Fundir en un amplio molde el alma nacional: movimientos sociales y nacionalismo en Colombia - Formación de nación y educación - Libros y Revistas - VLEX 857136007

Fundir en un amplio molde el alma nacional: movimientos sociales y nacionalismo en Colombia

AutorAlejandro Álvarez Gallego
Cargo del AutorLicenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, magíster en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana y doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación de la UNED (España)
Páginas59-75
59
Capítulo V
FUNDIR EN UN AMPLIO MOLDE
EL ALMA NACIONAL:
MOVIMIENTOS SOCIALES Y NACIONALISMO
EN COLOMBIA
El movimiento nacionalista continental también se hizo fuerte
como reacción a la presencia cada vez más generalizada de los
intereses norteamericanos en la región. Estados Unidos se esta-
ba convirtiendo en una potencia mundial y su injerencia polí-
tica, económica y cultural se hacía manifiesta desde comienzos
del siglo.
En Colombia, la más grave afrenta cometida por Estados Uni-
dos en plena expansión imperialista fue la toma de Panamá. La
forma en que se apoderaron de este territorio dio cuenta exacta-
mente de una intención provocadora enmarcada en el contexto
de la afirmación de una nación sobre otra. El imperialismo en este
caso hacía parte del movimiento de afirmación de los Estados-
nación. Las invasiones que Estados Unidos realizaba en esa épo-
ca las hacía a nombre de su soberanía como nación libre, en una
política de expansión territorial.1 Era ese discurso nacionalista el
1 Michael Hardt y Antonio Negri lo sustentan en extenso en su novedoso plan-
teamiento, donde muestran que la era del imperialismo ha terminado y asisti-
mos a la era del Imperio, en la que los Estados-nación están dejando de existir.
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que ellos enarbolaban, y el sentimiento que los movilizaba era
el que por reacción se estimulaba en los países agredidos.
Frente a este hecho reaccionaron en Colombia todos aquellos
que defendieron proyectos nacionalistas, independientemente de
su sesgo ideológico. Laureano Gómez, líder conservador, con-
sideraba que había sido: “[…] el problema más grave y difícil
que haya tenido Colombia en sus noventa años de nación libre”
(Zalamea, 1990: 15).
Y para Eduardo Santos, su opuesto liberal:
[…] lo urgente hoy [24 de enero de 1914] es formar una vigorosa
conciencia nacional que respalde nuestros fueros de nación inde-
pendiente y oponga resistencia invencible a las pretensiones de los
poderosos (Zalamea, 1990: 16).
Como en el resto de Latinoamérica, la agresión norteameri-
cana hizo caer en cuenta que había un territorio y unos intereses
por defender, y que esto se hacía en nombre de la nación. Este
fenómeno ayudó a preguntarse por aquello que habría de darle
contenido a dicha nación. Con motivo de una conmemoración
del episodio de Panamá, Eduardo Santos escribió un mensaje en
1914 en un editorial de El Tiempo que se llevó a todos los colegios
y se difundió en las calles de las principales ciudades. Hacía un
llamado para llenar de contenido la idea de nación que a su juicio
había faltado en el momento de la invasión norteamericana. Para
Santos, la nación era una comunidad de recuerdos, un amplio sen-
timiento que se despertaría por una acción pedagógica en la que
se reunirían los grandes hechos que hubiera realizado el pueblo
bajo la orientación de grandes hombres. Por eso era importante
rendirles culto de manera que se formara la solidaridad nacional,
se fusionaran los espíritus y se fundiera en un amplio molde el
alma nacional. Había que encontrar los rasgos característicos de
“La soberanía del Estado-nación fue la piedra angular de los imperialismos que
construyeron las potencias europeas a lo largo de la era moderna […] El impe-
rialismo fue realmente una extensión de la soberanía de los Estados-nación […]
más allá de sus fronteras” (2002: 12).

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