Los músicos de Bremen: Una reflexión jurídica a la luz de las clásicas instituciones del derecho privado y los nuevos desafíos del tráfico jurídico-económico - Una mirada jurídica a los cuentos de los hermanos Grimm - Segunda Parte - Libros y Revistas - VLEX 972352896

Los músicos de Bremen: Una reflexión jurídica a la luz de las clásicas instituciones del derecho privado y los nuevos desafíos del tráfico jurídico-económico

AutorGustavo Adolfo Beltrán Valencia
Cargo del AutorAbogado de la Universidad de Medellín
Páginas254-278
“—¡ Ah! —respondió el perro—. Como soy viejo y cada día me
siento más débil, ya no puedo cazar y mi amo quiere matarme. Por
eso he huido. ¿Cómo podré ganarme el pan?
—Voy a decírtelo —dijo el asno—. Voy a Brema; deseo ser músico
en esa ciudad. Ven conmigo y lo serás tú también. Yo tocaré el laúd;
tú, el tambor”.
Jacob Grimm y Wilhelm Grimm, “Los músicos de bremen”,
El mundo de los ni ños, vol. 2, Barcelona, Salvat Editores, 1983,
p. 11 0.
EL CUENTO
El cuento de los hermanos Grimm Los músicos de bremen plantea
cómo un burro, un perro, un gato y un gallo deciden abandonar a sus
amos, dado que estos ya los consideraban demasiado viejos e inútiles
para cumplir con sus deberes, dirigiéndose los animales a la ciudad
de Brema para desempeñarse como músicos y así ganarse su sustento.
Durante el trayecto divisaron una casa con unos ladrones, ante lo
cual decidieron ahuyentarlos —ingeniándose la forma de entrar a la casa
y asustarlos—; su estratagema consistió en colocarse uno encima del
otro, haciendo una algarabía tal que los ladrones salieron despavoridos
de la casa, creyendo que se trataba de una criatura monstruosa.
1. INTRODUCCIÓN
Dentro de los cuentos que los Hermanos Grimm publicaron, uno
de los más famosos es Los músicos de bremen o de brema, como también
se le conoce, el cual ha sido analizado desde el punto de vista de la
importancia de la cooperación para lograr las metas, no obstante, en
este escrito se analizará desde la óptica de como, a pesar del paso del
tiempo, los animales del cuento –que querían ser sacrificados por sus
amos por su supuesta “inutilidad y vejez”– aún tenían la capacidad de
reflex ionar y solucionar problemas.
Este cuento llevado al ámbito jurídico permite entonces reflexionar
sobre el hecho de que pese al transcurso del tiempo –y de los ingentes
avances tecnológicos de la actualidad– existen instituciones jurídicas
tradicionales que aún poseen la capacidad de hacerle frente a los retos
que las nuevas tecnologías nos presentan.
Es así como nuestro Código de Comercio –Decreto 410 de 1971–,
el cual nació como consecuencia de la concesión de facultades extraor-
dinarias otorgadas al gobierno nacional para que expidiera un régimen
normativo sistemático, unificado y en consonancia con las legislaciones
mercantiles más avanzadas de su tiempo, hoy en día, cinco décadas

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