Introducción - ¿Qué hacer con la ley y el orden? - Libros y Revistas - VLEX 1027070478

Introducción

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¿Q HACER CON LA LEY Y EL ORDEN?
INTRODUCCIÓN
DIEZ AÑOS DESPUÉS
Desde su publicación en 1984, ¿Qué hacer con la ley y el orden? se ha converti-
do en el texto que fundó la criminología “realista de izquierda”. El realismo de
izquierda nació como una plataforma política, como una orden a la izquierda
política para que “tomara el delito en serio” más que como una teoría acadé-
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1992; PARECE y TOMBS 1992), como de los problemas de los delitos de la calle,
tales como agresiones, robo en viviendas y violencia interpersonal, activida-
des que, conjuntamente consideradas, tienen un impacto real y destructivo en
las comunidades de la clase trabajadora y los pobres, que son quienes menos
capacidad tienen para combatirlas.
Cuando ¿Qué hacer con la ley y el orden? se publicó por primera vez, nuestra
opinión provocó mucha polémica. Con el paso del tiempo, sin embargo, nues-
tro análisis ha sido considerado bastante menos controvertido en relación al
aumento aparentemente inexorable de los delitos de la calle, así como a la pri-
vación económica y social que constituye su trasfondo, y a la crisis prolonga-
da y cada vez más profunda de la actuación policial. Nuestra opinión ha sido
desarrollada en publicaciones subsiguientes, de lo que se dan indicaciones en
la última parte de esta Introducción. Agradecemos a Pluto Press por la opor-
tunidad de reeditar ¿Qué hacer con la ley y el orden? y por la oportunidad de
incluir algunos breves comentarios acerca de la relevancia de sus argumentos
en relación a la situación actual.
1. EL AUMENTO DEL DELITO Y SUS CAUSAS
Desde la publicación de ¿Qué hacer con la ley y el orden?, los niveles de de-
litos urbanos en Inglaterra y en Gales se ha ido incrementando. El delito se
incrementó en un 35 % durante el período 1980-1985 y en un 25 % en el perío-
do 1985-1990. Sin embargo, los porcentajes no siempre nos permiten apreciar
la naturaleza del problema. Por ejemplo, el delito creció en un 68 % en el
período 1955-1960 y en un 49 % en el período 1960-1965: ambos índices son
mayores que los experimentados en la década de 1980. Pero si observamos los
aumentos cuantitativos reales, la estructura cambia. Durante los años 1955-60,
los delitos por cada 100.000 habitantes aumentaron en un 702 % y en un 856
% durante 1960-65. Pero cuando volvemos a la década de 1980, vemos que el
aumento en cifras es mayor, aunque como porcentaje sea menor. Así, en el
período 1980-85, los delitos por cada 100.000 aumentaron en 1.766 y durante
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JOHN LEA/JOCK YOUNG
1985-90, en 1.745. Esto es lo excepcional de los períodos recientes: grandes au-
mentos numéricos que se suman a los ya altos niveles del período 1960-1980.
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una suba real, y que lo que ha ocurrido es que ha disminuido la “cifra negra”
de los delitos no denunciados. En ¿Qué hacer con la ley y el orden? nos remiti-
mos a la primera Encuesta Británica sobre el Delito, del Ministerio del Interior
(BCS), para mostrar una cifra estimativa del nivel de delitos no denunciados.
Resulta claro que un nivel constante de delitos no denunciados habría queda-
do subsumido hace tiempo en los aumentos exponenciales en las estadísticas
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no tan altos, en general, como los niveles registrados por la policía, lo que
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BCS muestran que para delitos comparables, el aumento en el período 1981-
1991 fue de un 49 % contra un aumento de un 96 % de los delitos conocidos
por la policía (MATHEW et al., 1993). Sin embargo, una disparidad general tan
grande oculta similitudes importantes. Para los delitos contra la propiedad
(robo en vivienda y hurto), que componen la mayoría de los delitos que se
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vandalismo casi ninguna relación, siempre en el período de diez años. En los
Estados Unidos, donde se han utilizado encuestas de victimización durante
más tiempo, existen pruebas de que hay una relación íntima a lo largo de los
años entre la información que surge de las encuestas de victimización y las
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el número de delitos conocidos por la policía y los cambios que se producen
en el nivel real de delitos (FIELD 1991). Ya no resulta posible argumentar con
Geoff PEA RSON que: Lo que normalmente se conoce como “cifra negra” del

en los niveles de delito (tanto ascendentes como descendentes) son en gran
medida arriesgadas al azar... No hay manera de medir esta ‘cifra negra’ de
(PEARSON, 1983, p. 22). Por el contrario, nuestro conocimien-
to de la “cifra negra” por medio de los métodos de encuestas sociales muestra

¿Cuáles son las causas de un aumento tan importante de la criminalidad?
En ¿Qué hacer?, pusimos mucho énfasis en el papel de la privación relativa.
Sostuvimos que el delito no es la consecuencia de los niveles de pobreza ab-

por parte de la sociedad, del quedar excluido de “las recompensas” de la so-
ciedad capitalista (tanto de riquezas materiales como de prestigio o estatus
individual) y de quedar marginado de los canales legítimos para corregir el
desequilibrio. El énfasis en el carácter central de la privación relativa como
causa del delito resultó de importancia para nuestra argumentación por dos
razones.
En primer lugar, proporcionó una explicación de los motivos por los que
los índices de criminalidad aumentaron en forma continua durante el boom de
postguerra, cuando los niveles de ingresos y empleo subían en general. Con
el estado de bienestar social y la educación masiva diseminando el mito de

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