Enunciando lo monstruoso: pecado y crimen contra natura - Tránsitos nostálgicos: Habitando las posibilidades de lo trans y su vinculación errática con lo monstruoso - Libros y Revistas - VLEX 934594041

Enunciando lo monstruoso: pecado y crimen contra natura

AutorCatherine Bermejo Camacho
Páginas23-60
ENUNCIANDO LO MONSTRUOSO: PECADO
Y CRIMEN CONTRA NATURA
A manera de preámbulo
Mirar atrás. Regresar. La historicidad de nuestro pensamiento se ha
construido sobre ese ejercicio. Hegel, por ejemplo, nos lo recuerda en su
Filosofía del derecho (1821), cuando destaca la figura de la diosa griega
Atenea, a la que siempre vemos acompañada de un ave —el mochuelo
europeo— que se ha convertido en símbolo de la filosofía porque,
precisamente, “levanta el vuelo a la caída de la noche” (Hegel, 1975, p. 17).
La empresa del ave consiste en evaluar la trayectoria de su día, es decir, en
volar cuando ya ha regresado a mirar su pasado; su tarea es comprender una
realidad que acaba de desaparecer y que será “la negación de lo inmediato y
la vuelta en sí” (Hegel, 2005, p. 138). Por su parte, las reflexiones sobre el
Angelus Novus de Walter Benjamin en sus Tesis sobre la historia (1942) nos
llevan a un lugar similar con la metáfora del ángel de la historia (aunque
con una mirada crítica de la racionalidad histórica hegeliana y del
progreso):
El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado.
En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una
catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El
ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un
huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel
ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al
cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo.
Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso. (Benjamin, 1942/2013, p. 24)
Mientras que en Hegel hay una idea de perfectibilidad de lo humano
con la elevación del ave, en Benjamin, el ángel avanza contradictoriamente
hacia el futuro, pero con su mirada anclada en el pasado, es decir, la
acumulación de la ruina es el huracán que lo empuja. La crítica de
Benjamin en sus reflexiones sobre la historia, que nos vincula tanto con
Nietzsche como con Foucault, trae consigo la pregunta sobre el rasgo
contradictorio del presente, el carácter “vivo” del pasado y la relación que
establece la/el cientista social con este último cuando reflexiona sobre su
experiencia.
De esa manera, pensar el pasado en términos de las diferentes formas en
las que se ha encarnado una categoría es volver a hacerse esas preguntas.
Teniendo en cuenta lo anterior, el objetivo de este capítulo no es ir al pasado
para descubrir el origen de las experiencias de vida trans en nuestro
territorio, tampoco se pretende pensar en el origen del miedo, ni descubrir
qué fue aquello que vinculó a la disidencia sexual con la monstruosidad.
Este capítulo pretende evidenciar que cada vez que visitamos el pasado,
pretendiendo con ello ir al origen, ese concepto se vuelve más cuestionable.
Es decir, si bien nuestro presente es problemático, si bien podemos pensar
“ruina sobre ruina” en las catástrofes de encierro, marginación o
desaparición de cuerpos y experiencias disidentes, la comprensión de lo que
vivimos hoy no está dada por una visita erudita al pasado que muestre el
supuesto origen de nuestro presente. El ejercicio crítico es examinar los
múltiples orígenes que operan sobre el carácter contradictorio de nuestro
presente y reconocer que no podemos capturar el pasado como una imagen
o una verdad estática. Nuestras formas actuales de violencia y
discriminación contra la diferencia —que se erigen a partir del binarismo
sexual y de género—, no solamente son el resultado de muchos pasados, ni
el calco exacto de las prácticas históricas; nuestro presente corresponde a
una reactualización en la que podemos conocer el pasado no “tal como
verdaderamente fue” (Benjamin, 1942/2013, p. 22), sino tal como
ficcionalmente somos.
Las ciencias sociales y humanas han mostrado dicho carácter
contencioso entre el pasado y el presente. Como se evidencia, entre otros,
en el trabajo genealógico de Foucault en su Historia de la sexualidad, a
través de una reflexión constante sobre las condiciones de posibilidad de su
“nosotros” enunciativo. En Latinoamérica, tal vez sea Silvia Rivera
Cusicanqui quien haya reflexionado con más fuerza y premura sobre la
“profundidad del pasado” (Rivera Cusicanqui, 2010, p. 70) y las múltiples
estrategias con las que reproducimos prácticas coloniales a través de un
colonialismo interno. Y en Colombia, sin duda, la figura más visible para
este propósito ha sido el filósofo Santiago Castro-Gómez, quien a lo largo
de su obra —y con diferentes matices— nos ha interpelado sobre la difícil
tarea de narrar un pasado que está vivo, en las particularidades propias del
presente que lo acoge.
¿Cómo narrar, entonces, las condiciones de posibilidad enunciativas de
los crímenes de odio contra personas con experiencia de vida trans?, ¿cómo
narrar los múltiples orígenes que sostienen las manifestaciones contra la
ideología de género en nuestro país?, ¿cómo narrar la manera en la que los
discursos religiosos, jurídicos y científicos han hecho emerger una idea de
lo monstruoso, siempre enfrentada a un ideal masculino y heterosexual de
lo humano? Ese es el deseo de este capítulo. A manera de preámbulo, sin
embargo, se hace urgente visitar aquellos efectos que se articulan en nuestro
presente, recordando esa larga historia de herencias coloniales.
El miércoles 10 de agosto de 2016, los noticieros de Colombia, la
prensa, la radio y las redes sociales fueron inundados por el cubrimiento de
una marcha que se daba simultáneamente en catorce ciudades del país: la
marcha contra la ideología de género. En Bogotá, este acontecimiento
cobraba un significado particular porque sus manifestantes tenían como
destino el Ministerio de Educación Nacional. El clamor de aquellos que
marchaban se daba por la renuncia de la ministra, que, siendo abiertamente
lesbiana, osó proponer una cartilla que serviría como lineamiento para los
manuales de convivencia de las escuelas, evitando así el hostigamiento de
estudiantes con sexualidades e identidades de género no normativas.
El nombre de la cartilla era Ambientes escolares libres de
discriminación y llevaba como subtítulo Orientaciones sexuales e
identidades de género no hegemónicas en la escuela. Aspectos para la

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR