La maternidad subrogada: Hacia la explotación reproductiva de la mujer
| Autor | Ana Valero Heredia |
| Cargo del Autor | Profesora Titular acreditada de la UCLM. |
| Páginas | 395-428 |
La maternidad subrogada: Hacia la
explotación reproductiva de la mujer
Ana Valer Hia*
SUMARIO
1. I. . E “” -
. . E :
L . E . . E
. . M
. . B.
. I
El 24 de enero de 2017 la Gran Sala del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos puso n al asunto Paradiso y Cam-
panelli c. Italia (25358/12), dictando una Sentencia que, sin
* Profesora Titular acreditada de la UCLM.
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An V H
duda, posee efectos disuasorios claros para los ciudadanos
de los estados miembros del Consejo de Europa que, como
Italia, no permiten la gestación por sustitución. Pues en
ella, la Corte de Estrasburgo falla en contra de los padres
comitentes que pretendían inscribir en el registro civil ita-
liano la paternidad de un niño gestado “por sustitución” en
Rusia. Y ello armando que la negativa de las autoridades
italianas no produce la lesión del derecho a “la intimidad
familiar” de los pretendidos padres -reconocido en el
artículo 8 de la Convención- en la medida en que no se
puede establecer la existencia de unos lazos familiares que
deban ser protegidos por el Derecho cuando los mismos
se han constituido en violación de la ley.
La maternidad subrogada o gestación por sustitución,
comúnmente conocida como “vientre de alquiler”, consiste
en la implantación por fecundación in vitro o insemina-
ción articial de un embrión en una madre gestante, con
la que los padres de intención, o comitentes, han rmado
un contrato previo. Subrogarse implica en Derecho sus-
tituir a otro en una situación jurídica, por lo que, en el
contexto de la maternidad, subrogarse implica “sustituir
en la gestación”.
Pues bien, un empleo extensivo de esta práctica ha desata-
do en los últimos años un acalorado debate social a nivel
europeo, debido a los problemas éticos y jurídicos que
plantea. La maternidad subrogada constituye uno de los
temas más controvertidos entre los muchos que afectan a
la disposición del cuerpo de la mujer. Así, como sucede en
otros temas relacionados con el cuerpo femenino, como
el aborto o la prostitución, las posturas son contrapuestas
y, llamativamente, todas ellas apelan a distintos derechos
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fundamentales de las partes implicadas para defender sus
argumentos.
Entre los derechos invocados por quienes deenden la
legalización esta práctica se encuentran principalmente:
el derecho a la reproducción de los padres de intención,
siendo la maternidad subrogada un vehículo para hacer
efectiva la igualdad reproductiva entre parejas fértiles e
infértiles, heterosexuales y homosexuales; y la autonomía de
la mujer gestante que se plasma en su libertad contractual.
En contra, sin embargo, se plantean numerosas objeciones
éticas, que van desde la cosicación del cuerpo de la mujer,
que es objeto de un contrato de alquiler para satisfacer
un deseo de otros; la vulneración de la integridad física
y moral de las gestantes; la comercialización de los niños
o la explotación de las mujeres que se encuentran en un
estado de necesidad económica.
Esta diversidad de argumentos a favor o en contra de la
maternidad subrogada se corresponde con la disparidad con
que los Estados se posicionan con respecto a esta práctica
en sus respectivos ordenamientos jurídicos y respecto de
las consecuencias jurídicas para las partes implicadas, lo
que conlleva una gran inseguridad jurídica.
La maternidad subrogada está permitida en algunos estados
de Estados Unidos como Arkansas, California, Connecticut,
Dakota del Norte, Delaware, Distrito de Columbia, Flori-
da, Illinois, Maine, Nevada, Nuevo Hampshire, Oregón,
Texas, Utah y Virginia Occidental, ya sea por ley expresa
o por jurisprudencia. También, países como Rusia, India,
Ucrania, Georgia, Armenia o Tailandia, permiten o han
permitido hasta fechas muy recientes acudir a esta técnica
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