La televisión desacreditada. Cultura política, corrupción y medios de comunicación en la era de su reproductibilidad híbrida
| Autor | Simone María Rocha |
| Páginas | 54-79 |
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∙ lo s d e s a f í o s a l a s t e l e v i s i o n e s e n a m é r i c a l a t i n a ∙
La discusión presentada en este capítulo es fruto de las reexiones
acumuladas en los últimos siete años, a partir del trabajo que
desarrollo como líder del Grupo de Investigación Comunicación
y Cultura en Televisualidades (), como también en los cursos
impartidos en el posgrado en Comunicación de la Universidad Federal de
Minas Gerais () y en las actividades de cooperación académica con
grupos y colegas de universidades brasileñas y de otros países latinoame-
ricanos. La pregunta que me ha impulsado desde siempre es tratar de dar
cuenta de la especicidad de los estudios de comunicación y cultura en
América Latina, vinculando la teoría social crítica latinoamericana a los
estudios de medios —de modo especial, aquellos que toman a las televi-
sualidades como su objeto empírico—.
Parto del presupuesto de la importancia cultural de la televisión
reconociendo que, para las audiencias masivas que no leen periódicos
impresos diarios ni libros de historia y que tampoco pertenecen al mundo
de la cultura letrada, las narrativas televisivas se constituyen en la posibi-
lidad principal de conocimiento de la historia, de producción de relatos de
nación y de una memoria reciente de los países.
Mi objetivo en este texto es reexionar sobre dos desafíos que han
puesto a prueba a las narrativas televisivas especícamente en un momento
de crisis política como la que asoló a Brasil en el 2016. El primer desafío
se reere al lugar de tales narrativas dentro de un ambiente híbrido de
medios; y el segundo es adoptar algunas características de la cultura polí-
tica brasileña como mediación en la comprensión e interpretación de los
relatos televisivos.
Brasil atravesó en el 2016 una coyuntura de crisis política de propor-
ciones y consecuencias experimentadas hasta el día de hoy. El proceso
de impeachment impuesto a la entonces presidenta Dilma Rousseff —en
el que se sumaron la élite política, los conglomerados de medios, fuertes
grupos empresariales y el poder judicial— abrió espacio para que este
agregado de fuerzas, parte de ellas interesada en la aprobación de una
agenda de reformas de corte neoliberal, ocupara el poder, por medio del
presidente en ejercicio Michel Temer. El cumplimiento de tal agenda, que
ganó adhesiones inmediatas, inclusive de aliados del anterior Gobierno,
sufrió un revés el 17 de mayo del 2017 con la delación premiada del
empresario Joesley Batista, divulgada por el blog del periodista Lauro
Jardim en el homepage del periódico O Globo. En conversación grabada
en la residencia presidencial, el delator mostró el aval del presidente de la
República en relación con la compra del silencio de diputados y jueces,
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∙ la t e l e v i s i ó n d e s a c r e d i t a d a ∙
alrededor de un esquema que envuelve el pago de sobornos a agentes
públicos, a cambio de medidas que favorecerían las actividades del grupo
empresarial de Batista, 1. Desde entonces, un escenario caótico se
gestó en la política nacional. En esa misma delación, Batista involucró
al senador de la República, Aécio Neves, quien en una conversación
grabada también por el empresario fue escuchado pidiendo dos millones
de reales, en la llamada “corrupción pasiva”. Y las denuncias no pararon
desde entonces. Dentro de las que se acumulan en la prensa, consta una
entrevista de Joesley Batista a la revista Época, publicada el 17 de junio
del 2017, en la cual el empresario arma que al frente del Gobierno brasi-
leño está un presidente que dirigía una peligrosa organización criminal2.
El estallido de la Operación Lava Jato3, cuyas críticas por su exhibi-
cionismo e inexperiencia han sido cada vez más frecuentes, descubrió una
práctica hace mucho tiempo llevada a cabo por agentes en el trato de la
cosa pública: actos de corrupción y de recibo de sobornos, que sobre-
pasan, y mucho, el nanciamiento de las campañas electorales, cuyos
pagos eran sistemáticamente realizados por empresas con el objetivo de
obtener favores en sus respectivas actividades.
· En marzo del 2019, la justicia de Brasilia aceptó la denuncia contra el ahora ex-
presidente convirtiéndolo en reo por elcrimen de corrupción pasiva. Esta denun-
cia tiene como base el acuerdo de delación premiada con e involucra a otros
agentes políticos como el exdiputado federal Rodrigo Rocha Loures, que se hizo
conocido por transportar quinientos mil reales en dinero en efectivo, de pagos a
título de soborno por un ejecutivo de , Ricardo Saud, cuyo destinatario sería
Michel Temer.
· El 21 de marzo del 2019 el juez federal Marcelo Bretas decretó la prisión pre-
ventiva de Michel Temer acusándolo de haberse convertido en “el jefe de una or-
ganización criminal que actúa hace 40 años en Rio de Janeiro”. La decisión del
juez generó un intenso movimiento en el contexto político brasileño, en las redes
sociales, en los noticieros de televisión y agitó el debate público en torno de las
prácticas de corrupción en Brasil, en torno de la legitimidad y del modus operan-
di del grupo de trabajo de Lava Jato y del propio papel de las otras instituciones
constitutivas del poder judicial.
· Nombre dado al grupo de trabajo para investigar delitos de corrupción y de lava-
do de dinero ocurridos en Brasil que comenzó en marzo del 2014. Inicialmente,
involucró a una red de puestos de combustibles y lavaderos de automóviles como
forma de encubrir el movimiento de recursos ilícitos realizado por miembros de
las organizaciones criminales investigadas. No obstante que las investigaciones
han continuado y alcanzado a otras organizaciones, se mantiene el nombre atri-
buido en el 2014.
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