De la metáfora a la incómoda razón
Autor | Guillermo Hoyos Vásquez |
Cargo del Autor | Estudió Humanidades, Matemáticas y Filosofía en la Pontificia Universidad Javeriana y obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras en 1960 |
Páginas | 127-154 |
127
DE LA METÁFORA A LA INCÓMODA RAZÓN
Guillermo Hoyos: Tenemos elementos suficientes para ver, a la
hora de la verdad, qué es lo que pretende la «teoría de la acción
comunicativa»; bueno, y si sí alcanza a cumplir lo que pretende.
En primer lugar, yo me voy a referir a la tesis de anoche. Dicen
que la mayoría de ustedes estuvieron ahí presentes; no sé si al-
canzaron a estar en las intervenciones de nosotros tres —o de
nosotros cuatro—, pero, la objeción que yo le hice a la tesis es
la que yo quiero que discutamos, a ver si por ahí puede ser o no,
porque de todas maneras es el punto crucial en este momento:
la discusión entre modernidad y posmodernidad, a la hora de
la verdad. Bueno, y, a la hora de la verdad, es la discusión entre
Habermas y Rorty, que es sumamente importante.
La experiencia que tiene un docente universitario con los
grados de sus alumnos los debería llevar a no caer en el error en
el que caen todos los alumnos el día de la sustentación, que es
pensar que tienen que resumir la tesis; eso no se hace, lo que se
hace es presentar la tesis de la tesis. O sea, ¿qué es lo que dijo?,
a la hora de la verdad: que esto ayuda mucho para pensar uno…
Miren, cuando ustedes escriban la tesis de doctorado, una vez
ustedes la han terminado… yo por eso nunca dejo que me entre-
guen introducción y conclusiones junto con la tesis; tampoco me
128
gusta leer capítulo por capítulo. Pero, ya una vez que conozco la
persona, y la persona está trabajando en su tema, pues que se las
juegue todas. Entonces, escribe su tesis, tres, cuatro capítulos, o
los que sean. Aquí eran cuatro capítulos muy bien escalonados,
muy bien diseñados, etc., y yo a los alumnos sí les pido que me
manden eso primero. Y entonces, yo contra eso sí digo: «aquí
falta esto, esto, y está lista la tesis; haga la introducción y con-
clusión». Porque la introducción no es otra cosa que decirle al
lector qué es lo que quiero decir en la tesis, y la conclusión no es
otra cosa que decirle al lector lo que yo creo que he dicho en la
tesis, no más. Y la exposición es… Yo, a mis alumnos, siempre
les digo: «para preparar la exposición, lo mejor que usted puede
hacer es leer la tesis como si usted fuera una tercera persona, no
la resuma, para eso está la tesis completa; exponga la tesis de la
tesis». Esto del lenguaje, después del signo lingüístico, ha reali-
zado una serie de teorías sobre la comunicación, que son estas
y estas. Y, fundamentalmente, ha ayudado a ampliar el sentido
de la comprensión.
Yo creo que hablar de «comunicación», y quedarse en Ror-
ty, es inadecuado. Hay que dar la discusión con Habermas, de
todas maneras; no porque se llame Habermas, sino porque yo
creo que hay una actitud, por supuesto, en el aula de clase, pe-
ro mucho más todavía en el ámbito político, donde yo paso de
contextualizar y de ampliar los significados —y los silencios y
no silencios, y todo este mundo de cosas—, donde ahora se va
a argumentar a matar. Claro, a Habermas lo detestan porque él
dice: «vamos a apostarle a los mejores argumentos», y esta gente
le tiene pavor a los mejores argumentos; a esta gente le pasa lo
mismo que a Lyotard. Ustedes recuerdan que el primer mani-
fiesto posmoderno de Lyotard es… yo creo que casi en los años
sesenta, cuando estaban sufriendo toda esta cosa posmoderna,
y Lyotard tiene una expresión bellísima: «volvieron las teorías,
sálvese quien pueda; volvió el terror de la razón». Entonces, estos
tipos le tienen pavor a la razón; mejor dicho, yo digo: «esta gente
le tiene pavor a que los convenzan, ¡pavor!». Y, por supuesto,
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba