Comerciantes de bienes naturales - Una economía extractiva - Paisajes de libertad. El Pacífico colombiano después de la esclavitud - Libros y Revistas - VLEX 874374326

Comerciantes de bienes naturales

AutorClaudia Leal
Páginas117-148

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Comerciantes de bienes naturales
T   de la esclavitud, el comercio de recursos naturales extraídos por
campesinos negros se convirt ió en la forma de acumular riqueza en el Pacíco
colombiano. Los pocos blancos propietarios de minas que se quedaron en la región
lograron generar pequeñas ganancias ar rendando esas minas, pero les resultó más
rentable comprarles a los mineros independientes los metales preciosos para luego
exportarlos. A este negocio se suma ron unos cuantos recién llegados, entre ellos
algunos ext ranjeros, que se dedicaron a importar mercancías pa ra intercambiarlas
por oro y otros productos valiosos, principalmente caucho y tagua, pero ta mbién
pieles o cualquier otro producto natural que se vendiera fuera de la reg ión. De este
modo, en Quibdó, un pueblo con visos de ciudad, se formó una clase muy peque-
ña de comerciantes similar a la que surgió en Tumaco, el puerto marítimo a l sur.
Los campesinos negros, que gozaba n de altos niveles de autonomía gracias a
que vivían en las selvas y controlaban l a extracción de productos naturales, obte-
nían herramientas, tela s, sal y otros bienes básicos por medio de este intercambio
que los vinculaba con los blancos, pero también los mantenía jerárquica mente
separados. Los comerciantes ocupaban el esca lón más alto de una nueva élite
local convencida de su superioridad, supuestamente derivada de su blancura
y reforzada por la distancia que su residencia urbana y su trabajo no manua l
interponían con la selva. Con el n de aumentar sus ingresos, también invir-
tieron en negocios como la navegación a vapor y la agricultura comercial, pero,
como veremos, sus ganancias siempre dependieron del comercio de recursos
naturales. Los que compraban ta gua dejaban que los recolectores se endeudaran
con ellos, algo que parecería contradecir la idea de que los ca mpesinos gozaban
de gran autonomía. No obstante, aunque a primera vista las deudas podrían
parecer una estrategia pa ra obligar a los habitantes del Pacíco a trabajar, una
mirada más atenta muestra que el endeudamiento serv ía principalmente como
un incentivo con el que los comerciantes competían por la escasa mano de obra.
Así, el intercambio de productos de la selva y de metales preciosos por bienes de
consumo se convirtió en la relación social sobre la que desca nsaba la economía
del Pacíco, y no la subyugación de un grupo por otro.
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 paisajes de li bertad
Esta nueva economía política de extracc ión compensó la falta de capital que
aigía a la región. A pesa r de sus pocos recursos materiales, mineros y recolec-
tores podían llevar a cabo los procesos de e xtracción, que eran tecnológicamente
sencillos. Los recolectores de caucho necesitaban provisiones para unas c uantas
semanas y herramientas pa ra talar los árboles, mientras que los recolectores de
tagua simplemente usaban canastos y c anoas para transporta r las semillas. Los
comerciantes, por su parte, podían l imitar sus costos al solo tener que montar
un almacén y quiz ás utilizar una canoa para comprar lo que les interesaba di-
rectamente en las zonas de producción; además, el procesamiento que debían
hacer era mínimo. El oro se vendía como venía y las semil las de tagua solo debían
secarse y rara vez se pelaba n o separaban en grupos segú n su calidad. A pesar de
que secar las semil las al sol podía tardar de tres a cu atro meses, debido al clima
húmedo y lluvioso del Pacíco, y a que los comerciantes debían establecer rela-
ciones con compradores en el exterior, no tenían que pagar salarios, supervisa r
el trabajo ni gastar dinero pa ra asegurar su acceso a la tagua o a tecnología e s-
pecializada (véase la g ura ). Además, como los recolectores y mineros también
sembraban comida, cazaba n y construían sus casas con materiales de la selva,
vendían los productos naturales a precios que no podrían ga rantizar su subsis-
tencia. En otras palabras, subsidia ban el comercio de recursos naturales con el
trabajo que realizaban pa ra cubrir sus necesidades, una caracter ística propia de
las economías campesinas. Vale la pena anotar que la natura leza misma también
subsidiaba este comercio, pues nadie había sembrado o cuidado los árboles y
palmas, ni mucho menos fabricado los depósitos minerales.
Esta clase comerciante se desarrolló a l tiempo que los centros urbanos donde
residía. En la época colonial los campamentos mineros, no los pueblos, cons-
tituían las principales unidades de poblamiento en el Pacíco. Pueblos como
Nóvita, e incluso la pequeña ciudad de Barbacoas, eran centros administrati-
vos con poca actividad comercial. Los c omerciantes venían de lugares lejanos a
vender una variedad de productos y después se iban, en vez de establecerse al lí.
Además, casi toda la mercancía “iba di rectamente a las minas”. Los dueños de
minas monopolizaron la producción de oro y no podían comerciar libremente
con el metal puesto que la Corona obligaba a enviarlo a las fund iciones ociales.
En buena parte del Pacíco el comercio también se vio obstaculizado debido
a que dueños de minas más poderosos traían parte de sus insumos, como el
tasajo, de sus haciendas en los Andes. El comercio empezó a tomar fuerza con
El Litoral Pacíco, Tu mac o, n .o ,  de marzo de . Los exportadore s ecuatorianos fue-
ron —aunque de manera ta rdía— los primeros en separa r las semillas en tre s categorías según
el tamaño, lo que le dio a su pro ducto una buena reputación. Acosta Sol ís, “Tagua or Vegetable
Ivory”; Bell, Colombia: A Commercial Handbook, ; Farha r, “From Tagua to Buttons”.
Minaudier, “Une région min ière”, .
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    
la independencia, la interrupción de los vínculos entre minas y haciendas y la
creciente población de mineros libres. El n de la esclavitud y la demanda de
productos selváticos le dieron al comercio un mayor ímpetu.
En la costa Pacíca del Chocó el negocio de la tagua les d io a algunos pocos
la oportunidad de volverse pequeños comerciantes, mientras que en Tumaco
creó una clase exportadora . Los habitantes del pequeño pueblo de El Valle, en
el Chocó, recuerdan que José Llorente, Casino Bermúdez, Damián Murillo y
Cristóbal Sanclemente llevaban las mayores ca ntidades de tagua para venderlas
a los exportadores en Panamá. Margarito Seca ida, oriundo de Juradó y asenta-
do en Coredó, un poco más abajo en la costa, era otro de estos intermedia rios.
Tumaco comerciaba volúmenes mucho mayores, lo que condujo a la formación
de una élite. Aunque el puerto también despachaba otras mercancías, como oro,
sombreros, caucho, cacao y pieles, entre las décadas de  y  el comercio
de tagua fue, de lejos, la ac tividad económica local más importa nte. Reriéndose
a uno de los principales comerciantes del puerto, un periódico local de scribió
cómo había hecho este su fortuna: “luchó en los bosques con la naturaleza bravía ;
Fundación Ing uedé, “Memorias del tal ler”.
, República, Mini sterio de Gobiern o, sección , t. , f. .
Figura 3. Semillas de tag ua secándose en Tumaco, principios del siglo .
Archivo de la autora .
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