Rebeldes zine-causa: apuntes para una escritura adolescente - Tercera parte. Otros retos, otras representaciones - Los jóvenes tienen voz. Por un diálogo ciudadano entre generaciones - Libros y Revistas - VLEX 942794615

Rebeldes zine-causa: apuntes para una escritura adolescente

AutorJaime Yáñez/Valerie Wielheim
Cargo del AutorLicenciado en Letras de la Universidad Central de Venezuela/Licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela
Páginas361-382
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DON CANG REJO: Perlita, ¿tú crees que soy viejo?
PERLA : Por supuesto que sí, pero está bien, se
supone que los padres sean viejos.
DON CANG REJO: Pero aún estoy en onda, ¿verdad?
¡Tú viejo está en onda!
PERLA : No, ya nadie dice “en onda”. Es una
expresión tan anticuada. Ahora decimos: “coral”.
POR EJEM PLO, “esa operación de nariz es tan coral”.
DON CANG REJO: ¿Coral, eh?
PERLA : Eh… cuando tú lo dices suena tan anti-coral.
DON CANG REJO: ¿Qué tal si lo dijera con una
inf‌lexión diferente? Coral…
PERLA : ¿No tienes que ir a trabajar o algo?
BOB ESPO NJA, “Crustáceo maduro”
1.
Hemos inventado una adolescencia. Para hablar de ella,
acaso, consideramos una serie de esperanzas y promesas
de una vida, de una forma de ser, que conscientemente in-
vocan un querer-ser de la juventud más que un ser-actual
de la juventud. No hay, al menos de entrada, otra manera
de hablar sobre ella: todo intercambio entre adolescentes y
adultos, sin importar cuán honesto pueda ser, implica una
transacción, un desplazamiento de vocabularios (priorida-
des, sensaciones, autoridades) que atraviesa un fundamental
rechazo de esa otra manera de hacer sentido; esta otredad
habla de una etapa del desarrollo, de una adecuación a las
expectativas culturales y los procesos biológicos (ya-no-soy,
no-quiero-ser, no-me-gustaría-ser, no-puedo-ser). Dicho
de otra manera, si nosotros inventamos una adolescencia a
Los jóvenes tienen voz
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manera de cariñosa imposición, la juventud que el adoles-
cente inventa para sí mismo se conf‌igura como ocultamiento
y rechazo de una apropiación del adulto.
La juventud que el joven nos muestra es, en todo caso,
siempre un deslinde: un intento de delimitar el territorio
propio de expresión, sí, pero también de limitar nuestro
alcance hacia el interior de sus dinámicas. Allí encontramos
mucha de la claridad de la escena de Bob Esponja que nos
sirve de epígrafe: incluso en el acto de cuidado, en la esce-
na misma del cariño de una hija que le sirve el desayuno a
su (anciano) padre, encontramos el dislocamiento del uso
que hace la adultez del mundo del joven. La palabra del
joven, entonces, pierde sentido en la boca del adulto: ella
consiste en no ser dicha (y en muchos casos en no ser escu-
chada) por él. El f‌inal de la escena, aun lla mando menos la
atención, resulta igual de incisivo: cerrar la posibilidad en
las condiciones materiales de responsabilidad de la adultez
para demarcar el espacio de acción y atención de las vidas:
el mundo del trabajo, claro, como sensata distracción del
adulto, como eso que arrastra y distingue sus vidas.1
1 En 2015, los españoles Chus Antón, Ahida Agirre y Grégory C lavijo
recorrieron las cal les de Londres para retratar a un grupo de jóvenes
entre los 14 y 18 años transitando por su cotidia nidad. Esas formas de
contarse que ofrecieron Agnes, H ana, Aisha, Ayanna, Finn, Amber,
Felix, Charlie, Lula, Pablo, Sinead, Ophel ia, Sonam, Theo, Mila nka,
Tommy, Ruby y Rachel dieron como result ado el fanzine Park Li fe.
La intención era documentar el espíritu juvenil desde la exper ien-
cia y evitar una idea preconcebida de generación que rec ae sobre
su propia idea de colectivo del siglo XI X. Se imprimió en forma de
rotativa de gran formato, con intención de simboli zar la inmediatez
de la adolescencia y los tiempos contemporáneos.

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