Capítulo XI: Testamentos - Curiosidades legales aspectos de la vida judicial de los Estados Unidos - Libros y Revistas - VLEX 1027236117

Capítulo XI: Testamentos

Páginas95-109
95
CURIOSIDADES LEGALES. ASPECTOS DE LA VIDA JUDICIAL DE LOS ESTADOS UNIDOS
CAPÍTULO XI
TESTAMENTOS
TENDENCIAS DE LOS TESTADORES
En el ejercicio de su profes ión, un abogado forzosamente tiene que es tudiar la
naturaleza humana, y ello es particular mente cierto cuand o lo llaman para aconse -
jar a sus clientes acerca de la distribución póstuma de sus bienes. Lo que aprende
entonces es estrictamen te confidencial. Pero a veces el cliente revela solamente l a
mitad de la historia de sus móviles, y el abogado tiene que adivinar el resto. A
menudo, los clientes colorean s us legados con largas declaraciones de motivos y
así, suelen involuntariamente sentar las bases para las objeciones de parientes omi-
tidos en el testamento cuando deberían ser los objetos naturales de su muni ficencia.
Tales hechos con frecuencia revelan rasgos de carácter admirables o lo contrario,
según los casos. Y ocurre que el cliente se vea decepcionado por encontrarse con
que sus deseos más ardientes (por ejemplo que su propiedad permanez ca indivisa a
perpetuidad, o que legue a su viuda menos de la cantidad que recibiría si él muriera
intestado) son frustrados por lo que considera como «sinuosidades» de la ley. Por-
que, desde el punto de vista legal, los clientes tienen peculiares nociones acerca de
cómo han de disponer de sus bienes. Sin embargo, no son tan irremediablemente
malos como los ha pintado con sarcástica vena William Hazlitt, el ensayista inglés:
«Pocas cosas muestran el carácter humano bajo una luz más ridícula que las
circunstancias de la redacción de un testamento. Es ésta la última oportunidad
que tenemos de ejercer la natural perversidad del genio, y nos cuidamos de
hacer bien uso d e ella. La acariciamos celosamente, la postergamos todo lo
posible, y luego tomamos todas las precauciones posibles para que el mundo
no se beneficie con nuestra muerte. Este último acto de nuestra vida rara vez
desmiente el teno r p revio de la misma en cuanto a estupidez, cap richo y
rencor sin sentido». 1
Pero son frecuentes en este autor las generaliz aciones extravagantes, y los
testadores encontrarán algún consuelo en lo que Hazlitt dice de los abogado s:
«Es ta rea del abogado confundir la verdad y la mentira en la mente de quie-
nes lo escuchan; y la consecuencia natural es que las confunde él mismo. Toma
su opinión justa o falsa de su escrito: su alma está en sus honorari os».2
1Hazlitt’s Works, Vol. VI, pág. 113.
2Ibid., Vol. III, pág. 163.

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