El devenir de la ciudad en la globalización - Derecho y globalización: la ciudadanía como un mínimo universal - Libros y Revistas - VLEX 935524928

El devenir de la ciudad en la globalización

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1. El devenir de la ciudad
en la globalización
E
ste capítulo tiene como propósito analizar diversos
matices de la globalización y el modo como afecta
la comprensión del concepto de ciudadanía basado
en la nacionalidad. Aquí propongo la necesidad de
reconceptualizar la ciudadanía a partir de criterios amplios
que superen los límites de la nacionalidad.
La globalización como marco referencial de las dinámicas
del mundo contemporáneo implica una comprensión
de la ciudadanía como entidad sustentada en valores
universales como los derechos humanos, lo cual podría
constituir una superación al Estado nación como principal
fuente de referencia para concebir la ciudadanía. En
estas circunstancias, conviene empezar por situar el
concepto de globalización para luego analizar el modo
como dicho fenómeno altera el tradicional estatus de
ciudadanía, tanto en su concepto, como en su praxis.
Nuestro hilo conductor se estructura a partir de las
siguientes peguntas: ¿cómo entender la globalización?, ¿es
sostenible el tradicional concepto de ciudadanía nacional
en el marco que propicia la actual globalización?
La globalización: conceptos, devenir y controversias
La globalización y sus implicaciones es un tema que en la
actualidad ha producido una abundante literatura especializada
y no especializada. También ha suscitado posturas antagónicas
entre partidarios y críticos. Algunos autores destacan las
posibilidades de integración y progreso que impulsan las
Derecho y globalización
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dinámicas de la globalización, otros llaman la atención sobre
los perjuicios que ocasiona a determinados países y sectores
sociales. Asimismo, hay quienes, sin desconocer los peligros
de la globalización, buscan encausar sus implicaciones en pro
de los menos aventajados en el nuevo panorama mundial que
propicia su desarrollo. Este es, sin duda, un debate interesante
que exige tomar postura, pero es algo que por ahora podemos
postergar y, en su lugar, nos ocuparemos de entender la
globalización para situar en el actual panorama mundial el
lugar que ocupa y la situación que atraviesa la ciudadanía.
Muchos son los modos de entender la globalización. En el
más simple sentido descriptivo, el término globalización hace
referencia a las transformaciones de la economía internacional
ocurridas desde aproximadamente 1960, que conducen
paulatinamente a la integración de las distintas economías
nacionales en un único mercado capitalista mundial. También
se entiende la globalización como un proceso mediante el cual
se unifican los mercados de las naciones, generando apoyo por
la creciente tecnología, intercomunicación e interdependencia
con gran rapidez (Meza 2011).
Dehesa (2007) define la globalización como un proceso
dinámico de creciente libertad e integración mundial de los
mercados de trabajo, bienes, servicios, tecnología y capitales,
basado en una serie de libertades: libertad de comerciar con
el resto de los países del mundo, aprovechando las ventajas
competitivas de cada uno; la libertad de intervenir los capitales
allí donde tiene un mayor rendimiento con un riesgo asumible
y la libertad de establecerse en el país que se desee: bien para
conseguir un mayor beneficio o una mayor cuota de mercado,
si se trata de una empresa, o para obtener un mayor salario
o mejores condiciones de trabajo, si se trata de una persona.
Estas definiciones entienden la globalización como un
proceso de expansionismo territorial y económico que,
según Meza (2011), remite incorrectamente a un concepto
que configura el mundo de la vida como una cosmosociedad,
como una aldea global más allá de las fronteras económicas,
ideológicas, religiosas, políticas y étnicas:
1. El devenir de la ciudad en la globalización
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barreras todas que, según se dice o se cree redundan
en la tendencia a la igualación progresiva de las
condiciones socioeconómicas y culturales, al
definitivo desmoronamiento de los totalitarismos, y
a la extinción de la pobreza, la discriminación y el
subdesarrollo (Dehesa 2007: 82).
En esa perspectiva, Friedman utiliza la metáfora de “la tierra
es plana” (2006: 18) para decir que en la globalización
se surte un determinado proceso de eliminación de
barreras, situando a los intervinientes del mercado en un
mismo nivel de competitividad. Se trata de una aparente
igualación de cargas y posibilidades:
el aplanamiento del mundo quiere decir que
actualmente estamos conectando todos los centros
de conocimiento del planeta para crear una única
red global, una red que (siempre que la política y el
terrorismo no se interpongan en el camino) podría
dar lugar a una asombrosa era de prosperidad e
innovación (Friedman 2006: 18).
Esta es una mirada sobre la globalización cuestionable,
porque, como veremos más adelante, sobredimensiona
de manera optimista los efectos de la globalización,
desconociendo los profundos y reales niveles de
desigualdad que existen entre los países y sus habitantes,
lo cual produce explotación y miseria para algunos, antes
que prosperidad y desarrollo para todos.
Momentos y factores de la globalización
Amén de lo cuestionable del concepto de Friedman (2006),
para efectos descriptivos es menester preguntarnos por
el proceso histórico que da cuenta del desarrollo de la
globalización. Al respecto, existen diversas versiones que van
desde ubicar sus inicios en la antigüedad con la expansión
del Imperio romano, pasando por los viajes de Colón, la
primera Revolución Industrial acontecida en Europa, hasta

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