El orientador escolar como gestor de prácticas de reconocimiento - Del desprecio social al reconocimiento - Libros y Revistas - VLEX 850617640

El orientador escolar como gestor de prácticas de reconocimiento

AutorAndrea Marcela Rodríguez Méndez y Johanna Carolina Farfán Vargas
Páginas145-162
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Andrea Marcela Rodrí guez Méndez
Johanna Carolina Far fán Vargas
Todo acto en el lenguaje trae a la mano el mu ndo que se
crea con otros en el acto de conv ivencia que da origen a lo humano;
por eso todo acto humano t iene sentido ético como reexión
de la legitimid ad de la presencia del otro.
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El presente capítulo contiene un marco comprensivo sobre el quehacer del
orientador como principal gestor de las prácticas de reconocimiento en el
contexto escolar. De esta manera , se recogen los análisis producto de las
entrevistas y el gr upo focal, desar rollado con orientadores escolares de la
capital, con una amplia ex periencia en manejo de la población desmovil izada
y desvinculada del conicto armado. L as intervenciones relevantes de los
participantes será n caracterizada s con las nominaciones E y P, que resaltan
la voz y el pensar de los orientadores.
Para facilita r la comprensión, en primer lugar, se presenta un análisis
sobre el rol del orientador en tiempos de posconicto. Luego, se precisa la
importancia del concepto de orientación, en torno a l reconocimiento y la in-
clusión, mediante siete prácticas p ara la paz. Final mente, se describen algu nos
elementos claves para el abordaje de la población, entre los cuale s se incluyen
estrategias metodológic as y de evaluación para la atención de la población.
Orientación y posconicto
En tiempos modernos, la violencia ha tr ansformado las pautas de interac-
ción de la población, caracteri zadas por el individual ismo y la indiferencia.
Dicho panorama se extiende a l ámbito escolar, en donde se ponen en escena
la reproducción de la realidad de nuestro país. Así, el posconicto repre-
senta un reto para las comunidades educativas, las cu ales están llamadas
a emprender un rol protagonista que se involucre de manera activa en la
formación de los niños y jóvenes provenientes de la guerra, así como en el
fortalecimiento de progra mas que propicien la adquisición de habilidades
para la reconstrucción de prác ticas que promuevan la convivencia pacíca.
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Andrea Marcela Rodríguez Méndez y Johanna Carolina Farfán Vargas
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Por tanto, se aumenta la exigencia y la responsabil idad de la educación en
la formación socioemocional de los educandos.
Es así como el orientador escolar se convierte en u n agente de cambio
que desde sus saberes acompaña a di rectivos, docentes, padres y estud iantes
en la adaptación al ámbito escolar, volviéndose una vía para el reconoci-
miento de cada ser y movilizando recursos institucionales que permita n
enfrentar las exigencia s del contexto. En palabras de Puiggrós (), no se
trata de cumplir mecánicamente con un mandato, sino de descubrir cuál
es el problema educacional de nuestras socied ades, de nuestra época, para
construir ped agogías nuevas. Se trata de que desde la orientación se invite
a la reexión de la realidad soc ial, vinculándola a los diferentes progra mas
y planes de estudio.
Así, el concepto de orientación se transforma , lo que permite su ac-
tuación en tres ámbitos: como consultor psicopedagóg ico, para promover
ambientes propicios y la implementación del proyecto educativo institucional
(PEI); en el ámbito académico, como apoyo al aprendizaje efectivo; y, nal-
mente, en el ámbito social y comunitar io, como promotor de la convivencia
ciudadana, en donde procura la inclusión y el respeto por la diferencia. El
cumplimiento de estos roles dependerá en a lto grado del conocimiento y de
la comprensión que él mismo tenga sobre su rol, lo cual permite su empode-
ramiento dentro de la misma comunidad .
La pregunta sobre cómo cumplir con estos roles genera a nsiedad
entre el gremio de los orientadores, frente a lo cual se han hecho intentos
por construir divers as rutas y protocolos para el manejo de las situaciones
El orientador escolar es una gura imprescindible en las instituciones educativas, que tiene
como responsabilidad social facilitar y apoyar la construcción de la vida escolar, familiar y
social, a través de acciones tendientes al conocimiento, la reexión, el análisis, la compren-
sión, la orientación de la relación del niño y el adolescente consigo mismo y con la sociedad.
Adicionalmente, el orientador deberá favorecer la fundamentación del proyecto de vida
del estudiante en la construcción y el desarrollo de procesos de autoestima, autonomía,
socioafectividad, valores convivenciales, habilidades de comunicación y expresión de sen-
timientos, como pilares de su personalidad y de su identidad como ser humano individual
y social (MEN, ).
Se entiende por ruta de atención los lineamientos generales que deben ser contemplados por
las instancias y los actores de la institución educativa, con otras entidades que contribuyen o
dan continuidad a la atención integral de los estudiantes, cuando ellos presentan una situación
que pone en riesgo o vulnera alguno o varios de sus derechos. Es una herramienta que sirve

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