundamentales son el lucro, el individualismo y la liber-
tad sin cortapisas; en definitiva, una cultura de mercaderes. La socie-
dad adquisitiva tiene formas de propiedad, no sólo de cosas sino tam-
bién de personas. Antiguamente las propiedades se cuidaban y se con-
servaban; hoy se adquieren, se usan transitoriamente y se desechan.
En una mentalidad de propietarios las personas se esclavizan a las co-
sas en la medida que se apegan a ellas.
El hombre del siglo XXI ha cambiado el deseo de posesión por el
deseo de cambio. Cuando compra un celular o una tableta de compu-
tador o un carro está pensando en cambiarlo en poco tiempo. Hoy pri-
ma el compre, use y bote. Nadie piensa en conservar modelos obsole-
tos. Hoy el proceso de vivir tiene una mentalidad mercantilista. Si se

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