Las favelas: territorios de integración y de exclusión - La construcción del concepto jurídico favela - Favelas de Río de Janeiro: historia y derecho - Libros y Revistas - VLEX 850197548

Las favelas: territorios de integración y de exclusión

AutorRafael Soares Gonçalves
Páginas79-106
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Las favelas: territorios de integración
y de exclusión
“Proximidad espacial y distancia social”1
De 1906 a 1912 la economía brasileña, y en particula r el comercio internacio-
nal del café, se beneciaron de la reanudación de la economía mundial. San
Pablo se convirtió, entonces, en detrimento de Río de Janeiro, en la capital de
la producción y de la exportación de café, y en el mayor centro industrial del
país.2 En efecto, no obstante la importancia económica del sector industr ial
de Río de Janeiro, ese sector nunca ejerció la misma inuencia, como sí fue
el caso en la metrópolis paulista, sobre el desarrollo económico y sobre la
organización de la ciudad. Pero, en contrapartida, el sector de servicios, el
mercado inmobiliario y el peso de la admin istración pública federal tuvieron
un efecto considerable sobre la expansión del tejido urbano carioca.
La reforma urbana, bajo la administración Pereira Passos, las mejo-
ras del crédito y la estabilización económica del país trajeron una modesta
alza de los salarios.3 Sin embargo, las obras públicas y el sostenimiento de
la política higienista en contra de los inquili natos intensicaron la crisis de
vivienda y generaron una redistribución de la población en el espacio urba-
no. Las medidas adoptadas por el Gobierno federal para detener el aumento
de los arriendos, a partir de 1911, desestimularon fuertemente el mercado
inmobiliario.4 El décit de viviendas sociales solo se incrementó en los años
siguientes, en función del alza del costo de vida como consecuencia de la
Primera Guerra Mundial, y, en los años veinte, en función del reemprendi-
miento de las obras públicas por en las administraciones de Paula de Frontin
1 Repetimos aqu í la expresión del famoso te xto de Jean-Claude C hamboredon y Madeleine
Lemaire sobre los g randes conjuntos habitacionales fra nceses: “Proximité spatia le et distance
sociale”, pp. 3-33.
2 Rober to C. Simonsen, Evolução in dustrial do Brasil e o utros estudos, p. 21.
3 E . M. L. Lobo, His tória do Rio de Janei ro (do capital comercial ao c apital industr ial e nanceiro),
p. 509.
4 E. L obo, L. Carva lho y M. Stanley, Ques tão habitacional e o mov imento operário, p. 92.
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(enero a julio de 1919) y Carlos Sampaio (1920-1922). Por otro lado, el proceso
de concentración del capital orientó las inversiones en dirección al mercado
inmobiliario de lujo y a la creación de gigantescos loteamientos en los subur-
bios, construidos en las tierras de las antig uas haciendas. Esos loteamientos,
muchas veces inaccesibles para las clases populares, no resolvieron el décit
de vivienda de las clases más pobres de la población.5
A pesar de la expansión del tejido urbano y de la mejora de los trans-
portes colectivos, el mercado de trabajo continuaba concentrándose en el
centro de la ciudad y en su entorno. En 1912, el corazón de la ciudad tenía
11 990 establecimientos comerciales e industriales, versus solo 3718 en los
suburbios y 2222 en la periferia más distante.6 Esa dependencia de las z onas
centrales, asociada a la tolerancia de los poderes públicos en lo concerniente a
la ocupación de los cerros, reforzó considerablemente el proceso de expansión
de las favelas en esa región durante las primeras décadas del siglo . Las
favelas se diseminaron también de manera progresiva en las zonas diná mi-
cas de expansión urbana, como el nuevo y ya célebre barrio de Copacabana:
Ahora la pica demoledora […] intenta inmigrar hacia estas plagas en
declarada guerr a de muerte a las barraca s de madera, en donde viven
los que no pueden vivir en bonitos palacetes de costosa losa […]. La
miseria es digna de re speto. Copacabana, bien sea por su topografía, o
por su clima tan am able, está mandada a ser, en un corto plazo, la joya
de los arrabales, pero e so no es motivo para ahuyentar de su seno a la
población pobre y exterminar su s tugurios.7
Las favelas acompañaron la expansión del tejido urbano y se convirtie-
ron denitivamente en un elemento importante del pai saje urbano carioca.
Según el doctor Carlos Seidl, la ciudad tenía, en 1913, solo en los siete distri-
tos del área central, 2564 tugu rios, que albergaban a 13 601 habitantes.8 Esa
expansión era, sin embargo, objeto de seria oposición por parte de las élites
de la ciudad. En efecto, desde nales del siglo , estas trabajaban para
5 E. L obo, L. Carva lho y M. Stanley, Questão habitacional…, p. 117.
6 E. M . L. Lobo, História d o Rio de Janeiro..., p. 537.
7 O Copacabana, del 15 de junio de 1907. Citado por Maurício de Al meida Abreu, “Da habitaçã o
ao habitat: uma inter pretação geográ ca da evolução da questão d a habitação popular no R io de
Janeiro”, pp. 58-59.
8 Jornal do Commerc io, 11 de diciembre de 1913.
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