Introducción
Autor | Miguel Ángel Rincón Corredor |
Páginas | xi-xiii |
Introducción
A cientícos y tecnológicos están ca mbiando la
manera en que el ser humano se relaciona consigo mismo, con los otros y con
el mundo en general. La comunicación entre las personas se da cada vez más
mediada por una máquina en oca siones la máquina no solo es el medio que
permite la comunicación entre humanos, sino que es un agente de la comuni-
cación como tal. Además, se ha logrado crear robots de altísima compleji-
dad que cada vez adquieren mayor apariencia humana, lenguaje, capacidad de
raciocinio (inteligencia articia l) e incluso cuentan con autoconsciencia de su
cuerpo y capacidad de aprendizaje. Asimismo, la salud de los seres humanos
depende en modo creciente de las máquinas desde la conexión a disposi-
tivos externos, hasta cirugías a distancia ejecutadas por robots quirúrgicos,
pasando por la implantación de órganos articiales. Finalmente, gracias
a la ingeniería genética, a la biotecnología y a la robótica, el ser humano se
encuentra sufriendo transformaciones físicas: t rasplantes, prótesis, regenera-
ción celular, fecundación in vitro, criogenia y clonación, entre otras. Algunas
de estas transformaciones, en la cua les el hombre está en vías de lograr pro-
ducirse en masa y de perpetuar su vida biológicamente, fácticamente, más
allá de cualquier denuncia sobre la alienación o cosicación del hombre y de
cualquier pretensión de trascendencia permiten armar que no solo se está
modicando el cuerpo del hombre sino que el hombre mismo está siendo
transformado; razón por la cual resulta necesario repensar qué es el hombre,
visto en la situación actual que he desc rito.
El hecho de que la tecnología actual pueda modi car al ser humano, trans-
formarlo e incluso llegar a producirlo, pone en evidencia que el ser humano no
es algo estático, por el contrario, es algo plást ico que se puede autocongurar.
Por tal razón, Friedrich Nietzsche () arma en el aforismo de Más allá
del bien y del mal que “[…] el hombre es el animal aún no jado […]” (p. ).
Así, la respuesta a la pregunta por el hombre no puede ser denitiva en ningún
caso, ya que este cambia, se adapta y cad a vez más gracias a la técnica tiene
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