IV. El debate sobre la raza y el delito - ¿Qué hacer con la ley y el orden? - Libros y Revistas - VLEX 1027070603

IV. El debate sobre la raza y el delito

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¿Q HACER CON LA LEY Y EL ORDEN?
IV. EL DEBATE SOBRE LA RAZA Y EL DELI TO
La repetida edición, por parte de la Policía Metropolitana, de estadísticas
sobre el delito que implican distinciones étnicas para un determinado tipo de
delito denominado mugging   -
vamente la cuestión de la raza y el delito. La abrumadora respuesta de la
izquierda ha sido, acertadamente, deplorar la naturaleza política y parcial de
estas estadísticas y considerarlas un intento de alimentar el clima de pánico
moral, en el que puedan ignorarse las cuestiones planteadas en el Informe
Scarman y en la campaña del Concejo del Gran Londres por una autoridad
policial democrática. Esto ha provocado una reacción extrema por parte de
la prensa amarilla; por ejemplo, el periódico “Sun” publicó el titular Fuerte
impacto de delitos cometidos por negros y escribió sin comillas “El año pasado, en
(mug-
gings) que los blancos” (23 de marzo de 1983). Enumeremos ahora las razones
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tales como que de cada 19.258 robos en Londres, 10.960 fueron cometidos por
negros.
1. Se pone énfasis en un solo tipo de delitos entre un extenso catálogo de
delitos graves. El robo solo representa un 3 % del total de los delitos graves.
Con respecto a la gran mayoría de los delitos graves se ignora el hecho de que
existen mayores probabilidades de que sean cometidos por blancos y no por
negros. Se ignora el hecho de que los blancos tienen más probabilidades de
cometer la gran mayoría de los delitos graves y se nos presenta la imagen del
“delincuente negro”.
2. Muchos de estos delitos son cometidos con poco profesionalismo y son
de poca gravedad, pero la palabra “robo” sugiere algo de mayor envergadu-
ra. En una investigación del Home Ofice sobre mugging, por ejemplo, se des-
cubrió que el 54 % de las víctimas de este delito habían sufrido lesiones leves
tales como cortes y moretones, y solo un 3 % debieron ser internadas por más
de doce horas (“New Society”, 25 de marzo de 1983).
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-
les”. Al ubicar a delitos de esta última categoría en la primera, es fácil que las
cifras aumenten. El ejercicio de la discreción policial puede alterar fácilmente

registrarlos. Un estudio reciente, por ejemplo, sugiere que existió justamente
 
aumento de delitos de la calle en Brixton en 1981 (BLOM-COOPER y DRABBLE).
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JOHN LEA/JOCK YOUNG
4. Se ignora el hecho de que el mugging constituye una categoría muy poco
     
tradicional. Como muy bien explica el “Runnymede Trust Bulletin” (n° 143,
p. 8):
Mugging no constituye, sin embargo, un delito en la terminología
jurídica y no es una expresión que utilice la policía normalmente.
   
     -
cluye “arrebatos” en los que no se amenaza ni lesiona a la víctima
(7.330), robos en negocios abiertos al público (2.684) y “otros robos”

mugging, apenas un
31 % de la cifra que maneja la prensa, y solo un 0,9 % del total de los
delitos graves que se registran.
5. La estadística no nos muestra el origen étnico de las víctimas de delito,
contribuyendo a alimentar la ilusión de que son los blancos las víctimas de
los delitos cometidos por negros. Por supuesto, la mayoría de los delitos se
cometen dentro del mismo grupo racial y dentro de la misma clase social.
6. La estadística no contempla el hecho de que las estadísticas policiales son
en parte función de prejuicios por parte de la policía. Las cifras se nos presen-

En general, nos encontramos con una descripción extremadamente tenden-
ciosa del problema del delito, la que, sin lugar a dudas, contribuye conside-
rablemente a aumentar el temor racial en las comunidades que no son de
raza negra. Se trata de un ejemplo muy claro del tipo de histeria moral que
existe con respecto al delito y que ha tenido lugar a lo largo de todo este siglo.
La principal preocupación en la década de los años 1950 y 1960 fue el delito
cometido por los jóvenes de clase baja, trabajadora, y ahora la atención se ha
trasladado a los jóvenes negros.
Aun si las cifras fueran absolutamente exactas (y hemos visto que esto es
-
mitir al lector comprender su verdadera importancia. Las cifras no hablan
por sí mismas y hay muchos “contextos” racistas en los que se las insertará
inevitablemente si quienes presentan las estadísticas nos informan “inocente-
mente” que solo están publicando “los hechos”. Resulta esencial, por lo tanto,
       -
trarrestar el pánico moral que existe con respecto al delito y que sirve para
alimentar el racismo.
Sin embargo, la izquierda y los liberales han tenido a menudo una reacción
muy distinta a esta. En vez de estudiar las cifras con atención, de manera im-
parcial, y ponerlas en un contexto en el que puedan ser entendidas, han recha-
zado estos datos totalmente, con frecuencia de manera muy contradictoria.
O bien han cuestionado la validez de toda conexión entre delito y raza (por
ejemplo, BRIDGES y GILR OY), O bien han argumentado que el problema resulta
     -
para con los “delitos de los poderosos” (por ejemplo, HARMAN). BRIDGES y GIL-
ROY sugieren que toda vinculación entre las tasas de criminalidad y la raza es
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pura consecuencia de un prejuicio de la policía y que cualquier discusión en
sentido contrario le presta “apoyo intelectual a estereotipos racistas de la co-
munidad negra como una comunidad social y políticamente desorganizada”

adopta, parece asociar la discusión crítica con el silencio. ¡Como si el silencio
pudiera eliminar el miedo al delito o como si una negativa rotunda pudiera
liberarnos de los prejuicios raciales! Es precisamente este silencio lo que ha
puesto a la izquierda permanentemente a la defensiva y garantizado la hege-
 -
tión de la derecha debe comenzarse por reconocer simplemente que el delito
es un problema apremiante para los pobres y los negros, y que el control del
delito constituye una cuestión de primordial importancia para los socialistas.
Tal como hemos sostenido, en todas las sociedades industriales se brutaliza
a una pequeña minoría de los sectores oprimidos hasta llevarlos a la crimina-
      
especie de lucha política encubierta contra el sistema. BRIDGES y GILROY se re-
  
clase trabajadora (p. 35). Podría argumentarse que la muerte por asbestosis,
sin duda alguna una enfermedad causada por el capitalismo industrial, cons-
tituye algún tipo de actividad política. La idea de delito como un tipo de polí-
tica se basa en algunos mitos que necesitan eliminarse. Los delitos de la clase
trabajadora ocurren predominantemente entre personas de la misma clase y
de la misma raza. Una persona pobre tiene más probabilidades de robarle a
otra persona pobre que a un rico, un negro tiene más probabilidades de atacar
a otro negro que a un blanco, y un blanco tiene más probabilidades de atacar
a un blanco que a un negro. El 80 % de los delitos violentos que tienen como
consecuencia lesiones graves y el 62 % de los delitos que causan lesiones leves
ocurren entre personas de la misma raza (ver STEVENS y WILLIS).
La alta tasa de criminalidad de ciertos sectores minoritarios de la comu-
nidad negra está dirigida a esa misma comunidad. La cultura de la calle es,
por un lado, expresiva y liberadora, y por otro, individualista, depredadora
y machista. La obtención de ganancias por medio de actividades ilícitas no
es una actividad de ángeles; solo los románticos menos moderados podrían
creer algo así. Malcom X se refería a los delincuentes de la calle como “hienas
y lobos de la calle” y George JACKSON escribía a su madre desde la cárcel acerca
del delito entre personas de la misma raza en los siguientes términos:
A los hombres no se les ocurre nada más efectivo que regentear
prostitutas, jugar por dinero y cometer pequeños hurtos. He escu-
chado a hombres vanagloriarse de regentear mujeres negras y qui-
tarles el dinero de su subsidio a mujeres negras pobres. Me parece
odioso, desagradable.
En efecto, los socialistas, desde ENGELS en adelante, han considerado de
manera consistente que la gran mayoría de los delitos sirven para destruir a
la comunidad y deben ser resistidos. Sin embargo, estos idealistas solo tien-
      
comunicación dicen que el delito constituye un peligro, entonces, ciertamente
no lo es.

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