El despojo y las afectaciones de género en Colombia - Restitución de tierras, justicia de género y paz. Reflexiones sobre el potencial transformador de la política rural en Colombia - Libros y Revistas - VLEX 852737046

El despojo y las afectaciones de género en Colombia

AutorDonny Meertens
Páginas17-18
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EL DESPOJO Y LAS AFECTACIONES DE GÉNERO EN COLOMBIA
El despojo de tierras acompañó por décadas las disputas por el control territorial entre la guerrilla,
los paramilitares y las fuerzas armadas oficiales, en una dinámica compleja y extendida en el tiempo.
Se calcula que ocho millones de hectáreas de tierras fueron aba ndonadas por la población campesina
desp laza da. Pero el ab and ono era solo el com ienz o de una cade na que solí a term inar con un sin nú me-
ro de modalidades de despojo: ocupación armada en beneficio de élites locales; compra y venta masiva
de parcelas campesinas a bajo precio y con amenazas por nuevas empresas agroindustriales o extracti-
vas; reversa de antiguas parcelaciones de reforma agraria (consideradas baluartes de la subversión por
las élites locales); repoblamiento de algunas zonas con familias pobres reclutadas por los paramilita-
res en las ciudades cercanas para lograr una base social estratégica; legalización por vía fraudulenta y
connivencia de funcionarios corruptos (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2014, pp. 20, 33-50).
En esas dinámicas, que contribuyeron en muchas partes a una nueva concentración de la tierra, los
actores armados y no armados usaban los órdenes de género de la sociedad campesina a su favor,
aprovechando vulnerabilidades de las mujeres o ampliando sus repertorios de violencia hacia ellas: la
violencia sexual para espantar toda una comunidad y desalojarla de sus tierras; compra de parcelas a
viudas necesitadas y desplazadas en la ciudad para acumularlas en una nueva empresa agroindustrial;
prácticas familiares que permitían la apropiación de la tierra por la familia política de hombres cam-
pesinos asesinados, desalojando a sus viudas y huérfanas, prácticas que las relegaban a una vida de
desplazadas en la ciudad y además las inhibían de constituirse en solicitantes de restitución.
Ahora bien, estas afectaciones de género por el conflicto armado se dan en medio de las discrimi-
naciones históricas que las mujeres campesinas han experimentado: en la práctica social, aunque no
en la ley, la titularidad legítima de la tier ra se ha considerado propia de los hombre s y, por consig uien-
te, las mujeres campesinas solo ha n tenido acceso a los derechos sobre la tierra a través de su relación
con un hombre. Igualmente, las decisiones productivas y el control sobre los recursos suelen estar en
manos de los hombres, mientras que los aportes económicos y sociales del trabajo productivo y de
cuidado de las mujeres a las economías campesinas han sido poco reconocidos. Las políticas tradicio-
nales de reforma agraria y de desarrollo rural han copiado este esquema y durante muchos años han
tomado a la familia campesina encabezada por un hombre productor como base de sus programas;
esto es lo que Carmen Dina Deere y Magdalena León han llamado las políticas “familísticas”. Aun-
que este enfoque ha sido oficialmente abandonado, el nuevo discurso de justicia de género y acciones
afirmativas para mujeres jefas de hogar se enfrenta todavía a viejos imaginarios y prácticas sociales
discriminatorias (Deere y León, 2000; Meertens, 2006).

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