La excelencia en la investigación es una agenda neocolonial (y qué se podría hacer al respecto)
| Autor | Cameron Neylon |
| Páginas | 106-131 |
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CAPÍTULO
6
La excelencia en la investigación es una
agenda neocolonial
(y qué se podría hacer al respecto)
Cameron Neylon
Introducción
La búsqueda de la “excelencia” es fundamental para l a identidad de los
investigadores, las instituciones de investigación, los financiadores y
las estrategias de investigación nacionales de hoy. La mayoría de los
donantes y las políticas nacionales hacen referencia a la “excelencia”
o la “calidad” como uno de los principales criterios de apoyo. Los
investigadores abogan por la import ancia de su propio trabajo con afir-
maciones de “excelencia” y aportando una amplia gama de evidencia
para apoyar sus argumentos; sin embargo, es raro que estos términos
estén claramente definidos o que se establezcan defi niciones comunes
de acuerdo.
Incluso cuando las agendas políticas buscan apoyar las cualidades
de la investigación que conducen a resultados, compromiso o impactos
más amplios, se tiene cuidado de distinguir entre concepciones tradi-
cionales de excelencia en la investigación, y estos aspectos “nuevos”,
“complementarios” o “ampliados” de la evaluación (Donovan, 2007).
Los investigadores, a su vez, buscan reforza r esta dicotomía al afirmar
que las agendas de impacto y participación corren el riesgo de dañar
la excelencia en la investigación (Chubb y Watermeyer, 2017). El
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LA EXCEL ENCIA EN LA IN VESTIGAC IÓN ES UNA AGENDA NEO COLONIAL
argumento de que hay poca distinción en la práctica entre los resulta-
dos y el impacto en más estudios académicos y resultados e impactos
que ocurren en la comunidad en genera l ha sido ignorado, en gran
medida, a favor de una fuer te distinción entre “excelencia” e “impacto”
(Donovan, 2007)1.
Como ya hemos argumentado, sin embargo (Moore et al., 2017),
este concepto de “excelencia” es una construcción retórica vacía de
significado y de valor; de hecho, es profundamente perjudicial para la
producción de la investigación relevante e importante para los objeti-
vos políticos reales, el desarrollo y la mejora de públicos más amplios,
así como perjudicial para las cualidades de la investigación impul-
sada por la curiosidad, que se pretende proteger. Promueve, además,
comportamientos instrumentales, en lugar de normativos y basados
en valores, y está en el centro de casi todos los problemas a los que
se enfrenta la academia occidental, desde cuestiones de diversidad,
inclusión y parcialidad hasta el aumento del fraude y la prevaricación.
Todos estos problemas se agravan aún más en el contexto de países que
están fuera de los centros de poder tradicionales de los investigadores
occidentales. El control de los actuales sistemas de comunicación de
la investigación y los modos de evaluación está firmemente en manos
de las instituciones y las organizaciones académicas estadounidenses
y europeas. La evolución histórica —tanto positiva como negativa—
de nuestras concepciones de los indicadores y las seña les de excelencia
en la investigación se basa enteramente en las preocupaciones de los
países cercanos al Atlántico Norte2, con una literatura , unos modos de
evaluación y unos proveedores de servicios igualmente limitados. La
forma y la estructura de las instituciones de investigación en muchos
países —particularmente, al sur del ecuador terrestre— son producto
de la historia colonial y poscolonial. En Sudáfrica, por ejemplo, la
mayoría de las inst ituciones de enseñanza superior e investigación má s
antiguas tienen un origen explícitamente británico o afrikáner. Las
instituciones fundadas después de la independencia tienen su propio
carácter y sus propios desafíos arraigados en los problemas históricos
particulares de Sudáfrica y en el periodo del aparthe id y posapartheid
(Soudien, 2015). Todas las instituciones sudafricanas se enfrentan
a la cuestión de la descolonización y sus desafíos (Joseph Mbembe,
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