Capítulo 6. Mujeres peligrosas. Género, etnicidad y disputas 'domésticas' en Nueva Granada - Amores fatales: homicidas conyugales, derecho y castigo a finales del periodo colonial en el Atlántico español - Libros y Revistas - VLEX 950978685

Capítulo 6. Mujeres peligrosas. Género, etnicidad y disputas 'domésticas' en Nueva Granada

Páginas323-374
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Mujeres peligrosas.
Género, etnicidad y disputas
“domésticas” en Nueva Granada

Una noche de f‌inales de diciembre de , una joven mestiza, de nombre
Dominga Josefa Espitia, se estaba divirtiendo en una bulliciosa f‌iesta (bunde)
en compañía de su esposo, Matías Ostia. Su amante, el minero de treinta y
dos años Nicolás A. Rúa, también estaba en la f‌iesta, celebrada en una casa
rural, cerca de uno de varios ríos del área de la Mojana, al norte de Colombia.
Dominga y Nicolás habían tenido una aventura amorosa durante unos cuatro
meses. En algún punto de la tarde, por razones que no se conocen, pero que
pueden haber tenido que ver con el coqueteo de la mujer con Nicolás, Matías
arrastró a su esposa fuera de la f‌iesta. Al notar lo que pasaba, y temiendo
por la seguridad de la mujer, Nicolás siguió a la pareja a cierta distancia.
Dominga testif‌icó después que, mientras caminaban cerca de un cultivo de
banano, su marido la cogió por la camisa y, sin explicación (“sin más antece-
dente ni pleito”), comenzó a golpearla en la cabeza con un machete. Recibió
tres machetazos, uno de ellos sobre la ceja derecha, y cayó al suelo por ello.
Entonces Nicolás se metió en medio, atacó a Matías con otro machete y le
cortó los dos brazos (“bajado los brazos de un machetazo”).
Dominga y su amante no coincidieron en su relato de lo qué pasó luego.
Ella dijo que Nicolás continuó golpeando a su esposo con el machete, hasta
matarlo. Nicolás, a su vez, testif‌icó que se retiró después de darle los primeros
machetazos y que fue Dominga la que acabó con la vida de su esposo, usando
el machete de este. En cualquier caso, los dos colaboraron para arrastrar el
 El bunde e ra un ritmo af rocolombiano popular en la Costa Pacíf‌ica de l país. Desde allí
se expandió haci a el interior y llegó, entre otros lugares, a á reas del norte de Ant ioquia
pobladas por mi neros y jornaleros de ascendenc ia africana. Se sol ía tocar por la noche en
las calle s, las plazas públicas y lo s jardines de las casas , y era popular entre negros, i ndios,
mestizos, mulatos y zambos. Al c lero católico no le gust aba la natura leza lasciva de las
letras del bunde o los mov imientos corporales “i ndecentes” de los bailarine s, ni la mezcla
desordenada de hombres y muje res de todas las raz as, que por lo general no acu dían a misa
el día después del ba ile. Véase V M P, Historia de la cultu ra material
en la América Equinoccial, vol. : Ves ti d os , adorn os y vida social (Bogotá: Instituto C aro y
Cuervo , ), -; A G H, “La música d el Caribe colombiano
durante la Indepe ndencia y comienzos de la re pública”, Historia Crítica  ( julio-diciembre
de ): - .
Sobre la vida mater ial, agrícola, ga nadera, comercial y mi nera de la Mojana, véase O
J M y E P M, La Mojana, medio ambiente y v ida mate-
rial en perspec tiva histórica (Medellín, Colombia : Universidad de Antioquia, ).

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