La configuración del campo de la política de tierras en Colombia - Tierra y género. Dilemas y obstáculos en los procesos de negociación de la política de tierras en Colombia - Libros y Revistas - VLEX 851268940

La configuración del campo de la política de tierras en Colombia

AutorMaría Fernanda Sañudo Pazos
Páginas51-87
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La información que se presenta en este aparte tiene como finalidad bri ndar elemen-
tos para comprender la configuración del campo de la política de tierra s en Colombia y
las característ icas que este ha ido tomando históricamente según la perspectiva teórica y
metodológica propuesta. En primer lugar, se evidenciará cómo el tipo de estructura de la
tenencia de la tierra que se configura según diversos f actores y los conflictos inherentes
tienen directa relación con la consolidación de una institucionalidad encaminada a
regular los aspectos relativos a la propiedad de la tierra. Además, se expondrá cómo,
en momentos coyunturales, dicha institucionalidad se ha constituido en escenario
para que diferentes agentes se enfrenten a fin de negociar los conflictos y construir
mecanismos para promover el acceso a la tierra. En seg undo lugar, mostraremos cómo
el acceso a la propiedad propició la formación de las clases sociales1, lo que está ínti-
mamente relacionado con la configuración de los agentes que más adelante tendrán
protagonismo en la negociación.
En este capítulo solamente se presentarán los principales aspectos de la configu-
ración del campo de la política de tierras y los rasgos que este ha ido adquiriendo.
Esta información nos permitirá contextualizar el posterior análisis de los procesos
de negociación que enmarcaron la formulación de las leyes de reforma agraria: 30
de 1988 y 160 de 1994.
1 Recordemos que en este tr abajo, las clases s ociales se definen se gún la perspect iva de Bourdieu (1984),
quien las conceptu aliza como “conjuntos de agente s ocupando posiciones simi lares que, situados en
condiciones simil ares y sometidos a condic ionamientos simila res, tienen todas las probabilid ades
de tener disposiciones e intere ses similares, lueg o de producir prácticas simi lares y parecidas toma s
de posición” (p. 38). Este conjunto de a gentes comparte maneras y modos de pe rcibir, nombrar y
construir l a realidad, dado que en general c omparten principios de visión y de división.
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María Fernanda Sañudo Pazos
acum ulac ión de l a t ier ra , es truct ur a de l a propi eda d
y cla ses soci al es ru ra les
2
Según Machado (2009), históricamente la estructura de la propiedad de la tierra
en Colombia3 se puede considerar bimoda l: por un lado, se presenta una elevada con-
centración de este recurso en pocas ma nos; por otro, el acceso de millones de personas
bajo la modalidad de minif undio. Los antecedentes de la configuración de tal modelo
deben ser rastreados en la serie de procesos económicos y políticos que se gestaron
durante la Colonia (periodo comprendido entre los años 1550 y 1810), específicamente
en la etapa correspondiente al reinado de los Borbones4 en España (siglo
xviii
).
Durante esta época se impulsa el capitalismo en territorio americano, el cual co-
menzó a ser concebido en una doble dimensión. Por un lado, como mercado para los
productos europeos; por otro, como proveedor de materias primas. En este contexto
sucede la transformación de la tierra en bien transable con el objetivo de incentivar
la agricultura de exportación.
Para ello fue necesaria una serie de arreglos institucionales, mediante los que se
propició la desintegración de resguardos5. Dicha medida operó como estrategia para
legitimar la concesión de tierras —y con ello el control y dominio de sus habitantes —
2 Si bien la configura ción de una estructura de la te nencia de la tierra en Colombia no tiene que ver
solamente con activ idades referentes a la producción agropecu aria, haremos énfasis en e sta, dado
que la conformación del c ampo de la política de tierra s en Colombia tiene que ver, principalmente,
con el acceso a la propied ad de la tierra para activid ades de producción de este tipo. Esto se puede
verificar rev isando las di ferentes leyes que se formul aron durante todo el sig lo
xx
, en las que se
puede entrever que la promoción y reg ulación del acces o a este recurso se re laciona sobre todo
con la producción agríc ola y ganadera. Además, la ag ricultura y la ganadería s e configuran como
principales ejes de l a actividad económica del paí s durante los siglos
xix
y
xx
.
3 Siguiendo a Machado ( 2002), esta se define como “un sistema de r elaciones jurídico -políticas de
dominio sobre la tierra , que adopta diferentes formas hi stóricas: unas f undamentadas en la propie-
dad (latif undio, minifundio, planta ción), otras en la tenencia precaria ( aparcería, arrendam iento,
colonato, etc.)” (p. 26).
4 Si bien se especifica que l a consolidación de la bimod alidad en la tenencia d e la tierra comienz a
con fuerza a pa rtir de la lleg ada y reinado de los Borbone s al trono de España , cabe resalt ar que
previamente, con la c onquista de América y la s primeras etapas de la C olonia, se habían instau rado
las condiciones pa ra el posterior despojo de la tierra y su acumul ación en pocas manos. Con esta
presunción es útil l lamar la atención sobre la creación de la figu ra de la encomienda, mediante la
cual se entreg aba a una persona un grupo considerable de pobl ación nativa. Estos, además de ser
sujetos para la eva ngelización, se constituyeron en m ano de obra.
5 El Resgua rdo es una institución legal soc iopolítica de origen colonial espa ñol en América. Surgió
para suplir la s necesidades de las ciudades colon iales, no solo de mano de obra sino también par a
la provisión de alimentos .
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La configu ración del campo de la polít ica de tierras en Colombia
a mujeres y hombres de origen español, criollos y “mestizos blanqueados”6, a quienes
se conminó al desarrollo de proce sos de explotación privada (sobre todo agrícola y ex-
tractivista). E sta táctica dio lugar a una serie de resultados estrecha mente relacionados7:
1. Una temprana configuración de clases sociales rurales. Por un lado, una
“aristocracia terrateniente” (Reyes, 1979), en cuyas manos se concentraron
las tierras más productivas, ubicadas muy cerca de los núcleos urbanos. Por
otro lado, se conformó un grueso de población flotante (indígenas y mestiz os).
Dadas las bajas posibilidades de ac ceso a la propiedad, estos se vieron obligados
a permanecer en los terrenos concesionados (en calidad de mano de obra)8 y
a conformar la pequeña propiedad privada en territorios altos y lejanos de los
núcleos urbanos (Zuleta, 1976).
2. La configuración temprana de la gran propiedad, que se ejemplifica con el
surgimiento de la hacienda, figura que, tal c omo especifica Colmenares (1997),
“coexistió con comunidades campesinas y se alimentó de ellas” (p. 43). Entre
uno y otro se estableció una especie de simbiosis que se alimentó del entramado
de relaciones sociales, políticas y económicas de carácter rural.
3. La tierra c omienza a ser percibida como un insumo clave para el desa rrollo de
actividades económicas media nte las cuales es viable la participación en circui-
tos de comercio internacional e intercolonial. Tovar (1980) establece que tanto
la demanda internacional de productos cárnicos, de c aña de azúcar y de cacao,
como la demanda interna de alimentos en relación con las necesidades de las
urbes y de los centros mineros afian zaron la producción agrícola y ganadera y,
con ello, transformaron el valor del suelo, que ahora se veía como bien transable.
4. La tierra comienza a constituirse en la principal fuente de poder económico y
de prestigio para quienes accedía n a grandes extensiones (latifundio). Muestra
de esto es que la clasificación social empieza a sustentarse, en gran parte, por
6 Se hace referencia a aque llas personas h ijas e hijos de españoles e i ndígenas, quiene s, además de
tener una tez más c lara, habían amasa do algún tipo de poder, que los legitimaba f rente al sistema
como sujetos de derecho a la propieda d.
7 Los aspectos r eferenciados varia ban en característica s a lo largo y ancho del país, en relación con
factores geogr áficos, con las d inámicas económicas y la s actividades productivas que se iba n ins-
tituyendo en cierta s zonas y con la presenci a de otras activ idades —como la m inería— y con el
tipo de población predomina nte en ciertas regiones. Esta v ariación también va a incidir en el tipo
de vínculo que se est ablecía entre los sin tierra o los habitante s del minifundio con la ha cienda. La
articul ación podía gravitar entre ser apa rceros, peones o arrendatar ios de tierra (Sañudo, 2000) .
8 Tanto los procesos de desintegr ación de los resguardos como los proc esos acelerados de mest ización
y el declive demográ fico de la población nativa coadyuva ron a la formación de una mano de obra
libre que, como lo plantea Colmen ares (1997), no estaba sujeta a las c argas del tributo que la C orona
impuso a los indígena s al comenzar la Colonia.
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